La Virgen de Villadiego regresa a Peñaflor

Durante cinco meses ha estado retirada del culto para su restauración en el taller de Manuel Pedro Franco Rufino

María Montiel marmondua /
24 jun 2018 / 07:34 h - Actualizado: 24 jun 2018 / 09:12 h.
"Tradiciones"
  • La patrona de Peñaflor, la Virgen de Villadiego, tras la restauración. / El Correo
    La patrona de Peñaflor, la Virgen de Villadiego, tras la restauración. / El Correo

La patrona de Peñaflor, la Virgen de Villadiego, regresó este sábado a su casa tras una importante restauración con el fin de corregir problemas de conservación que presentaba. La sagrada imagen presentaba diferentes problemas debido al paso del tiempo, que han sido subsanados durante cinco meses en el taller de Manuel Pedro Franco Rufino. El proceso de restauración fue aprobado en cabildo general de hermanos y ha estado precedido de un riguroso proceso de estudio e investigación en el que no solo se han tenido en cuenta las necesidades de conservación de su materialidad, sino sus especiales condiciones de culto en una ermita del siglo XIII. El año pasado se planteó a la hermandad la necesidad de su restauración «ya que después de muchas romerías se observaba el desgaste» destaca Juan Antonio Plata, prioste de la hermandad. A este desgaste se sumaba el envejecimiento natural de los materiales y las operaciones de vestimenta de la imagen.

Las mayores alteraciones se concentraban en la policromía de manos y mascarilla. Además de la falta de adhesión de los estratos polícromos, presentaba numerosos golpes y roces provocados por el uso de anillos o cetro.

La Virgen de Villadiego, talla de Sebastián Santos, es una imagen neobarroca que vino a sustituir en 1937 a la destruida durante la Guerra Civil. Esta advocación es una de las más antiguas de Andalucía –pues está documentada desde 1319–, ubicándose de forma continuada en su ermita de Villadiego. En este lugar se celebraban desde los inicios del siglo XIV numerosas peregrinaciones para venerar a la Virgen, precedente de la romería que desde 1926 se celebra cada año, el 14 de agosto, y que ha pasado a ser una de las más populares y numerosas de la provincia.

Esta imagen es una talla de las denominadas de candelero, con mascarilla y manos policromadas realizadas en ciprés, mientras que el resto es pino de Flandes. Se trata de una obra sin parangón que representa una iconografía difícil de definir, pues la rareza de mostrarse sin niño, fruto de un error de interpretación histórica, la hace la más peculiar de cuantas representaciones existen en las inmediaciones. Representa sin duda a una imagen de la Virgen en majestad, iconografía que resaltaba más si cabe con las hoy desaparecidas ráfagas.

La restauración se ha basado en el principio de «mínima intervención, el respeto a la autenticidad de la obra, la inocuidad de los productos y materiales utilizados en los futuros tratamientos y en la reversibilidad de los procedimientos aplicados», según la ley de Patrimonio Histórico de Andalucía. Un proceso supervisado por la delegada de restauración de los bienes muebles del Arzobispado de Sevilla, Isabel Gamero.

La intervención ha permitido comprobar las capas polícromas conservadas, pues la imagen ha sido repintada en varias ocasiones, así como la inclinación del rostro, que fue alterado por el propio Santos poco después de su entrega en 1937.

Hay emoción en Peñaflor. Sin duda, esperaban con ganas a la patrona, que ya se encuentra en casa. Es la primera vez «que se restaura y que se encuentra fuera de su localidad» por lo que se anhelaba su vuelta a la ermita. Una devoción en la que han participado muchos vecinos con rifas y verbenas para costear la restauración, que ha ascendido a unos 6.000 euros. Un dinero invertido en la Virgen de Villadiego que volverá a las calles de su pueblo, de punta en blanco, en la fiesta grande de la localidad.