Tal vez influidos por la inspiración de un año tan pandémico, los responsables de la Asociación de Empresarios de Los Palacios y Villafranca (Asepavi) han decidido apostar por una bolsa reutilizable (de tela de algodón) que usen todos los comercios locales y contribuir así al respeto por el medioambiente. El reto no es hacer la bolsa en sí, que ya está hecha gracias al trabajo convertido en concurso de todos los escolares del pueblo, sino conseguir que todos los establecimientos palaciegos se sumen a la iniciativa y ofrezcan a sus clientes esta bolsa concreta que se lava y vuelve a servir. Es como la talega del pan de nuestras abuelas, en cuya época a ninguna se le hubiera ocurrido pagar cuatro o cinco céntimos por cada bolsa de plástico cada vez que iban al mercado. “Es una forma bastante definitiva de apostar por el reciclado y no contribuir a maltratar más el planeta”, ha dicho el presidente de Asepavi, Julio Moguer.

La concejala de Comercio, Maite Crespo, no solo ha acogido la iniciativa con entusiasmo, sino que ha formado parte del jurado que ha valorado los logos que los alumnos palaciegos han diseñado para estas bolsas. El certamen, que llevaba por título “Las tiendas de mi pueblo”, ha tenido bastante aceptación entre los colegios y el alumnado de 8 a 12 años. Los dibujos debían representar la idea del comercio local, la importancia del reciclado y el respeto por el entorno y el medio ambiente. Un tres en uno. Aunque el jurado lo ha tenido tan difícil que incluso ha seleccionado a tres finalistas (Nerea Calvo, del colegio María Doña; Carmen Mayo, del CEIP Félix Rodríguez de la Fuente; y Ana Casanueva, del concertado Las Nieves), que se han llevado 30 euros en material escolar, el ganador ha sido un chico del colegio de la pedanía de El Trobal, Las Palmeras, que ya ganó hace un par de años otro concurso para concienciar sobre el respeto a otros culturas y la inmigración: Mario Rodríguez Delgado. “Este chico es que tiene una mente maravillosa”, ha sentenciado otra representante de Asepavi, Encarni Díaz, satisfecha además de cómo ha quedado la obra de Mario en las bolsas que ya están adquiriendo los comercios del pueblo y para cuya generalización confían en un apoyo explícito del propio Ayuntamiento.

El creador de la idea del logo, el niño Mario, ha explicado a este periódico que la bolsa “tiene al planeta Tierra dentro, que hace referencia a que en nuestro planeta tiene que haber un equilibrio con ayuda de la conciencia del reciclaje”. “Es una bolsa fuerte en la que cabe todo”, ha añadido el chiquillo, “y por eso le dibujé los remaches por los bordes, mientras que las asas de la bolsa son las flechas importantes del reciclaje”. Desde luego no le falta simbolismo a estas bolsas en un pueblo cuyo eslogan histórico es La Unión: la de los comerciantes entre sí, la de los estudiantes pensando en cómo sintetizar las ideas ecológicas en un logo y la de Mario uniendo tres conceptos con los que el comercio local se siente identificado: calidad, cercanía y comodidad.