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Guerra en Ucrania

Los niños de San Juan de Aznalfarache mandan su cariño a los de Ucrania en forma de dibujos

La iniciativa de una maestra de la localidad se traduce en decenas de dibujos infantiles que ya viajan camino de los campamentos de refugiados

18 mar 2022 / 12:53 h - Actualizado: 18 mar 2022 / 12:57 h.
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Decenas de dibujos realizados por niños de San Juan de Aznalfarache viajan en cajas llenas de ayuda humanitaria con destino a los campamentos de refugiados, como respuesta a la idea de una maestra de uno de los colegios de la localidad.

Una idea que ha detallado a esta redacción Manuel Pérez, el dueño de un taller mecánico que, al inicio de los bombardeos, cedió a una asociación sevillana de ucranianos un local para que pudiesen almacenar la ayuda humanitaria que han ido enviando a los refugiados, con el que contactó una mujer justo cuando estaban empaquetando las cajas con la ayuda.

En ese momento, “me dijo que si habría posibilidad de que en las cajas se metiesen algunos dibujos para llevar a los niños en Ucrania”, lo que fue trasladado a una profesora de un colegio del pueblo.

Una carpeta llena de dibujos

Al día siguiente, “nos trajeron una carpeta llena de dibujos de todos los estilos, hechos por niños del pueblo para los de Ucrania”, que se han ido colocando en las cajas que hoy mismo han salido camino de los campamentos de refugiados de la frontera ucraniana.

Manuel Pérez ha concretado que la maestra contó a los niños en clase un cuento relacionado con la guerra, y le dio libertad a los pequeños para que dibujasen lo que quisieran, hasta el punto de que casi se ha podido colocar en cada caja un dibujo hecho por los pequeños del pueblo.

La historia del almacén que se está llenando de ayuda en este municipio sevillano tiene muchos matices. Se comenzó a gestar cuando, al inicio de la invasión rusa, los voluntarios ucranianos en Sevilla se quedaron sin espacio físico para guardar todo lo que les estaba llegando, e hicieron un llamamiento a través de las redes sociales.

Un taller sin taller

El llamamiento lo recogió Manuel Pérez, que ofreció enseguida un local de uno de sus talleres que no tenía uso hasta el momento. Además, les gestionó algunos vehículos y un aparcamiento para el camión de gran tonelaje destinado a cargar toda la ayuda necesaria.

Tan solo dos semanas después, en el almacén no cabe un alfiler. Cada día llegan cajas procedentes de distintos puntos de la provincia con el cariño de gente que deja en ellas alimentos, medicamentos o distintos artículos de primera necesidad.

Ahora, en esas cajas viajan los dibujos de los niños del pueblo, con mensajes en amarillo y azul dedicados a sus compañeros del otro lado del continente.