Para la cultura, siempre hay tiempo. No lo decían así textualmente Víctor Manuel y Ana Belén, pero se puede aplicar a cómo defiende a todo lo relacionado con la cultura el escritor valenciano Máximo Huerta, que este viernes inaugura la feria del libro de Bormujos, que sobrevive a la crisis de la COVID-19.
Camino de su cita con Bormujos, Huerta ha defendido hoy el valor de la cultura en momentos de crisis como los actuales, para sostener que, “en momentos tan amargados, agrios e incómodos, la salvación es la cultura y la lectura”. Huerta ha entendido “los libros nos sirven para inventar la vida, viajar, escapar...”, lo que, en parte, va a reflejar en la conferencia que abrirá la feria, que ha denominado ‘Hay que inventar la vida’.
Un título que “he cogido de mi escritora favorita, Ana María Matute, que en realidad la frase completa era ‘Hay que inventar la vida porque acaba siendo verdad’”, además de citar que hilará el acto con su último libro, ‘Con el amor bastaba’.
“Una vía de escape”
Sobre la situación actual y cómo la cultura puede ser una vía de escape, explica: “Sin darnos cuenta, que es una forma muy discreta de mostrarse la cultura, ponemos mas música, más series, leemos más libros, los releemos, disfrutamos de dibujantes, de pinturas, y todo eso porque la cultura nos entretiene”.
Ha reflexionado también sobre su paso por el Ministerio de Cultura, del que dimitió en junio de 2018 tras una semana en el cargo, indicando que, recuerda aquellos días, “con tranquilidad, y el recuerdo de una ilusión y una responsabilidad gigante que deposité”, aunque, dos años después, “no le doy mas vueltas”.
Ahora, explica que viaja con libros como ‘Normas de cortesía’, de Amor Towles, ambientada en el Nueva York de los años 30, que le sirve como parte del trabajo de su nueva novela, “porque viajo con mi ordenador, mi libreta, preparado para el trabajo”.
Pueblos pequeños, grandes ferias
Ha reflexionado, también, del hecho de que municipios relativamente pequeños como Bormujos mantengan su feria del libro: “Hay que dar la enhorabuena a este pueblo por hacer lo que tiene que hacer, que es mantener la feria, igual que se ha hecho en Badajoz, un barrio de Madrid y algunas ciudades”.
“Es un error anular las ferias, porque das a entender que el libro no es importante. Lo que hay que hacer es hacerlas seguras y con medidas anti COVID, porque la vida no se puede anular, y la cultura tampoco”.