La calle

Pastor solidario

Juan Vega Carrero es pastor desde la jubilación y ayuda en esta labor a su amigo Abelardo, enfermo del corazón

Paula Linero @PaulaLinero /
23 abr 2019 / 09:02 h - Actualizado: 23 abr 2019 / 09:18 h.
"La calle"
  • El pastor Juan Vega Carrero. / El Correo
    El pastor Juan Vega Carrero. / El Correo

Juan es escurridizo, delgado y ligero, costó varios días la localización del paseo con las ovejas y cabras, pero en la carretera A-8005 dirección Sevilla Tocina pudimos entablar conversación, breve, pero conversación agradable y gentil.

Lleva más de cinco años jubilado comenta, no concreta la edad. Más de cuatro años de pastor ayudando a su amigo Abelardo porque éste está enfermo. Ambos viudos. Sale a las once de la mañana con las ovejas, hasta antes de que se ponga el sol, tiene que guardarlas porque si no le denuncian, de hecho, estaba apurado porque le entretuvimos en la recogida, y el sol se iba. Muchas horas andado, unos ocho kilómetros de paseo de lunes a domingo sin descanso por festivos. “Estoy entretenido, es para no estar aburrido y ayudar a mi amigo, nada más”. ¿Lo más apurado que se ha visto?, “cuando parieron varias borregas a la vez, que no sabía donde acudir primero, porque siempre hay que ayudar”.

Preguntamos por el ganado, unas cincuenta ovejas y varios perros, el pastor explica que es para reproducción, los machos se venden para carne, y las hembras para reproducción. Y qué come durante las horas de pastoreo, pues un bocadillo, contesta Juan. Desde pequeño conoce al amigo Abelardo, trabajaron juntos en un cortijo de Alcalá del Río llamado Las Catalinas. “Ahora hay cursos para ser pastor, a nosotros ya por la experiencia no nos hace falta”. Y cuando no esté su amigo, “pues el día que falte mi amigo, se vende todo y ya está, visitaré a mis sobrinos de Málaga porque no tengo hijos”.

Se despide, pero preguntamos de nuevo por la edad, “vale, te digo la fecha, 1943, el día siete de abril, ajusta la cuenta”. Juan de 76 años y Abelardo con más de 80 siguen trabajando por placer, y por acompañar la “paguita chica” que les ha quedado.