Quijotes de las redes sociales

Change.org. La plataforma es uno de los referentes del ciberactivismo para lograr el cese de políticas o costumbres lesivas. Los ciudadanos proponen recoger firmas y el único límite es el respeto a la convivencia y el rechazo al uso o fomento de la violencia

25 ene 2017 / 20:20 h - Actualizado: 26 ene 2017 / 13:29 h.
"Sociedad","¿Yo decido?"
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La herencia de esta lucha, con fines a veces igual de hermosos, a veces tan pedestres como permitir a los perros montarse en el Metro de Barcelona, la tienen plataformas –no es la única– como Change.org, que a base de correos electrónicos dirigidos a las autoridades –ahora sí, fundamentalmente democráticas, aunque también hay campañas contra dictadores del presente– logra que la voz de la gente se superponga a variopintos intereses creados e injusticias.

Javier Sánchez, responsable de comunicación de la plataforma en España, explica que cada semana se crean unas 600 peticiones. Algunas consiguen su objetivo en 24 horas. Otras pueden tardar años. En todo caso, las inician «siempre los ciudadanos, nunca nosotros», apostilla, e insiste: «ellos son los responsables de los contenidos y, aunque en los términos de uso están descartadas las campañas que inciten a la violencia o al odio y revisamos todas las peticiones, cualquier usuario puede reportar un uso incorrecto, por ejemplo, ante un fraude, al igual que en Youtube o Facebook». Surge en la conversación la cuestión del caso Nadia, la niña enferma presuntamente explotada por sus padres. «No entramos a valorar esos contenidos», zanja Sánchez.

Eso sí, en Change.org pueden convivir campañas antagónicas –las hay taurinas y antitaurinas– e incluso, respetando los términos de uso, se puede iniciar una campaña para que se retire una campaña previa.

Primera victoria viral

Según su propia página web, Change.org fue fundada en 2007 «por dos estudiantes de la Universidad de Stanford (EEUU) que querían explorar el poder de internet para generar cambio social».

La empresa está hoy clasificada en ese país como industria que genera beneficios para la sociedad. Su primera campaña viral llegó desde Suráfrica: «una mujer sudafricana llamada Ndumi Funda usó Change.org desde un cibercafé en Ciudad del Cabo para iniciar una petición para acabar con las violaciones correctivas en su país. La petición se viralizó, llegó a las 171.000 firmas desde 175 países. El gobierno de ese país escuchó y creó una comisión parlamentaria».

En 2012, Change.org inició su expansión exterior, y abrió equipos en España, el Reino Unido y Australia.

Hoy, Change.org está presente en una veintena de países. Estos son algunos de sus logros en España, extraídos de su portal:

Osman, acogido

«Jorge Landete, bombero voluntario, reunió las firmas de más 160.000 personas para que Osman, niño afgano con parálisis cerebral, y su familia saliesen del infierno de Idomeni (Grecia) y empezar una nueva vida en Valencia».

Madrid accesible

«Juan Manuel Montilla, El Langui, acompañado por 134.000 firmas, se plantó ante los autobuses interurbanos de Madrid y consiguió que todas las sillas de ruedas y scooters puedan viajar en ellos».

Anorexia

«Anna tiene 17 años y conoce muchos casos de anorexia. Por eso no entendía que Inditex utilizase maniquíes anoréxicos en sus tiendas. En cuatro Inditex rectificó».

Patos torturados

«Fiorella consiguió que Roses (Girona) cancelara la empaitada d’ànecs (captura a nado de patos) y se declarase villa agradable con los animales».

Medicina compasiva

«Más de 250.000 personas firmaron la petición de la familia de Miguel para que la Generalitat Valenciana aprobara el tratamiento que necesitaba».

Ciegos y jueces

«Gabi consiguió que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) emitiera un informe sobre la posibilidad de que las personas ciegas a puedan ser jueces tras reunir 114.000 firmas».

Campañas en marcha

El blog de Change.org mantiene muchas campañas en paralelo que todavía no han acabado en victoria.

Deberes

Eva Bailén lleva recogiendo firmas contra los deberes desde octubre de 2016. Los considera «horas extras obligatorias» para los niños. Y ella no hizo deberes y argumenta que no se ha convertido en una nini.

Víctimas del aceite de colza

Los 20.000 envenenados en 1981 por el aceite de colza desnaturalizado que se vendía como aceite de oliva en le mayor fraude alimentario de la historia de España que sobreviven lo hacen entre terribles secuelas. Solo disponen de un médico en Madrid que conozca el llamado síndrome tóxico que padecen. Reclaman la creación de un centro de referencia médica donde se pueda seguir investigando y probando tratamientos para mejorar su calidad de vida.

La lista de campañas abiertas es interminable. Y su difusión por las redes sociales, muy viral. Si tiene perfil en Facebook o Twitter seguro que conoce muchas más en marcha.