Los Palacios y Villafranca, la patria chica de Joaquín Romero Murube (1904-1969), a la sazón el pueblo en el que nació y al que continuamente volvió para universalizarlo en su literatura, y no solo en Pueblo lejano (1954), continúa con las actividades programadas por la comisión organizadora de la celebración del 50º Aniversario de su muerte. Precisamente hoy, prácticamente en el mismo solar donde naciera el poeta y articulista, hoy restaurante Casa Moral, la televisión municipal ha grabado una tertulia con algunos expertos locales en su vida y obra para ser emitida este viernes día 15, que es cuando en rigor se cumpla el medio siglo de la muerte del autor de Los cielos que perdimos.
En la mesa redonda se han abordado multitud de asuntos relacionados con la vida y obra de un personaje singular y multifacético, pues Romero Murube no solo fue uno de los poetas más notables de Andalucía durante la posguerra, con títulos alabados por la crítica como Canción del amante andaluz (1941) o Tierra y canción (1948), sino un articulista sagaz que escribió en todos los periódicos sevillanos, especialmente en el ABC y en esta casa, El Correo de Andalucía. Joaquín fue también, desde 1934 y hasta el día de su muerte, conservador de los Reales Alcázares de Sevilla; mantuvo una relación personal y fructífera con algunos de los más afamados poetas de la Generación del 27, a la que perteneció por derecho propio desde su puesto de redactor jefe de la revista Mediodía, como Federico García Lorca, Luis Cernuda o Jorge Guillén, entre otros; fue comisario para la Defensa del Patrimonio de Andalucía Occidental, pregonero de la Semana Santa de Sevilla en 1944, edil de Fiestas de la ciudad y un exquisito defensor de la gracia de una urbe que convirtió en la musa de sus creaciones, en los rotativos y en libros ensayísticos tan emblemáticos como Sevilla en los labios (1938), Discurso de la mentira (1943) o Lejos y en la mano (1959).
El Ayuntamiento que preside Juan Manuel Valle (IU) tiene previsto, además, para conmemorar de un modo especial el día en que Joaquín falleció sorpresivamente en el Alcázar, tras volver de una cena, recolocar una de las placas del itinerario literario que puede hacerse en la localidad a través de fragmentos del libro más autónomo del palaciego. Esta placa, con un pasaje relativo a Los Cuatro Vientos y a la Unión de Los Palacios con Villafranca de la Marisma allá por 1836, se cayó hace más de una década con la destrucción del mítico bar Valencia. Cuando en su lugar se levantó la moderna cafetería Miratta no se recuperó, pero ahora, con motivo de esta efeméride redonda, y gracias a que el archivero municipal, Julio Mayo, consiguió salvarla en su momento de la piqueta, va a ser repuesta en su lugar original. Al acto está previsto que acuda el alcalde, el delegado de Educación, Manuel Carvajal, y una selección de alumnos del IES Almudeyne, que leerán un capítulo de Pueblo lejano y que preparan una conferencia coral sobre el escritor para el próximo Día de las Letras.