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Traslado por parte de los vecinos del Santo Patrón de Los Corrales, Santiago Apóstol. / El Correo
Los vecinos de la localidad sevillana de Los Corrales ya cuentan de nuevo con uno de sus símbolos religiosos más importantes gracias a la labor de escultor local Andrés Zamora, que en su día se propuso terminar con el hueco existente en la iglesia desde hace más de 30 años, y ha conseguido sacar adelante toda una obra de arte, que este domingo era trasladada oficialmente al templo, para que cualquier persona lo pueda ver en el día a día de su iglesia.
De esta forma, Santiago Apóstol vuelve a presidir la iglesia que lleva su nombre, una talla hecha por Andrés Zamora, mientras que el policromado, postizos y vestimenta es obra de su hermana Olimpia. Ella se ha encargado de la pintura, la ropa y los postizos, con doble mérito, ya que ambos sin autodidactas. Todo se completa con el hecho de que la madera usada es de un ciprés de un campo de la localidad.
Santiago Apóstol vuelve a presidir la iglesia que lleva su nombre. / El Correo
La localidad vivió este domingo una jornada histórica, con el traslado por parte de los vecinos, y la misa y la bendición del Santo Patrón de Los Corrales a cargo del párroco, Andrés Pablo Guija Rodríguez.
El pueblo se volcó y fue trasladado por hombres y mujeres hasta la Casa de la Virgen del Buensuceso, patrona de Los Corrales, y de allí pasó a la iglesia y fue bendecido. El Coro del Buensuceso y la cantante Ana Reverte -vecina de la localidad y hermana de los autores de la obra- cantaron el himno creado por la artista, que en breve se grabará en los estudios Domi de Morón de la Frontera.
Y todo, en una jornada de acompañamiento por la Agrupación Musical Juvenil e infantil Virgen del Buensuceso, en una población que, por cierto, tiene 4.000 habitantes y hay una agrupación musical de más de cien músicos, aparte la juvenil e infantil, que son ya más de 50.
Historia
Traslado por parte de los vecinos del Santo Patrón de Los Corrales, Santiago Apóstol. / El Correo
En Los Corrales, los vecinos recuerdan que hace años había una imagen del patrón, en la iglesia, que terminó en alguna vivienda, sin saber cuál, aunque sí es verdad que era una imagen del típico “matamoros”, muy distinta del santo conciliador que ahora tienen en su iglesia.
Además de los tres hermanos citados, la cuarta parte de este historia la firma el cuarto, Antonio Zamora, escritor y fotógrafo, que ha glosado la figura y el trabajo de sus hermanos, destacando la importancia de su trabajo a la hora de aportar este patrimonio al pueblo, porque “todos sabemos en el fondo que la memoria es etérea e inconsistente como la niebla, de la que extraemos imágenes más o menos nítidas que interpretamos para dar un sentido lineal a nuestra existencia”.
Zamora recuerda, sobre la antigua imagen, “la acción beligerante de un Santiago montado en su caballo blanco, tan agresivo como su dueño, ensartando a un moro con su lanza después de arrollar a dos moros más. La rabia en la cara del santo y de su caballo y el horror en el rostro de las víctimas, cimentó un recuerdo impregnado de una sensación desasosegante que aún habita fragmentado en algún lugar de los páramos difusos de mi memoria”.
Ahora, se ha acabado la espera, y los vecinos ya cuentan de nuevo con la imagen de su patrón en la iglesia.