Sevilla, que lleva más muertos por coronavirus que ninguna otra provincia de Andalucía, y con diferencia –solo Málaga se le acerca con algo más de 500-, acaba de superar hoy los 600. Sin embargo, ese mismo contraste entre la mortalidad del virus en Sevilla y el resto de la región se da también internamente. De hecho, de esos 600 muertos hasta ahora, 250 han sido solo en la capital, mientras que otro tercio del total lo integran fallecidos de solo una decena de municipios sevillanos, de los 105 que hay.
El pueblo que se lleva la triste palma es, sin duda, San Juan de Aznalfarache, con 39 muertos hasta ahora, en pleno Aljarafe sevillano, comarca a la que el COVID-19 ha maltratado de manera rotunda. Aunque la tasa de fallecidos por cada 100.000 habitantes ha bajado considerablemente y se sitúa ahora en 621 (solo ligeramente por encima de la media provincial), solo en la última semana se han registrado allí 63 positivos. Otra localidad aljarafeña, Mairena, lleva ya 28 muertos, y la preocupación es creciente si se tiene en cuenta que solo en los últimos siete días han surgido 117 positivos nuevos. Hay otros pueblos del Aljarafe que, aunque paradójicamente tengan a cero el contador de defunciones por este motivo, han visto dispararse la tasa de contagios en las dos últimas semanas, como Umbrete, que sitúa este indicador en 1.068 casos por cada 100.000 habitantes; Huévar (en 1.094); Benacazón (1.008); Carrión de los Céspedes (982) o Aznalcázar (697).
Al margen del Aljarafe, el número de fallecidos que copa ese tercio del total provincial se reparten en solo unos pocos pueblos: Utrera, que lleva 24; Dos Hermanas y Alcalá de Guadaíra, donde se han registrado 20 en cada uno; Arahal, con 17; Écija, con 13; Lebrija, con 16; Los Palacios y Villafranca, con 12; La Rinconada, con 11; y Morón de la Frontera, con otros 11. La mayoría del resto de pueblos han contabilizado bastante menos muertos, incluso algunos bastante grandes como pueden ser los casos de Camas (27.500 habitantes y solo 4 muertos), Coria del Río (más de 30.000 habitantes y solo 5 fallecidos) y Osuna (17.500 habitantes y solo un fallecido).
La mitad de los pueblos, sin fallecidos
Otro dato curioso es que casi la mitad de los municipios de la provincia de Sevilla, concretamente 45, es decir, un 43% del total, no ha registrado ningún fallecido aún. Sin embargo, muchos de esos pueblos han visto aumentar su tasa de contagio vertiginosamente solo en la última semana, como Alcalá del Río, un pueblo de 12.000 habitantes que ha visto cómo su tasa ha escalado a 1.030 después de que en la última semana hayan surgido 50 positivos. Algo parecido ha ocurrido en Constantina (5.800 habitantes), cuya tasa se ha colocado en 1.085 después de 45 positivos en los últimos siete días. Las tasas siguen aumentando llamativamente incluso en pueblos más pequeños como Aguadulce (una tasa de 1.584 positivos por cada 100.000 habitantes), Pedrera (su tasa es de 1.076), El Saucejo (840), El Rubio (704, exactamente la misma tasa que Los Palacios y Villafranca, pero con 12 veces menos población), Marinaleda (723), Martín de la Jara (665) o Los Corrales (659).
Todos estos datos contrastan también con pueblos relativamente apartados y con poquísimos habitantes que, sin embargo, han tenido cierta mortalidad, como es el caso de Algámitas, que con poco más de mil habitantes lleva ya cuatro fallecidos por COVID-19; o Herrera, que con algo más de 6.000 habitantes lleva otras cuatro defunciones por el mismo motivo. Todo lo cual demuestra que el virus, al que ya temen con razón la sociedad y las administraciones, no se atiene a demasiadas lógicas.