Tras 150 años mudo, la gente podrá escuchar el día de Navidad el órgano histórico de Lebrija

Cuatro años ha durado la restauración integral de este monumental instrumento, a cargo de Abraham Martínez

El histórico órgano de Lebrija.

El histórico órgano de Lebrija. / Rosa Cárcela

Rosa Cárcela

Tras un arduo y laborioso proceso de restauración, uno de los órganos históricos más importantes de la provincia de Sevilla, situado en Lebrija, está listo para ser escuchado, tras 150 años mudo. El artífice es el músico sevillano Abraham Martínez Fernández, maestro organero, restaurador y constructor de estos impresionantes instrumentos musicales, además de director de la Fundación Alqvimia Musicae. El día de la Natividad del Señor, 25 de diciembre, tiene lugar la bendición de este órgano de la Iglesia Nuestra Señora de La Oliva. El concierto inaugural, propiamente dicho, será el próximo 13 de noviembre, a las 12:30 horas. El órgano de Lebrija lo construyó Diego de Orío en el siglo XVIII, el único realizado por este afamado organero de La Rioja que se conserva en Andalucía.

El 25 de diciembre, a las 20:00 horas, es la bendición del espectacular órgano de 1728 con una liturgia muy antigua, en la que Abraham Martínez efectuará unas improvisaciones para «despertarlo», tal y como dice el texto de la liturgia. A continuación se va a celebrar la solemne misa de Navidad en la que acompañarán al órgano la soprano Marián Pérez y el barítono David Lagares, ambos solistas internacionales de gran trayectoria. Es un acto religioso abierto a todas las personas que lo quieran disfrutar.

Asimismo, los días 1 y 6 de enero de 2024, en la misa de las 20:00 horas, se podrá disfrutar de la sonoridad del órgano de Lebrija y de las voces de los mencionados solistas, junto a la actuación el día de los Reyes Magos de la mezzo Nerea Berraondo.

Por su parte, el próximo sábado 13 de enero se ha programado en la Parroquia de La Oliva, a las 13:30 horas, el concierto inaugural que será espectacular, de entrada libre, en el que no sólo intervendrá el órgano, «sino que será acompañado por músicos amigos del artesano que le ha dado vida a esta criatura, como son Vicente Alcaide (trompeta barroca), Álvaro Garrido y Antonio Alcántara (percusión), Pili Morillo y Mari Ángeles Pérez (sopranos), Pablo Millán (alto), los tenores Emilio Gil, Germán Castro y Fran Escala, el barítono David Lagares, la mezzo Nerea Berraondo, Alfonso Padilla (saxofón), José Ángel Velázquez (viola) y Álvaro Ambrosio (violín).

«El órgano del riojano Diego de Orío pretende ser un instrumento no sólo para acompañar la liturgia, sino para enriquecer culturalmente a todas las personas que quieran acercarse en los muchos conciertos que se van a desarrollar a lo largo del año 2024 y siguientes. Para ello se ha iniciado la fundación de una «Orden de Caballeros y Damas de Órgano de Diego de Orío», que se responsabilizará de su mantenimiento anual y afinación, así como de patrocinar el ciclo anual de conciertos que se llevarán a cabo», comenta Abraham Martínez.

El órgano de Lebrija «es una obra única en el panorama organístico andaluz y lleva la firma de la autoría de Diego de Orío. Su restauración integral lo ha convertido en un instrumento del XVIII de una extraordinaria calidad, y que aumentado y evolucionado por otros grandes maestros continuadores de la escuela barroca de organería -Francisco Rodríguez (1.799) y Antonio Otín Calvete (1.815)-, lo dotan de más posibilidades sonoras, si cabe», explica Abraham Martínez.

En efecto, el órgano de la Parroquia de La Oliva (Lebrija) es una de las grandes tres grandes obras conservadas del maestro de órganos Diego de Orío (1665-1731). Empezó a construirlo en 1728, pero murió de forma imprevista en 1731 y fue enterrado en la Catedral de Sevilla. Los trabajos del órgano de Lebrija -que ya habían costado 8.559 reales-, fueron terminados por su hijo Pedro en 1736.

Tras 150 años mudo, nadie del pueblo vivo lo ha escuchado hasta ahora. La restauración del órgano de Lebrija comenzó en 2019 y ha sido ejecutada por el sevillano Abraham Martínez, quien ha ejercido también de profesor de estudios superiores de Órgano en varios conservatorios, así como de Música Sacra. Su labor artesanal se ha centrado en la parte interna y sonora del instrumento. También ha intervenido el taller de restauración 'Jorge Anillo', en lo referente a la caja o mueble del órgano. Además, de Carlos Castro, 'el sillero' -maestro carpintero local-, y Beatriz Rivas Blanco con su equipo (Lucía Núñez y Pedro González) en la policromía de los tubos de fachada.

«El órgano estaba en ruina total y ahora ha quedado nuevo. Todo restaurado y disponible para dar conciertos. La restauración ha consistido en una profunda reconstrucción de elementos ausentes: de los secretos de órgano (caja de madera llenas de minas por donde pasa el aire antes de llegar a los tubos), teclados, fuelles, estructuras internas, tubería, etcétera», aclara Martínez Fernández.

En cuanto a la cuestión económica, ha sido la parroquia de Nuestra Señora de la Oliva, el párroco D. Manuel Arroyo y sus fieles, quienes están asumiendo en su totalidad los costes de esta monumental obra, a través de numerosos esfuerzos e iniciativas, entre ellas la venta de dulces y de patatas fritas.

Según un estudio realizado por Abraham Martínez, Sevilla y su provincia acumulan el mayor patrimonio artístico-musical del mundo en cuanto a órganos históricos; es decir, que datan de los siglos XVII, XVIII y XIX. La mayoría están en mal estado de conservación y necesitan ser restaurados. La gente cree que donde hay más órganos es en Alemania, pero no es así.El gran patrimonio organístico sevillano es impresionante, ya que existen unos 140 instrumentos, 61 en la capital y 79 en la provincia.

En Sevilla capital alguno de los órganos más destacados y que están en uso están localizados en los conventos de Santa Marta (el de la Encarnación de las hermanas agustinas), Santa Ana y Santa Inés, así como en las iglesias de Santa Cruz y la Escuela de Cristo, y en iglesia desacralizada de San Luis de los Franceses, propiedad de la Diputación de Sevilla. Sin olvidar los órganos históricos de la Iglesia Colegial del Divino Salvador y de la Catedral. En la provincia, citamos los órganos de las iglesias de la Purísima Concepción de Gilena, de Nuestra Señora de la Asunción de Alcalá del Río, de San Juan Bautista de Marchena ambos del XVIII, así como el de Lebrija.

La Sevilla sacra, como bien ha escrito el catedrático Ramón Reig, puede ser un excelente reclamo no solo para personas de fuera, sino de la misma ciudad que desconocen las verdaderas joyas del patrimonio religioso, como son los órganos históricos. Es un factor muy relevante para el turismo de altura y de calidad al que la ciudad aspira.

Sevilla y su provincia podría convertirse a nivel mundial en un referente en este tema. Las iglesias y los conventos sevillanos albergan el mayor número de órganos históricos del mundo, en un 99% de los casos se encuentran en estos lugares. Hay que tener en cuenta que históricamente los órganos eran muy importantes en las celebraciones religiosas, servían para acompañar la liturgia y había un maestro organista. La Iglesia compraba el instrumento y el organista tenía un sueldo, hasta la Desamortización de Mendizábal que eliminó todo. Esta importante tradición cultural no se ha conservado, ni recuperado posteriormente. Sin embargo, otros países como Alemania sí dan mucha importancia a estas costumbres del pasado y potencian la utilización del órgano en centros religiosos y no religiosos.

En opinión de Abraham Martínez, «el órgano es capaz de elevarnos a lo más sublime cuando se le despierta. Se inventó hace más de 2.000 años y fue hasta el siglo XIX la pieza más compleja inventada por el hombre. Confluyen en él las artes de la música, la arquitectura, la física, la química, la artesanía de la piel, el metal. Es un compendio de todas las artes. Suelen tener un tamaño muy grande, aunque los hay de pequeños tamaños, en función de la época de construcción. En el Medievo eran pequeños, fue a partir de los siglos XVII, XVIII y XIX cuando se hacen más grandes e intentan imitar a las orquestas sinfónicas. Pueden llegar a ser del tamaño de un retablo. El órgano no es sólo un instrumento musical, es la máquina más compleja desde el siglo XIX, aunque la gente se crea que es una cosa fácil».