Un viacrucis entre encinas en la tierra prometida

El Cristo de los Vaqueros, primera talla de Ruiz Gijón, preside en la tarde de este domingo el rezo del ejercicio en los campos en los que se enclava la ermita de Escardiel de Castilblanco de los Arroyos

06 mar 2022 / 10:58 h - Actualizado: 06 mar 2022 / 11:02 h.
  • El viacrucis del Cristo de los Vaqueros se lleva a cabo en el entorno de la ermita de Escardiel (Foto: Francisco J. Domínguez)
    El viacrucis del Cristo de los Vaqueros se lleva a cabo en el entorno de la ermita de Escardiel (Foto: Francisco J. Domínguez)
  • La imagen es obra del escultor utrerano Ruiz Gijón (Foto: Francisco J. Domínguez)
    La imagen es obra del escultor utrerano Ruiz Gijón (Foto: Francisco J. Domínguez)
  • Este ejercicio cuaresmal recrea imágenes de la Semana Santa originaria (Foto: Francisco J. Domínguez)
    Este ejercicio cuaresmal recrea imágenes de la Semana Santa originaria (Foto: Francisco J. Domínguez)
  • El campo forma parte indisoluble de este viacrucis (Foto: Francisco J. Domínguez)
    El campo forma parte indisoluble de este viacrucis (Foto: Francisco J. Domínguez)

Hay un Cristo al que los vaqueros dieron su advocación proporcionando el aceite que mantenía prendida su lamparilla, en la ermita que lo cobija al filo de los caminos históricos de la trashumancia. Que sale hecho niño en brazos de su madre, la Virgen de Escardiel, para caminar entre encinares de vida desde su casa hasta Castilblanco. Hoy ese Cristo saldrá en viacrucis por los campos, en una de las manifestaciones más puras y primigenias de la Semana Santa originaria.

La dehesa castilblanqueña será este domingo la Vía Dolorosa que llevará al Cristo de los Vaqueros en un periplo desde su condena hasta la sepultura. El ejercicio más rezado de la Cuaresma adquiere en esta cita una dimensión especial, conectado al campo y a la tierra, a la devoción más auténtica y sincera, en un escenario único y privilegiado, y con una talla cargada de valía artística, de historia y de relato singular.

Antes del viacrucis se llevará a cabo una peregrinación desde el pueblo

Como cada año, la hermandad de Nuestra Señora de Escardiel llevará a cabo en este primer domingo de Cuaresma el viacrucis del Cristo de los Vaqueros por la finca en la que se asienta su ermita. La Virgen no estará acompañando a su hijo, pues se encuentra en la parroquia de Castilblanco en espera de su coronación canónica. Pero los escardieleros volverán a congregarse en el templo campestre para prepararse interiormente en este tiempo penitencial.

En esta ocasión, y tras no celebrarse por la pandemia, el viacrucis adquiere unas connotaciones especiales. Al hecho de no encontrarse la Virgen en la ermita se une que antes del rezo se llevará a cabo una peregrinación hasta el edificio sagrado. A las 15.00 horas se emprenderá el camino, que partirá desde la parroquia del Divino Salvador de Castilblanco de los Arroyos hasta “la Casa de la Santísima Virgen”, enclavada en la “tierra prometida del campo de Nuestra Señora”, como la denomina la hermandad y la sienten sus devotos.

Llegados al santuario serrano, a las 17.00 horas se celebrará la misa, oficiada por el párroco castilblanqueño, Pablo Colón. A su finalización, dará comienzo el ejercicio del viacrucis. La imagen del Cristo de los Vaqueros saldrá portada en unas sencillas andas por sus devotos, para ejecutar el rezo en el entorno de la ermita.

Talla de Ruiz Gijón que desapareció de la ermita y fue recuperada en Sevilla

Lejos del ruido, de las masificaciones, arraigado a la tierra, en plena naturaleza, esta viacrucis es una cita para no perderse. Los sonidos del campo serán el acompañamiento del rezo y los cantos cuaresmales de los devotos. Los pájaros, los insectos, la brisa y el sol serán parte de la contemplación de cada una de las catorce estaciones. Las encinas, los olivos, las piedras y las flores de una incipiente primavera serán altares para el descanso del Señor en cada momento de su Pasión. Con un suelo de tierra fértil donde plantar y abonar la fe, sin adoquines ni asfalto; sin edificios, calles o casas, este viacrucis evoca una Semana Santa perdida por el progreso. Una mirada al origen de aquellas ermitas extramuros hacia las que hace siglos caminaban los fieles para vivir en sus carnes el camino de Cristo hacia la cruz.

Así se ha conservado en Castilblanco, a 5 kilómetros del pueblo, en la ermita de la Virgen de Escardiel y con la primera imagen que tallara Francisco Antonio Ruiz Gijón. Una imagen con una historia singular. Ejecutada en 1677 por el escultor utrerano – cinco años antes que hiciera al sevillano Cristo de la Expiración, el Cachorro –, vino a suceder a otra anterior. Tras unos años de declive de la corporación, el Cristo desapareció de la ermita, reencontrándose en la parroquia de San Lucas Evangelista de Sevilla. El hallazgo del contrato de la hermandad con Ruiz Gijón y un decreto del entonces arzobispo Carlos Amigo permitió el retorno de la imagen a su pueblo, de donde marchó siendo un Cristo muerto y volvió vivo, tras una intervención que reformó su fisonomía y abrió sus ojos. Una profunda restauración en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) retiró los añadidos y modificaciones que desvirtuaban la talla. Si bien, la policromía presentaba lagunas, que los hermanos decidieron mantener como signo de la historia de la imagen.

La ermita se encuentra en una finca privada, por lo que el acceso solo es posible cuando hay cultos o actos de la hermandad. Es por ello que la entrada solo podrá llevarse a cabo por la conocida como “la cancela de la Pasá”, en el camino que recorre la Virgen en sus traslados al pueblo. Esta entrada permanecerá abierta desde las 16.00 horas y a ella se accede desde el kilómetro 16,5 de la carretera de Castilblanco a Almadén de la Plata (camino señalizado para el acceso a la Granja escuela El Encinar de Escardiel). Este será el acceso a la tierra prometida que el Cristo de los Vaqueros tiene reservada para sus devotos en este primer domingo cuaresmal.