Una noche en vela entre candelas en La Algaba

La víspera y madrugada del 8 de diciembre la localidad celebra los Candevelares, una tradición centenaria en torno a la Inmaculada, en la que se disfruta de la convivencia en torno al fuego

06 dic 2019 / 17:21 h - Actualizado: 10 dic 2019 / 10:26 h.
  • Una noche en vela entre candelas en La Algaba

Es La Algaba una villa inmaculista, que venera con fervor y arraigo a la Santísima Virgen, en su ermita de El Aral, bajo el título de Purísima Concepción. De la proclamación de su dogma se deriva una tradición, asentada como una fiesta más de la localidad, los Candevelares, que se celebran en la víspera y la madrugada del 8 de diciembre.

Una tradición surgida con el dogma de la Inmaculada

Se trata de una costumbre centenaria, que se remonta a 1854. Según refieren en la localidad, el día 7 de diciembre de aquel año los algabeños esperaban noticias sobre la definición dogmática de la Inmaculada Concepción de la Virgen. A buen seguro que, como Sevilla, la localidad habría sido fuerte defensora de la pureza de María, a quien ya veneraban en una imagen fechada en el siglo XVIII.

Esa noche y madrugada los vecinos la pasaron en vela, aguardando la confirmación del dogma, abrigados al calor de las fogatas. Con su proclamación nació también esta tradición, única y exclusiva de la localidad. “El hecho de velar a la Virgen con una candela le dio nombre, Candevelar, y actualmente es una costumbre arraigada que se ha ido legando de generación en generación”, explica el concejal de cultura, Juan Francisco Rodríguez.

Convivencia en torno a una candela en una noche de vigilia

El formato, con maneras de fiesta de convivencia, se ha conservado prácticamente como en su origen. Familias, grupos de amigos y vecinos de calle llevan a cabo su propio candevelar, llenándose el pueblo en esta noche de hogueras, en torno a las cuales se come, se bebe y se canta. Aunque su organización sea privada, esta fiesta no es cerrada. “La Algaba es un pueblo acogedor. Cualquier persona puede acercarse a las candelas y seguro que es bienvenido y se le ofrece comida y bebida”.

Las hogueras se preparan con tablas, maderas y paja. “Es costumbre rematarla con un ‘Júa’, un muñeco de trapo que acaba quemado y consumido en la candela”. Una práctica sin directrices que solo venía determinada por la fecha del calendario. Se llevaba a cabo de forma espontánea e improvisada en su fecha, y así se ha mantenido hasta nuestros días.

Una noche en vela entre candelas en La Algaba
Uno de los Candevelares que se celebran en la víspera y la madrugada del 8 de diciembre / Jesús Campos

Actualmente, “para velar por la seguridad”, el Ayuntamiento publica un bando donde establece “unas normas mínimas” y un plazo de registro. Entre las directrices que marca el consistorio se establece que las candelas no se sitúen en lugares de paso que interrumpan el tráfico, cerca de viviendas, materiales, cableado u otros elementos que puedan prender. “Junto con la Policía Local se examinan las solicitudes para aprobarlas o determinar si deben desplazarse del lugar señalado”.

Candevelares familiares, de hermandades y asociaciones y de establecimientos

Con este registro se pueden además contabilizar esta expresión de la idiosincrasia algabeña. En esta ocasión serán más de 20 los candevelares que arderán durante la víspera de la Inmaculada. Se constata que además de familias y amigos, las hermandades locales también apoyan el mantenimiento de esta tradición. Una de ellas es la hermandad del Rocío, cuyo candevelar – con barra, participación del coro y cante de villancicos – es uno de los que más auge está experimentando. Incluso bares y establecimientos de hostelería y ocio de la localidad tendrán el suyo.

Más allá de la regulación municipal, los candevelares mantienen su estilo propio. La costumbre marca que las candelas se enciendan al atardecer, y que la fiesta se alargue hasta la madrugada. De forma orientativa, el Ayuntamiento marca de 19.00 a 2.00 como horario recomendado, aunque su carácter popular “las alarga o acorta en función de las ganas de sus integrantes”.

El candevelar más grande se enciende en El Aral, junto a la ermita

El Aral, la pedanía y barrio de La Algaba donde se ubica la ermita de la Purísima, vive de forma especial esta velada. Junto a su ermita, que luce los colores celeste y blanco de la Inmaculada, comenzará la celebración de las vísperas con un concierto de la Banda sinfónica municipal de Tomares. Tras su finalización se prenderá el candevelar, en el solar aledaño al templo. Es, según fuentes municipales, una de las candelas más grandes de cuantas se encienden en la localidad en esta fiesta.

Con la candela encendida dará comienzo el rosario público y cantado por las calles de El Aral, organizado por la hermandad de la Purísima y presidido por el simpecado de la corporación. Este acto de culto público precederá tanto a la noche de vigilia como la función religiosa en honor a la Virgen en el día de su festividad, en la mañana del día 8.

La Purísima no es la patrona de La Algaba. Pero es “una devoción muy arraigada y extendida” entre los algabeños. Recibe culto en su ermita albiceleste y en el mes de abril es trasladada a la parroquia de la localidad para la dedicación de sus cultos anuales en el mes de mayo. La imagen letífica, coronada canónicamente en el año 2004, vuelve a su templo en romería, que se celebra en el mes de junio.

Los candevelares abren un intenso programa navideño que incluye conciertos, talleres, actividades infantiles, teatro y concurso, que se prolongará durante todo el mes y concluirá el día 5 de enero, con la cabalgata de Reyes Magos. Porque La Algaba da entre candelas “la bienvenida a la Navidad velando a la Virgen”.