Viernes Santo cargado de misticismo y recogimiento en El Pedroso

La Hermandad del Stmo. Cristo de la Misericordia y Ntra. Sra. de los Dolores procesionó en la única procesión que desfila en Semana Santa en El Pedroso. Este año las imágenes del Cristo y la Virgen fueron portadas en andas. Las tallas, anónimas y con siglos de historia, suponen un auténtico tesoro y todo un atractivo de esta corporación.

16 abr 2022 / 11:04 h - Actualizado: 16 abr 2022 / 11:08 h.
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Si algo ha puesto de manifiesto la pandemia durante estos dos años ha sido la fe inquebrantable y la devoción íntima de los cofrades. La resignación más pura y la esperanza en un desenlace óptimo estuvo presente en la suspensión traumática de 2020 y en la esperada, aunque no por ello menos dolorosa, de 2021. El cofrade llega a este nuevo escenario sabiendo que todo vuelve a ser igual, aunque a la vez todo ha cambiado. Pero también con mayor fortaleza mental para aceptar cualquier modificación que se le presente. Han sido dos años sin Semana Santa, por eso ahora hay que vivirla de un modo especial, con más intensidad, pero también con mayor pureza.

En El Pedroso tan solo un cortejo procesional se pone en la calle en Semana Santa. Es el de la Hermandad del Cristo de la Misericordia y Ntra. Sra. de los Dolores. Lo hace en la tarde noche del Viernes Santo y regala a la localidad un magnífico discurrir en el que se aglutinan promesas, actos de devoción, el nacimiento de la pasión cofrade y un sinfín de sensaciones que tan solo una celebración como esta puede albergar.

Salida en andas

Este año la estación de penitencia de esta hermandad ha presentado importantes novedades. La principal de ellas es que tanto el Cristo como la Virgen han procesionado, por primera vez, en andas, en lugar de hacerlo, como hasta antes del parón de la pandemia, en pasos. La ausencia de costaleros para portar ambos pasos ha imposibilitado llevar a cabo esta acción, por lo que finalmente se ha optado por las mencionadas andas para este 2022. No obstante, desde la Junta de Gobierno de la Hermandad aseguran que su intención es volver a procesionar en sus correspondientes pasos en años venideros.

Sea como sea, en pasos o en andas, lo cierto es que el Viernes Santo volvió a emocionar a los pedroseños y pedroseñas con el discurrir de sus imágenes por las calles. Su sola presencia fue suficiente para desplegar ese fervor enraizado y ese cúmulo de sentimientos que despiertan a su paso. Cuando la tarde teñía la fachada de la Parroquia de Ntra. Sra. de la Consolación de tonos anaranjados y el olor de la flor del azahar rezumaba en cada esquina de aquella plaza, se abrieron las puertas del templo y se puso con solemnidad la cruz de guía en la calle. Nazarenos con túnica y antifaz negro colmaron el instante y el silencio más puro lo inundó todo. Poco a poco el cortejo marcó su camino y el Cristo de la Misericordia se hizo presente ante la mirada congelada de todos los congregados en aquella salida. Sin correr, pero con paso cierto y decidido el Señor fue avanzando entre la gente a la vez que helaba corazones en una tarde de pura primavera en El Pedroso. Tras él vino otro tramo de nazarenos anunciando la salida, cómo no, de la Virgen de los Dolores, también en andas, también cargada de belleza.

Dos joyas cargadas de historia

Llegados a este punto, el pedroseño o pedroseña, o simplemente el espectador que desde cualquier punto ha llegado, mira con detenimiento el cortejo procesional y se da cuenta de lo mucho que posee. Pues una estación de penitencia, una procesión o una hermandad es algo más que un desfile cualquiera, o que una simple fiesta de primavera. Un evento de este tipo dice más por lo que es que por lo que parece. Y lo de este Viernes Santo en El Pedroso habla y muy bien de aquellos tesoros que, aunque a veces no los veamos, tenemos ante nuestros ojos. Para empezar la calidad de sus imágenes habla por sí sola. Se trata de dos tallas anónimas, la del Cristo de la Misericordia, atribuida a la escuela de La Roldana, aunque algunos expertos descartan tal autoría, datándolo a finales del siglo XV. La de Ntra. Sra. de los Dolores, esculpida en el siglo XVIII. En el cortejo de este viernes distaba entre ellos poca distancia. Entre la hechura de uno y otro casi tres siglos. He ahí la grandeza.

Y a ello hay que añadirle la historia que les ha traído hasta nuestros días. Son bien conocidos los desastres y mutilaciones sin sentido que la guerra civil dejó a su paso. Las imágenes religiosas pagaron aquel despropósito, aunque bastante de ellas lograron salvarse, en gran parte por la acción vecinal. Pasando por el acogimiento de los Cartujanos o varias manos humanas que evitaron aquel despropósito y a la vez permitieron que la historia continuara.

En siglos pasados fue conocida como Hermandad de la Vera Cruz y sus primeras reglas datan de 1728. Sin embargo, con el paso de los años, y sobre todo tras el conflicto bélico y su posterior organización, paso a denominarse Hermandad del Stmo. Cristo de la Misericorida y Ntra. Sra de los Dolores. Fue en 1952 y en dicha refundación tuvo mucho que ver Antonio Muñoz Núñez, quien fuera Jefe de Estación de El Pedroso. En torno a esta refundación se unieron los trabajadores del gremio del ferrocarril por lo que en aquel tiempo fue conocido como el Cristo de los ferroviarios. Ya en 1977 se uniría a la hermandad la imagen de la Virgen.

Misticismo y recogimiento

Toda esta historia se concentra en un instante, mientras por cualquiera de las calles del recorrido se respira misticismo y recogimiento. Este año, además, la corporación pidió que las mujeres que así lo desearan lucieran mantilla. Y este hecho también contribuyó a dotar de mayor solemnidad a la estación de penitencia que una vez sumergida en la noche envolvió a El Pedroso en un halo profundo de devoción cofrade inigualable. La música de capilla que este año sustituía a la banda de música tradicional contribuyó a ello.

Tal vez este año la procesión del Viernes Santo en El Pedroso haya variado sustancialmente, pero en pasos o en andas, con banda o sin ella, el fervor y la devoción de un pueblo sigue estando latente. La fe no se amilanó y algo nos dice que al Cristo de la Misericordia y la Virgen de los Dolores aún les queda muchas páginas de historia por escribir.