Era una delicia caminar por las calles de Villanueva del Ariscal la pasada noche y madrugada del 30 de abril a ayer 1 de mayo. Un clima excelente acompañaba a las personas -la mayoría jóvenes- que se organizaron para honrar sus tradiciones, esta vez la salida del Santísimo. Muchos ariscaleños deseaban con especial intensidad la llegada de este día tras el gran paréntesis de la pandemia, igual que anhelaban la salida de la Hermandad de la Vera Cruz que hizo su brillante estación de penitencia el pasado Viernes de Dolores.
Villanueva del Ariscal -casi 7.000 habitantes, a unos 12 kilómetros de Sevilla- es un lugar que no ha perdido ese sabor de sosiego y orden que uno espera cuando sale de la gran urbe. Su tranquilidad y su limpieza han sido siempre señas de identidad destacadas. Junto a ellas, su amor por las tradiciones. Ayer le tocó el turno a la salida del Santísimo Sacramento. El cartel anunciador lo decía: “Jesús Sacramentado saldrá al encuentro de los enfermos e impedidos de Nuestro pueblo, para entregarse a ellos a través de la comunión de su cuerpo y ayudarles a sanar su espíritu”.
Lo sorprendente fue cómo se organizaron las personas que se lanzaron a decorar las calles por las que pasó ayer el Santísimo. Cada cual sabía perfectamente su cometido y abundó la presencia de gente joven, esos jóvenes que rompen con el estereotipo de un segmento de población poseído por botellonas clandestinas o adicciones a un móvil. La síntesis entre veteranía y sabia nueva estaba servida.
Decoradores de las calles de Villanueva en la madrugada del 30 de abril al 1 de mayo. El Correo.
Jóvenes de Villanueva del Ariscal en la madrugada del 1 de mayo en la puerta de la parroquia de Santa María de las Nieves, en Villanueva del Ariscal, haciendo un alto en la decoración para la procesión de ayer. El Correo.
En plena tarea, un aspecto de adultos, jóvenes y un niño que ya va aprendiendo sus tradiciones. El Correo.
Las palmas se inclinan ya, de madrugada, esperando, como con respeto, el paso del Santísimo. Aún le faltaba el manto de flores formando símbolos religiosos en el centro de la calle Nueva, sobre el suelo. El trabajo fue concienzudo. El Correo.
Empezaba de madrugada también la decoración del Ayuntamiento con su altar frontal. El Correo.
A las 7 de la mañana de ayer el primer cohete anunciaba la solemnidad del día. Poco después el pasacalle de la banda municipal se dejaba sentir. No es extraño que en un mundo convulso las gentes defiendan e impulsen sus tradiciones. Es una reacción lógica ante tanta confusión y desenfreno, ante tanto vértigo. La Historia no se repite, no ha existido en toda la vida de la Humanidad un momento tan crucial como el presente que amenaza con remover e incluso destruir el pasado y el presente sin ofrecer todavía a cambio nada nuevo que no sea un materialismo excesivo. Y el humano necesita creer en algo y tener ilusiones, no puede estar a merced de una cantidad exagerada de elementos artificiales carentes de bendición temporal. El tiempo otorga honor, respeto, nobleza y valor a los acontecimientos que el mismo ser humano crea para su gozo interior. He ahí el significado de las tradiciones.
Ayer, 1 de mayo de 2022. Bajo palio avanza el símbolo católico de Dios por una de las calles de Villanueva del Ariscal. El Correo.
Varios espléndidos momentos del paso de su Divina Majestad por calles ariscaleñas. Flores, pétalos, incienso, devoción, ante aquello que no perece. El Correo.
El mundo que rodea a Sevilla en su área metropolitana -como es el caso de Villanueva del Ariscal- y gran parte de Sevilla, ofrecen a residentes y visitantes un rostro que muestra un aspecto crucial de nuestras raíces. Habrá que fundir estas raíces con los tiempos actuales. Pero no olvidarlas nunca porque esa huella es una de las principales que queda en nuestro interior cuando avanzan irremisiblemente los años. El pasado sirve para alimentar el presente y llenar de energías el futuro.