Álvaro Peregil bautiza con su nombre este establecimiento de alegres azulejos vecino de la calle Mateos Gagos. Nace a la sombra del éxito de su otra taberna, la Goleta, para ofrecer a sevillanos y forasteros una carta más amplia de tapas y caldos, aunque entre estos últimos sigue primando el vino de Naranja o el mosto de Manzanilla. La cocina de Álvaro Peregil conserva la tradición y el buen sabor de las recetas típicas sevillanas como la carrillada, la pavía de bacalao o las croquetas de pringá. Esencia de sevillanía que atrae a los turistas que pasean por el céntrico barrio de Santa Cruz y que disfrutan de comer bajo la sombra de los naranjos. Sin embargo, han sido los sevillanos quienes con su presencia han convertido a este establecimiento de corta edad en un clásico del tapeo.