PSIQUIATRÍA

Los trastornos mentales no se quedan en el cerebro: así afectan al resto de nuestro cuerpo

Existe un amplio porcentaje de enfermedades dermatológicas que tienen relación con los problemas de salud mental

Los trastornos mentales no se quedan en el cerebro: así afectan al resto de nuestro cuerpo

Los trastornos mentales no se quedan en el cerebro: así afectan al resto de nuestro cuerpo / Freepik

Rafa Sardiña

Rafa Sardiña

Existen múltiples factores implicados en el desarrollo de los trastornos mentales. Entre ellos encontramos factores hereditarios, y otros factores adquiridos, entre los que se encuentran los hábitos de vida, incluyendo el estrés, el ejercicio físico, el tipo de alimentación (mejor si seguimos la dieta mediterránea) o el consumo de alcohol o tabaco.

Sin embargo, para el doctor Federico David López Rodríguez, médico especialista en psiquiatría clínica y neuromodulación, “podemos decir que, en función del peso que tenga cada uno de estos factores en cada uno de nosotros, nos puede indicar un coeficiente de riesgo para desarrollar un trastorno mental a lo largo de la vida”,

“Sabemos que en unos trastornos el factor hereditario juega un papel determinante, con un peso específico superior, como es el caso del trastorno bipolar. En otros casos, como en determinados tipos de depresión o trastornos de ansiedad (que afecta al 6,7% de la población española), son más relevantes otros factores.

¿Cómo funciona el cerebro cuando existe un trastorno?

En el cerebro sano se producen sin cesar una infinidad de reacciones bioquímicas entre las neuronas, resalta el especialista, que ejerce su labor clínica e investigadora en la Unidad de Estimulación Cerebral del Instituto Andaluz de Salud Cerebral, y es director de Psiquiatría de grupo DICTEA, en Sevilla.

“Estas disponen de una zona específica para la transmisión del impulso nervioso, denominada sinapsis, a través de las cuales neurotransmisores como la serotonina, la noradrenalina o la dopamina, entre otros, se encargan de transmitir el "mensaje" del impulso nervioso”. Además, existe una comunicación constante a otro nivel, pues las diferentes áreas cerebrales, cada una de ellas conformada por miles de millones de estas neuronas, están en constante comunicación. 

Esto explica por qué nuestro cerebro, pese a representar solo el 2% del peso de nuestro cuerpo, es el responsable del 20% de nuestro gasto energético total. “En determinadas enfermedades, como la depresión, está demostrado que existe un desequilibrio en el funcionamiento de determinados circuitos cerebrales, como el caso del córtex cingulado anterior o el sistema límbico”.

Estudios por resonancia magnética funcional demuestran una disminución de la función cerebral. Por ello, “los estudios clínicos actuales se centran en el funcionamiento interno neuronal en estos trastornos; en este sentido, se han desarrollado nuevas terapias para trastornos psiquiátricos, como es el caso de los fármacos que actúan sobre el neurotransmisor glutamato”. 

Además, “cada vez sabemos más sobre la importancia del estrés oxidativo o el papel de la microbiota intestinal, y de cómo estas alteraciones en estos pueden influir en estas vías de señalización cerebral y, por tanto, de su relevancia en el tratamiento del trastorno mental”.

¿A qué otras partes del cuerpo afectan los trastornos mentales?

El sistema nervioso se encuentra íntimamente ligado a todo el organismo a través del sistema nervioso periférico. El doctor López Rodríguez señala que la influencia del trastorno mental puede afectar al individuo en su totalidad. 

De hecho, uno de los síntomas cardinales de la depresión es el cansancio, que afecta al individuo en su conjunto. Para estos casos “pueden indicarse además nuevos tratamientos para tratar el estrés oxidativo y el metabolismo celular como, por ejemplo, la Coenzima Q10 o el resveratrol, que es un potente antioxidante”.

Pero, “los ácidos grasos Omega 3 también han demostrado efectividad”. En el caso del sistema digestivo, “la comunicación es más intensa y constante, a través del nervio vago, además de una hiperespecialización del sistema nervioso en tubo digestivo  que a su vez interaccionan con el sistema inmunológico y la microbiota intestinal, que cada día tienen un papel más destacado en el trastorno mental”.

¿Tienen relación con las enfermedades dermatológicas?

El doctor incide en que existe un amplio porcentaje de enfermedades dermatológicas que tienen relación con los problemas de salud mental. “Uno de los casos más destacados es el de la psoriasis, en la que uno de los factores principales de su gravedad es la presencia de ánimo depresivo o ansiedad”.

Además, el prurito, lo que comúnmente conocemos como picor, “tiene una relación directa con alteraciones del estado de ánimo”. “Otro ejemplo destacado es el de la alopecia areata -en la que el sistema inmunitario ataca los folículos pilosos, que ocasiona pérdidas de pelo en la cabeza u otras partes del cuerpo-, y de su frecuente asociación al estrés”, insiste.

Somatizar: cuando la mente toma el control del cuerpo

El doctor López Rodríguez cuenta que “las somatizaciones son frecuentes, y de hecho se presentan en la vida cotidiana en personas sin enfermedades, pero que al atravesar periodos de estrés vital, pueden tener manifestaciones somáticas de dicho estrés ‘no resuelto’ mentalmente”. 

Y, para ello, pone un ejemplo frecuente: presentar pequeñas contracciones musculares repetidas en la zona alrededor de los ojos. Es un área que tiene especial sensibilidad para su excitabilidad, por lo que suele producirse con frecuencia. 

Otro caso es el de la alteración del ritmo intestinal, principalmente con diarrea (como puede ocurrir a un estudiante antes de un examen, por ejemplo).

Ser conscientes de que se está atravesando una situación estresante, y poner en marcha técnicas para disminuir el estrés, cómo planificar las tareas con suficiente antelación o realizar ejercicio físico como el yoga o meditación, pueden ser de ayuda.

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