La citología puede detectar el cáncer de ovario y otros falsos mitos de la enfermedad ‘silenciosa’

Cada año se diagnostican más de 3.500 casos de cáncer de ovario en España. Es una enfermedad en la que se forman células cancerosas en los tejidos de los ovarios. No es uno de los tumores más frecuentes, pero es la primera causa de mortalidad por cáncer ginecológico. 

Para proporcionar información clara y actualizada sobre esta enfermedad, una de las principales demandas de las asociaciones de pacientes, la Alianza MSD- AstraZeneca ha presentado este jueves el informe HEaLS (Evidencia en salud logrando larga supervivencia o por sus siglas en inglés Health Evidence achieving Long Survival).

Ana Peiró, directora médica de Oncología de AstraZeneca, ha explicado que “gracias al empleo de nuevas técnicas diagnósticas, el mayor conocimiento de la biología molecular tumoral y el desarrollo de nuevas terapias, nos han llevado a ver supervivencias libres de recaídas más tardes y largas supervivientes”.

Uno de los grandes problemas del cáncer de ovario es que, en su etapa inicial, suele cursar sin síntomas o con síntomas muy leves, por lo que en la mayoría de las ocasiones pasan inadvertidos y se confunden con procesos benignos. Como ha relatado Charo Hierro, presidenta de la Asociación de Afectados por Cáncer de Ovario y otros Tumores Ginecológicos (ASACO).

Un “peregrinaje” desde Atención Primaria a especialistas hasta “dar con el diagnóstico”. El cáncer de ovario es el tumor ginecológico más difícil de diagnosticar por la “falta de sospecha” en muchas de las mujeres.

Síntomas del cáncer de ovario que pasan inadvertidos

Es conocido por su capacidad de pasar inadvertido en sus etapas iniciales. Solo “da la cara” cuando avanza. Y entre los síntomas más frecuentes se incluyen:

• Distensión o hinchazón abdominal. Un aumento notable del tamaño del abdomen.
• Dolor en el área pélvica o abdominal. Sensación de presión o dolor en la zona inferior del vientre.
• Cambios en los hábitos intestinales. Estreñimiento o diarrea.
• Necesidad urgente o frecuente de orinar sin presentar infección urinaria.
• Sensación de saciedad rápida al comer, incluso después de pequeñas cantidades de comida.
• Fatiga. Cansancio que no se alivia con el descanso.

Con este informe, también se hace evidente la necesidad de que exista una “estrecha relación” entre el equipo médico y el paciente, como ha insistido Marisa Cots, presidenta de la Asociación Mama y Ovario Hereditario (AMOH). “Contar con una atención integral donde se traten los aspectos relacionados con el cáncer de ovario, tanto físicos como psíquicos”.

Los genes BRCA1 y BRCA2 son genes de alta penetrancia que se asocian con una mayor proporción de casos de cáncer de ovario hereditario. “Es una faena, pero a la vez es de gran ayuda para prevenir la enfermedad”.

Seis mitos del cáncer de ovario que debes conocer

Existen varios mitos erróneos que pueden generar confusión y ansiedad entre la población. Los expertos de la Alianza MSD-AstraZeneca, que se ha desarrollado con el aval de ocho sociedades científicas y asociaciones de pacientes, desmienten algunos de estos mitos basándose en la información más actualizada y la evidencia científica.

El cáncer de ovario solo afecta a mujeres mayores

El riesgo de cáncer de ovario aumenta con la edad y es más común en mujeres posmenopáusicas, pero puede afectar a personas de todas las edades. De hecho, hay casos de pacientes con menos de 40 años. Factores genéticos y familiares pueden incrementar el riesgo en mujeres más jóvenes. 

Tiene síntomas claros y tempranos

En sus etapas iniciales, el cáncer de ovario puede no presentar síntomas, o estos pueden ser tan vagos que se confundan fácilmente con enfermedades menos graves. Síntomas como el dolor abdominal, la hinchazón o la necesidad frecuente de orinar no son exclusivos del cáncer de ovario y es frecuente en otras patologías.

La citología cervical detecta el cáncer de ovario

Es el error más común. Tal y como ha subrayado Charo Hierro. “La citología (también conocida como test de Papanicolau) no es un método de detección para el cáncer de ovario, ya que para ello se necesita una ecografía vaginal”.

La detección temprana se basa en la vigilancia de los síntomas e identificar mujeres portadoras de mutaciones hereditarias.

El cáncer de ovario es una sentencia de muerte

El diagnóstico puede ser alarmante, pero en los últimos años se ha avanzado en los tratamientos y las estrategias de manejo que han mejora la tasa de supervivencia.

En la actualidad, aunque depende del tipo de cáncer de ovario, la supervivencia a cinco años ronda el 40%. El tratamiento temprano y personalizado es clave para un mejor pronóstico.

Todos los tumores en los ovarios son cancerosos

Algunos de ellos son benignos y no se propagan a otras partes del cuerpo. El diagnóstico a través de exámenes y pruebas específicas es crucial para determinar la naturaleza del tumor y el tratamiento más adecuado.

La dieta no cura el cáncer

La dieta saludable es importante para el bienestar general, pero no existe un plan de alimentación que cure el cáncer de ovario o culturizar otro tumor. La nutrición adecuada forma parte del tratamiento y manejo de la enfermedad, pero no reemplaza los tratamientos médicos científicamente comprobados.

Nuevos tratamientos para el cáncer de ovario

Los avances más destacados han sido en los tumores epiteliales serosos de alto grado, que son el subtipo más frecuente de cáncer de ovario y es la principal causa de mortalidad por cáncer ginecológico. 

Hasta el 50% de estos tumores de ovario presentan alteraciones en los genes relacionados con la reparación del ADN mediante el mecanismo de recombinación homóloga, de los que un 15-20% se deben a mutaciones en los genes BRCA1 o BRCA2. 

Esto está permitiendo avanzar en el tratamiento a las mujeres con estas mutaciones.

Y los inhibidores de la proteína PARP (olaparib, niraparib y rucaparib) han sido algunos de los fármacos que han provocado un cambio en el paradigma del tratamiento del cáncer de ovario con estas alteraciones. 

Asimismo, en los tumores en recaída, su empleo como mantenimiento tras respuesta a la quimioterapia ha permitido retrasar la progresión y aumentar la supervivencia global de las pacientes.