INFECCIOSAS
No cojas frío que te vas a poner malo... ¿es verdad o solo nos enferman los virus?
La respuesta es muy fácil, aunque a muchos les suene extraña: Lo que pone enfermo son los virus. No existe una relación causa-efecto entre el frío y los resfriados, por mucho que la gente lo dé por hecho
En cuestiones de salud, nos pasamos la vida escuchando a nuestras madres y abuelas aquello de que “no cojas frío”, “abrígate que te vas a poner malo”… y hemos acabado pensando que el frío es una de las cosas más peligrosas que existen.
Pero como desde la pandemia todos hemos aprendido mucho, y en nuestra vida ha entrado con fuerza la palabra virus como causante de todos los males, al menos en lo que respecta a la salud, la siguiente pregunta tiene mucha lógica:
¿El frío nos pone enfermos o son solo los virus?
La respuesta es muy fácil, aunque a muchos les suene extraña: Lo que pone enfermo son los virus.
Es imprescindible estar expuestos a un virus para pillar un catarro, resfriado o como queramos llamarlo.
Porque un resfriado es una infección viral de las vías respiratorias superiores. Y si no hay virus no hay infección. Y si no hay infección, no hay resfriado.
No existe una relación causa-efecto importante entre el frío y los resfriados, por mucho que la gente lo dé por hecho, y aunque parezca que la realidad nos lo ha confirmado cientos de veces.
Lo que sí es verdad es que son muchísimos los virus que nos pueden causar un resfriado común. Y que la mayoría de esos virus se reproducen y los encontramos sobre todo en los meses de invierno, es decir, cuándo y dónde hace frío.
Los sitios cerrados
Otro de los problemas que también provoca el frío es que pasamos mucho más tiempo en interiores que en la calle. Y los interiores no acostumbran a ser sitios amplios, de altos techos… Y tampoco suelen estar maravillosamente ventilados, precisamente porque hace frío.
Así que la mayoría de nosotros vamos a estar en espacios reducidos y muy juntitos, lo que facilita mucho el movimiento de los virus entre personas. Porque algunos de los que entren en esos lugares ya llevarán sus virus y provocarán contagios.
La parte mala de las calefacciones
Otro problema añadido está en la calefacción. Porque a la vez que mantenemos la casa caliente también secamos el ambiente, y en consecuencia se secan nuestras fosas nasales.
Y con los senos secos no hay buen flujo de moco nasal y se hace más difícil el trabajo del sistema inmunológico para frenar a los virus.
Además, la baja humedad interior puede promover la transmisión de la gripe.
Porque tal y como demostró una investigación de 2013, a baja humedad relativa, el virus de la gripe consigue la máxima infectividad, y a mayor humedad relativa se produce la inactivación del virus rápidamente después de toser o estornudar.
La explicación es que cuando hay mucha humedad, los virus que expulsamos con un estornudo, por ejemplo, se adhieren a las moléculas de agua que, al pesar más, caen al suelo antes de desencadenar una nueva infección.
Por el contrario, en una habitación seca esos virus de la gripe a menudo continúan flotando hasta que alcanza a una nueva víctima.
¿El frío puede influir algo?
Si no hay virus, no.
Pero hay algunos estudios realizados en laboratorio que sugieren que el frío influye indirectamente y podría debilitar el sistema inmunológico y hacernos más vulnerables a esos virus.
Por ejemplo, un estudio realizado en 2017 en la Universidad Mahidol, en Tailandia, encontró que cuando las células inmunes se enfrían son menos efectivas para combatir los virus, al menos en una placa de laboratorio. Y eso podría facilitar que los virus infectasen más.
Otro ejemplo lo encontramos en el virus Influenza, que es el virus de la gripe. Una investigación de 2008 encontró que los conejillos de indias enfermos de gripe tenían más probabilidades de contagiar a otros conejillos de indias a temperaturas más frías.
La razón descubierta en laboratorio está en la membrana externa del virus de la gripe, que está compuesta principalmente de moléculas conocidas como lípidos, que incluyen aceites, grasas, ceras y colesterol, y que no se mezclan con el agua.
Pues bien, a temperaturas frías, cercanas a los cero grados, la cubierta de estas moléculas se solidificó en un gel. Y eso les permite viajar más fácil de una persona a otra.
Luego, u una vez que entra en el cuerpo, nuestro calor derrite la cubierta y el virus se pone a infectar las células de su nuevo huésped.
Estos argumentos serían lo más cerca que podríamos estar de afirmar que «el frío nos pone malos».
Pero siempre y cuando hayas un virus que nos contagie. Porque sin virus no hay infección.
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