SALUD PÚBLICA

España está "dopada": cada vez se consumen más ansiolíticos y antidepresivos, el triple que hace 17 años

El consumo de hipnosedantes varía entre regiones, siendo Galicia, Canarias y Andalucía las que presentan el consumo más alto, mientras que Madrid tiene el más bajo

El consumo de hipnosedantes en España se triplica en 17 años / EPE

R. Sardiña

En España, el consumo de hipnosedantes, medicamentos utilizados para tratar el insomnio y la ansiedad, se ha convertido en una preocupación creciente para la Salud Pública.

Mourino y colaboradores, en el estudio Consumo de hipnosedantes en España: caracterización y tendencias temporales, 2005-2022, publicado recientemente en Gaceta Sanitaria, revista científica de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), analizan el consumo de hipnosedantes en España por sexo, edad y comunidad autónoma. Entre 2005 y 2022, el uso de estos medicamentos en la población de 15 a 64 años casi se triplicó, pasando del 3,7 % al 9,7 %.

Las investigadoras de la Universidad de Santiago de Compostela apuntan que el aumento en el diagnóstico de trastornos mentales, en particular la ansiedad y la depresión, especialmente tras la crisis económica y la pandemia de la COVID-19, podría haber disparado la demanda de hipnosedantes. Además, factores socioeconómicos como el desempleo y la precariedad laboral, junto con el fácil acceso a estos medicamentos, con prescripción médica y en ocasiones sin ella, han podido contribuir al crecimiento del consumo. También influyen otros factores, como la falta de cohabitación familiar y el consumo de tabaco o cannabis.

Archivo - España suspende en la protección de la salud mental de las personas trabajadoras: un 37% declara sufrir estrés, depresión o ansiedad causados por el trabajo. / UGT - Archivo

Las mujeres consumen más hipnosedantes que los hombres

Las mujeres son las principales consumidoras de hipnosedantes, destacando especialmente el grupo de entre 55 y 64 años, donde el consumo alcanzó el 21,4 % en 2022. La prevalencia de consumo en las mujeres es un 65 % mayor que en los hombres, con prevalencias del 12,1 % frente al 7,3 %, respectivamente. Esta variación podría estar relacionada con una mayor incidencia de diagnósticos de trastornos de somatización, ansiedad y depresión entre las mujeres, así como con su mayor predisposición a buscar ayuda profesional y una mayor concienciación sobre la salud mental.

El estudio también señala que la forma en la que se abordan los problemas de salud según el género podría contribuir a esta diferencia en el consumo. “A veces, el enfoque terapéutico con las pacientes se centra más en los aspectos psicológicos que en las causas físicas de sus síntomas, a diferencia de los hombres”, apuntan las autoras. Comprender estas diferencias es clave para diseñar estrategias de prevención e intervención más efectivas.

Desigualdades entre Comunidades Autónomas

El consumo de hipnosedantes varía notablemente entre las comunidades autónomas. En 2022, Galicia lideró la prevalencia con un 14,1 %, seguida por Canarias (13,6 %) y Andalucía (12,5 %), mientras que Madrid registró la prevalencia de consumo más baja (5,2 %). Estas diferencias reflejan no solo factores sociodemográficos, como el envejecimiento de la población, sino también desigualdades en la prevalencia de trastornos mentales y en las condiciones socioeconómicas.

Las comunidades con prevalencias más altas de depresión y ansiedad, según datos de la Encuesta Europea de Salud en España, como Galicia y Canarias, tienden a mostrar mayor consumo. Asimismo, regiones como Andalucía y Extremadura, que enfrentan altas tasas de desempleo, también destacan por un consumo elevado. Por el contrario, comunidades como Madrid, con menores índices de envejecimiento y mayor acceso a recursos socioeconómicos, presentan prevalencias más bajas.

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El uso excesivo de hipnosedantes no solo agrava las desigualdades en salud mental, sino que también supone un desafío para la sostenibilidad del sistema sanitario. Las autoras del estudio subrayan la necesidad de actualizar los planes regionales de adicciones para incluir el consumo de hipnosedantes como una prioridad, además de “promover estrategias preventivas y fomentar la colaboración entre autoridades sanitarias, profesionales sanitarios y la población para abordar las desigualdades en salud mental y asegurar una atención adecuada y una prescripción responsable”, concluyen.

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