Obesidad: no es una cuestión estética, es una cuestión de salud

Según los datos del Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE), la prevalencia de la obesidad en España es de un 21,6% y, según las estimaciones de Atlas de la Obesidad de la World Obesity Federation (WOF), en 2035 el 54% de la población mundial vivirá con sobrepeso u obesidad. Estos datos nos ponen sobreaviso de que estamos ante una enfermedad que cada vez afecta a una mayor parte de la población, catalogada por la OMS como una epidemia global que causa más de 1,3 millones de muertes al año en el mundo.

¿Qué es y cuáles son sus causas?

La obesidad no es una cuestión estética y tampoco es falta de voluntad. Se trata de una enfermedad de elevada prevalencia, compleja, multifactorial, crónica y recidivante, que se caracteriza por una acumulación de tejido adiposo disfuncional y está asociada con la aparición de diferentes complicaciones clínicas. Generalmente, la obesidad se mide con el Índice de Masa Corporal (IMC), que se consigue al dividir el peso en kilogramos entre la altura en metros al cuadrado. Se considera obesidad cuando el IMC es igual o superior a 30 kg/m². No obstante, este cálculo se considera simplista, ya que solo se basa en el peso y no tiene en cuenta otros factores como la composición corporal o la distribución de la grasa en el organismo. En la actualidad, se equipara el peso y el tamaño corporal con la salud, lo que fomenta el estigma sobre el peso. Empezar a usar un lenguaje inclusivo y focalizado en la persona, es primordial para que se anteponga su “ser” a su diagnóstico. Es decir, no describir a la persona por lo que es, sino por lo que “tiene”.

En la obesidad influyen múltiples factores, como la genética, el estilo de vida, el entorno, las emociones o la presencia de otras patologías. Estos factores pueden interactuar entre sí y provocar alteraciones en la regulación del apetito, el metabolismo, la composición corporal y la distribución del peso corporal. Además, muchos de estos factores no dependen de la propia persona, por lo que el control de la obesidad puede resultar una tarea difícil, a pesar de que se haga un gran esfuerzo por llevar una vida saludable, cuidar la alimentación y hacer ejercicio. Por eso, es tan importante profundizar en las razones por las que puede resultar difícil controlar la obesidad y empezar a abordar las causas subyacentes de esta enfermedad.

¿Cómo abordar la obesidad?

Más allá de reducir el peso, el principal objetivo para abordar la obesidad debe ser ganar en salud y reducir el riesgo de complicaciones asociadas al exceso de peso o tratar las ya presentes. Se sabe que la reducción de complicaciones varía en función del porcentaje aproximado de pérdida de peso conseguida. En este sentido, los expertos señalan que una disminución del 5% de peso, puede conseguir reducir el riesgo de hipertensión e hiperglucemia; una pérdida entre el 5 y el 10%, mejora la dislipemia o el hígado graso; y alrededor del 15%, impacta en la reducción de las complicaciones cardiovasculares.

El tratamiento de la obesidad es distinto para cada persona y puede abordarse desde diferentes áreas. El profesional médico es el que debe valorar la situación del paciente y evaluar las posibles complicaciones derivadas de la obesidad, así como las herramientas más adecuadas para tratarla en función de las características de cada paciente. Entre estas herramientas están la intervención sobre el estilo de vida, la farmacoterapia o la cirugía bariátrica.

En primer lugar, la intervención sobre el estilo de vida debe consistir en un plan de alimentación saludable, que resulte interesante para el paciente y que sea fácil de seguir. Además, se debe incluir actividad física, ya sea andar, ejercicios de fuerza o algún tipo de ejercicio que evite el sedentarismo. Por último, está demostrado que tiene mayor efectividad cuando se incluyen intervenciones conductuales que favorezcan un cambio de hábitos.

Otro de los tratamientos consiste en farmacoterapia, eso sí, siempre que esté prescrito por un profesional médico y que no esté enfocado en conseguir una finalidad estética. No debemos olvidar que la farmacoterapia debe combinarse con cambios en el estilo de vida para lograr y mantener la pérdida de grasa.

Por último, la cirugía bariátrica o metabólica puede ser una opción de tratamiento en el caso de personas que padezcan obesidad y estén dentro de unos rangos específicos de IMC y tengan otras complicaciones derivadas. Esta intervención consiste en realizar cambios en el tránsito y la anatomía del aparato digestivo.

Para tener éxito en el abordaje de la obesidad, debemos empezar a usar estrategias de promoción de la salud en lugar de centrarnos únicamente en el peso. Hay que dejar de lado el concepto “peso saludable” para conseguir un enfoque más integral que se centre en la salud y el bienestar de los pacientes. Estos cambios a la hora de abordar la obesidad, permitirán que haya cambios en el discurso social y, de esta forma, desaparecerán los mensajes estigmatizantes.