Describen una de las causas de la agresividad del cáncer de hígado

Comprender este mecanismo puede ayudar a diseñar estrategias para combatir el cáncer de hígado de peor pronóstico.

27 ene 2023 / 11:13 h - Actualizado: 27 ene 2023 / 12:07 h.
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La mayoría de las terapias contra el cáncer consisten en romper el ADN de las células tumorales pero algunas de estas células tienen una maquinaria de reparación tan eficaz que consiguen evadir el tratamiento. Ahora, un estudio ha descrito cómo funciona uno de esos sistemas de reparación.

Los detalles de la investigación -una colaboración entre Óscar Llorca, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Fernando Moreno-Herrero, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) y Puri Fortes, del CIMA-Universidad de Navarra- se han publicado en la revista Cell Reports.

Hace unos años, el equipo de Fortes descubrió que casi la mitad de los pacientes de carcinoma hepatocelular (el cáncer de hígado más común) producen una molécula de RNA, llamada NIHCOLE, que está sobre todo en los tumores más agresivos y se asocia con un mal pronóstico.

El equipo descubrió que NIHCOLE servía para reparar el ADN roto, y por eso la radioterapia resultaba menos efectiva en los tumores en que está presente. Pero al eliminar esta molécula, las células cancerígenas tratadas con radioterapia morían más fácilmente.

Lo que no sabían era cómo era el mecanismo molecular que permite a NIHCOLE reparar las roturas en el ADN.

El trabajo publicado en Cell Reports lo explica: NIHCOLE forma un puente que une los fragmentos del ADN roto.

“NIHCOLE interactúa simultáneamente con proteínas que reconocen los dos extremos de un DNA fragmentado, como si los grapara”, explican Llorca y Moreno-Herrero.

Comprender este mecanismo puede ayudar a diseñar estrategias para combatir el cáncer de hígado de peor pronóstico.

“El uso de fármacos inhibidores de NIHCOLE puede representar una terapia novedosa para el cáncer de hígado más frecuente”, indican.

Para entender cómo actúa NIHCOLE el grupo de Fernando Moreno-Herrero empleó pinzas magnéticas, una técnica de nanotecnología que permite estudiar las características físicas de las moléculas por separado.

El estudio muestra que NIHCOLE “confiere ventajas a las células tumorales ayudándolas en la reparación de roturas en el ADN, sosteniendo la proliferación maligna de las células cancerosas a pesar de la acumulación de daños en el DNA que resulta del estrés que produce la propia división celular”, afirman.

NIHCOLE no es una proteína sintetizada por un gen, sino una molécula de ADN, lo que, hace unos años, los biólogos llamaban ADN basura.

«Los científicos se quedaron atónitos cuando descubrieron que sólo el 2% de nuestro ADN contenía genes; ¿para qué servía el resto de nuestro genoma? Es impensable que el 98% del genoma sea ADN inútil. En la última década se ha demostrado que parte de este genoma oscuro produce moléculas de ADN muy largas, algunas con una función prevalente en cáncer”, explica Llorca.

NIHCOLE es una de ellas y cumple funciones se conocen desde hace muy poco y que aún maravillan a los biólogos. Sorprende también que basta un pequeño trozo de NIHCOLE para ejercer el efecto de grapa molecular.

“Esto permitiría desarrollar fármacos que bloqueen o distorsionen esta estructura, y así mejorar la eficacia de la radio o la quimioterapia en pacientes con cáncer”, subrayan los autores.