La Virgen de Guaditoca parte hacia su santuario en otra magnífica romería

Cuando Guaditoca se va una parte de Guadalcanal se va con ella. Es un sentimiento de pena que se entremezcla con la alegría de verla en la calle, en el camino y en su ermita. Es un día triste pero grande a la vez. Y es que el guadalcanalense sabe que, aunque se vaya siempre estará presente, pues aparece en cada oración y en cada deseo, en cada plegaria, en cada agradecimiento. Ella siempre está.

Este sábado, como marca la tradición, último de septiembre, Ntra. Sra. de Guaditoca, Patrona de Guadalcanal, partió hacia su santuario en la Vega del Encinar. A once kilómetros de la localidad, y donde permanecerá hasta el último sábado del mes de abril. Con motivo de tal traslado, Guadalcanal vivió su segunda romería del año.

Antes de que llegara este acto tan especial, la imagen de la patrona guadalcanalense presidió el altar mayor de la Parroquia de Santa María de la Asunción con motivo de la novena celebrada en su honor. El sábado anterior se celebró la Fiesta Principal de Instituto y este mismo viernes tenía lugar la misa de despedida. Ya en la medianoche se celebró el Santo Rosario cantado por el Coro Romero Ntra. Sra. de Guaditoca, y la Patrona permaneció toda la noche expuesta en veneración, ataviada de pastora, esperando que dieran las ocho de la mañana para salir hacia su ermita.

La gran novedad

Tradicionalmente la imagen de Ntra. Sra. de Guaditoca protagonizaba el viernes la procesión del traslado hasta el Convento del Espíritu Santo. Una procesión en la que la Virgen, vestida de reina y en su paso de procesión subía hasta el mencionado convento, donde permanecía toda la noche en la capilla, y desde ahí salía el viernes por la mañana. Sin embargo, en este 2023 se ha suprimido esta procesión y la Virgen ha salido directamente desde la Iglesia. Esta ha sido la principal novedad de la Romería de Septiembre de este año. La otra ha sido la ausencia de los tradicionales “cohetes” que anuncian el día grande en Guadalcanal antes de la partida. Esta ausencia ha tenido que ver con la sequía que padecemos y la no autorización por parte de la Junta de Andalucía.

Sin embargo, aunque no hubiera cohetes sí que hubo sonido ambiente para llamar a los guadalcanalenses a este acto tan especial, y es que poco antes de las ocho el repique de campanas se hizo presente en la Plaza de España y alrededores. Era mucho el ambiente que se respiraba en aquel entonces, pues los romeros que harían el camino, y aquellos que se querían despedir de la madre de Guadalcanal, se concentraban en la plaza para observar esta singular salida.

Una despedida muy especial

Puntual como el mismo reloj de la torre, llevaba a hombros por sus hermanos, el templete de la Virgen salió de la parroquia para gozo de todo el que la contemplaba. Un mar de aplausos la recibió y la comitiva se puso en marcha. Encabezaba la misma un grupo de caballistas que daban color y ambiente al cortejo, y un mar de personas que con lo necesario para un duro camino precedían a la Virgen. Tras la misma se dispuso las carriolas y jardineras que disfrutarían este camino.

Realizando el mismo trayecto que hiciera la virgen en procesión la noche antes en años anteriores, el cortejo salió de la Plaza de España y se fue por Muñoz Torrado hasta Mesones, para iniciar la ascensión después por López de Ayala hasta llegar al Espíritu Santo. Allí la virgen hizo una doble reverencia, primeramente, a la Casa Hermandad de las Tres Horas y, a continuación, a la que comparte la propia Hermandad de Ntra. Sra. de Guaditoca con la de Ntro. Padre Jesús y Ntra. Sra. de la Amargura. Dichas reverencias fueron acompañadas de cantos y vivas, así como los sucesivos aplausos.

Ya tan solo quedaba una última reverencia, la que realizó en la puerta de la capilla del Convento del Espíritu Santo. Una reverencia con coplas a capela y con un giro completo en el que la Virgen se volvió hacia su pueblo para despedirse hasta dentro de siete meses, cuando gloriosa regresa en una nueva romería.

Tras esta despedida, la comitiva se adentró por el camino del Cristo hasta llegar a la cruz del puerto, la primera de las siete paradas del camino, una por cada cruz. Un camino que resultó un tanto caluroso, pero que se resolvió gracias a la fe y la devoción que cada año despierta la Virgen de Guaditoca.

Organización romera

Para esta Romería, la propia hermandad había diseñado un plan de tráfico que no perjudicara y a la vez beneficiara a todos los que quisieran acercarse al entorno del santuario en este importante día. Así, aquellos que realizaran el trayecto en vehículo particular, sin ser parte del cortejo de carriolas y jardineras, se emplazó a que lo hiciera por el camino de Malcocinado. Un camino que se señalizó al efecto y del que hicieron uso numerosos vehículos.

Una vez llegados a la Vega del Encinar, también se reservó un lugar para la seguridad, habilitando un espacio para el retén de bomberos y Protección Civil, y emplazando a los coches a aparcar en el estacionamiento público en lugar de hacerlo junto a las reuniones.

La imagen del Virgen llegó como estaba previsto a su ermita y a las doce del mediodía se procedió a celebrar la Misa de Romeros. Con este acto se daba por finalizado el traslado de Ntra. Sra. de Guaditoca a su Ermita, aunque la Romería en sí no había hecho nada más que empezar, pues las reuniones de amigos y familiares, con sus respectivas comidas, y el ambiente festivo se alargó hasta la noche.

Un día después queda ese vacío difícil de explicar en Guadalcanal. El vacío de que algo falta en el pueblo. Sin embargo, ese vacío se llena con la satisfacción de haber vivido un día grande y preparando una nueva venida, deseando ya que llegue el mes de abril para vivir una nueva Romería en Guadalcanal.