Viernes de Dolores

La única lluvia que habrá en Pino Montano será de pétalos

Los titulares de esta Hermandad reciben muchas 'petalás' a su paso, una de ellas la que tiran dos vecinas de la calle Alfareros en memoria de su amiga Mari, que falleció en 2019

Viernes de Dolores: Petalada a María Santísima del Amor (Pino Montano)

Álex Mérida

Carlos Doncel

Carlos Doncel

"Si yo me tuviera que acordar de todas las petalás que le tiran a la Virgen...", deja caer un miembro de la Junta de Gobierno de la Hermandad de Pino Montano. Quizá tampoco conozcan los detalles de las ofrendas florales los cientos de fieles que se han acercado a las puertas de la parroquia de San Isidro Labrador este Viernes de Dolores. Hay nubes, pero nadie mira al cielo. La única lluvia que habrá en el barrio será de pétalos.

La de Pino Montano es una cofradía de barrio. El jaleo, la cercanía, la despreocupada fe de sus vecinos lo denota. Esa devoción también se aprecia, por cierto, en las numerosas petaladas que reciben Nuestro Padre Jesús de Nazaret y María Santísima del Amor, los titulares de la Hermandad. Una de ellas, la del bloque 1 de la calle Alfareros. La que tiraba Mari.

Isabel María Hermoso, Mari, murió en 2019. Cinco años antes se le ocurrió reunir a sus vecinas Vanesa Pedraza y Ana Díaz y organizar una pequeña petalá coincidiendo con el cambio de recorrido de la procesión. Aquel viernes pasaba por debajo de sus balcones. "Su tradición era entregar dos ramos de flores, una para el Cristo y otro para la Virgen. En 2014, como por primera vez los podríamos ver desde casa, le propuso a dos amigas tirar pétalos a su paso. Todo empezó por ella", cuenta Marta Pastor, hija de Mari.

Bloque 1 de la calle Alfareros desde donde se tira la petalada a la virgen en Pino Montano

Bloque 1 de la calle Alfareros desde donde se tira la petalada a la virgen en Pino Montano / Carlos Doncel

Aquella ocurrencia, con el tiempo, se convirtió en tradición en el bloque. Nunca reunían mucho dinero; era una petalada humilde, una más de todas. "Empezamos pidiendo donativos a algunos vecinos e íbamos luego a los viveros con lo que reuníamos", recuerda Ana Díaz, amiga de Mari y una de las tres impulsoras. "Cuando falleció, teníamos claro que había que seguir con la tradición. No se podía perder".

"Mari lloraba cada vez que veía al Cristo y a la Virgen"

La historia de Mari es la de tantos y tantos sevillanos ligados a la cofradía con la que han crecido. "Ella lloraba solo con ver al Cristo y a la Virgen. Era muy devota, muy de su hermandad", comenta Ana Díaz. Una fe que no perdió cuando enfermó de cáncer en 2017: "Dejé de salir de nazarena para cuidar a mi madre. Viendo cómo disfrutaba ella desde su balcón, disfrutaba yo", rememora Marta Pastor.

Este año volverá a salir en el cortejo por primera vez desde entonces. Por su madre y por su sobrino, que se lo ha pedido: "Este año voy por doble partida. Y rezaré todo lo posible". Su padre y hermano, le entregarán a los titulares aquellos mismos ramos que daba Mari cuando paraban los pasos delante de su puerta, a eso de las 23:30. Las vecinas con las que comenzó la petalá, volverán a tirarla, aunque esta vez de una forma más especial: "Hemos llenado Pino Montano de huchas y hemos conseguido más dinero que nunca", afirma Vanesa Pedraza.

Las flores que han comprado este año las vecinas para la 'petalá'

Las flores que han comprado este año las vecinas para la 'petalá' / CEDIDA

"El barrio se ha volcado": casi 700 euros para las flores

Vanesa Pedraza y Ana Díaz han puesto huchas en muchos establecimientos del barrio. Incluso han ido con sus hijos puerta con puerta para recaudar dinero. Como resultado, el presupuesto más alto para flores que han tenido jamás: "Queríamos que los vecinos del barrio conocieran esta costumbre, y este año, aunque lo hemos hecho con poco tiempo de adelanto, hemos conseguido cerca de 700 euros. Pino Montano se ha volcado con nosotras", explica Ana Díaz.

En cuanto la cofradía supo de esta historia, se prestaron a colaborar: "Nos pidieron las flores y nos han dejado balconeras con las imágenes para poner el bloque más bonito", señala Díaz. "Hasta nos han dado a elegir la marcha que queramos que suene cuando pasen por nuestra casa", añade Marta Pastor, la hija de Mari.

Todo esta iniciativa, coinciden las vecinas, es a modo de homenaje. "Queremos que ella lo vea, porque lo está viendo, y que esas flores que pagábamos con los dos o tres euros que daban nuestros amigos van ya por los 700 euros", dice emocionada Ana Díaz. "Mi madre tiene que estar superorgullosa de que sus vecinos y su Hermandad se hayan volcado de esta forma", declara Marta.

Nuestro Padre Jesús de Nazaret y María Santísima del Amor han cruzado el dintel de la parroquia después de las 18:30. Cinco horas y media más tarde, llegarán al bloque 1 de la calle Alfareros, al balcón que un día fue de Mari. No estará allí presente para tirar los pétalos que un día se le ocurrió echar. Ya lo harán sus amigas y familia por ella. Como cada Viernes de Dolores desde 2014.

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