Sábado de Pasión
Lloran los costaleros de Torreblanca porque falta su madrina
La Hermandad de este barrio de la periferia nombró hace tiempo madrina de la cuadrilla a Miriam Caro, una joven de 25 años que padecía una rara enfermedad degenerativa
Cautivo de la Hermandad de los Dolores de Torreblanca / Hermandad de los Dolores
El Cautivo de Torreblanca salió este Sábado de Pasión a las cinco de la tarde, tal y como estaba previsto. Debajo del misterio que tallara Méndez Lastrucci, 55 costaleros cargan este día con un peso aún mayor: la pérdida de su madrina, Miriam Caro, el pasado mes de octubre. Un dolor negro, hondo, que llena toda la cofradía. Porque la Semana Santa va mucho con el vaivén de un palio o la emoción de una 'revirá', pero también con las ausencias. "Era luz y fuerza. Cuando más costaba llevar el paso, llegaba ella y conseguía darnos su aliento", recuerda Jesús Rodríguez, miembro de la cuadrilla y actual pregonero de la Hermandad.
"Para ella, la Semana Santa, y más concretamente la cofradía de Torreblanca, era su vida", dice Pepe Caro, su padre. Miriam padecía el síndrome de Taybi-Linder, una rara enfermedad degenerativa que afecta al desarrollo y que provoca un tipo de enanismo severo. Cuando nació, los especialistas le dieron 48 horas de vida, pero llegó a cumplir 25 años. "Era una niña que siempre regalaba amor, cautivaba a cualquiera que se le acercara. Nos ha dado una lección de vida desde que vino al mundo, y la sigue dando", afirma Ángela Luque, la madre.
La historia reciente de esta Hermandad de la periferia de Sevilla no se entiende sin Miriam, y viceversa. "Con tres añitos, el capataz se la ofreció a la Virgen en mitad de la iglesia. El Sábado de Pasión siguiente le dedicaron la estación de penitencia y la nombraron madrina de toda la cuadrilla", cuenta Pepe Caro. El vínculo con esta familia se reforzó tras el primer golpe que recibieron hace ya un tiempo: la muerte con tan solo 18 años de otra hija, Inma, la mayor de las tres que ha tenido el matrimonio (Inma, Miriam y Sonia). "Ella pertenecía al Grupo Joven, también era muy cofrade. Su marcha nos hizo estar aún más cerca de la cofradía".
La 'levantá' de su calle, su 'levantá'
Un gesto que demuestra el lazo que une a la corporación con los Caro Luque es la 'levantá' que le dedican cada año a Miriam. Y siempre en el mismo sitio: Torremocha, 28, su casa. "Estamos en la calle de la madrina de la cuadrilla. Esta 'levantá' va por ella y sus padres. Quizá con duquelas, pero siempre serviciales y atentos para luchar por su familia", arengó el capataz en 2023.
"Era doblar la esquina para entrar en Torremocha y empezar a escucharla a 60 metros. Solo con oírla, podíamos darle dos vueltas al barrio", comenta Luis Galán, costalero del misterio y amigo de Miriam. En señal de agradecimiento, las puertas estaban abiertas cuando arriaba el paso. "Pepe, Ángela y Sonia siempre nos tenían preparados refrescos, cerveza, tortilla y bocadillos. Entrábamos, comíamos algo, le dábamos varios besos a Miriam, y a seguir", detalla el costalero Jairo Povea.
Miriam en brazos de Jairo Povea una noche de Sábado de Pasión en casa de los Caro Luque / CEDIDA
El Sábado de Pasión siempre ha sido muy especial para todos ellos: "'Paso, paso, paso', decía Miriam, mientras se señalaba la frente para referirse a un costal'. Íbamos juntos a la parroquia desde bien temprano", explica el padre. Cuando el misterio paraba frente a su casa, el capataz la cogía en brazos y le daba al martillo en su honor. Torremocha, 28. Su 'levantá'.
El cariño de toda Sevilla
El delirio de Miriam, aseguran sus padres, eran las hermandades de Torreblanca, San Gonzalo y la Estrella. Las tres tuvieron multitud de detalles con ella y su familia. Pero no fueron las únicas: "La O y San Benito también tuvieron gestos muy bonitos con ella", apunta Ángela Luque. Y añade Pepe: "Y el Carmen Doloroso, el Polígono San Pablo, el Cachorro, el Nazareno del Cerro o Santa Genoveva". Toda la Semana Santa sevillana se volcó con Miriam.
Tantas 'levantás' le han dedicado, tanto cariño recibió en vida, que aquella joven de Torreblanca se hizo muy popular en el ambiente cofrade andaluz: "Un verano estábamos en un chiringuito de Torrox, se nos acercó una pareja y nos preguntó: '¿Esta niña es Miriam? Es que hemos visto muchísimos vídeos y estamos enamorados de ella'", rememora Pepe Caro con lágrimas en los ojos.
Miriam Caro Luque, en una foto facilitada por la familia / CEDIDA
"Yo me he sentido la madre más orgullosa del mundo entero. Salíamos a pasear con ella o iba con su hermana Sonia a algún concierto o viacrucis y la reconocían. Es muy gratificante ver a tantas personas volcadas", reconoce Ángela. "No entiendo cómo algo tan pequeño ha llegado a ser tan grande".
Esta noche será diferente. "Está siendo muy duro, han sido 25 años de Miriam", confiesa Pepe Caro. Por primera vez desde hace mucho, la puerta de Torremocha, 28, estará cerrada. No habrá bocadillos y refrescos para los costaleros. "No puedo. Demasiado que me voy a poner delante del paso", reconoce la madre. Sí que habrá, como cada año, una 'levantá' en su honor. En el de la eterna madrina de la cuadrilla de Torreblanca, Miriam Caro Luque.
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