La Paz desafía el tiempo: empieza la Semana Santa más incierta

Sopla viento frío en la parroquia de San Sebastián. No se ve un claro en el cielo. Aun así, los hermanos de la Paz se organizan en el patio. "Qué guapo va mi niño", dice una madre a su hijo pequeño, un blanco nazareno de unos tres o cuatro años, mientras le echa una foto. Pese al riesgo de lluvia, él y otros 1.900 fieles más podrán realizar su estación de penitencia.

"No se debe arriesgar, pero las ganas nos pueden. Pensando de forma egoísta, la queremos ver en la calle", comenta emocionado antes de la salida Manuel Salas, hermano de la cofradía y antiguo costalero del palio durante 36 años. Su hijo Alejandro vuelve a salir este año debajo de la virgen de la Paz. Él lo dejó en 2019. "Esto es la Semana Santa", añade Chari Retamosa con la nieta de ambos en brazos.

Las imágenes del Domingo de Ramos en Sevilla

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Tras unas horas de incertidumbre, las puertas de la iglesia del Porvenir se han abierto a las 13:15. Los cientos de cofrades que esperaban en las calles San Salvador y Río de la Plata han comenzado a aplaudir. "Entendemos que por la conformación de los núcleos nubosos es asumible el riesgo de salir", han manifestado desde la Junta de Gobierno. Sale la cruz de guía de la Paz. Comienza un nuevo Domingo de Ramos en Sevilla.

El Señor de la Victoria podrá lucir el mantolín de su juventud

Los atuendos, joyas y orfebrería representan esa materialidad de toda cofradía. Esa muestra de opulencia que en muchos casos sirve de argumento a los críticos. Pero cada una de estas piezas tiene detrás una historia de rezos, dolor o incluso trabajo, como la del nuevo mantolín del Señor de la Victoria, donado por el Grupo Joven.

"Mi intención cuando entré en 2020 en la Junta de Gobierno era dejar algo junto al Grupo Joven que perdurara como aportación patrimonial", cuenta Matías Bores, diputado de Juventud de la Hermandad. Se sopesó regalar un pañuelo a la Virgen, entre otras ideas, pero cuando vieron a su Cristo con un mantolín bordado que les prestó la Sagrada Cena lo tuvieron claro: tenían que conseguir encargar uno antes de que acabara el mandato.

Había un problema: el gobierno de la cofradía ya había embarcado en el proyecto de un nuevo paso de palio, con todo el esfuerzo y atención que eso conlleva. “La Junta, con el proyecto del palio, no podía continuar si nosotros lo dejábamos. Pero dijimos que sí, daba igual lo que costara, queríamos ir todos a una. Y lo hemos conseguido”, declara María Victoria Reina, del Grupo Joven de la Paz, compuesto por unos 30 miembros activos.

Un mantolín bordado en los talleres de Elena Caro

No ha sido fácil, porque el mantolín que estrena el Cristo este Domingo de Ramos, diseñado por Gonzalo Navarro y bordado en los talleres de Elena Caro, ha supuesto un ingente esfuerzo económico. El dinero para costearlo se ha recaudado gracias al sacrificio de los jóvenes de la Hermandad: “Pedía siempre en mi trabajo no ir los lunes porque abríamos el bar de la cofradía”, afirma Marta Amaya, que ha estado implicada también en el proyecto.

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Y no solo han currado en el bar: han organizado peregrinaciones al Rocío, explotado la barra de la Velá del Distrito Sur o preparado cientos de bocadillos para los 200 costaleros de la cuadrilla en cada ensayo. “Ha sido mucho trabajo, pero nada tiene que ver con la satisfacción de verlo todo terminado”, asegura Amaya, de 23 años y graduada en Bellas Artes. “No se puede explicar con palabras lo que sentí cuando vi al Señor con el mantolín. Me abracé a mis amigas llorando, superorgullosa de lo que mis amigos y yo habíamos conseguido”.

Marta y María Victoria utilizan la palabra “amigos” porque, según cuentan, este proyecto del mantolín les ha servido para unirse aún más. “Todos nos juntamos con un mismo fin: Él y Ella. Hemos hecho mucha piña, nos hemos querido mucho durante este tiempo”, declara María Victoria Reina, estudiante de Mediación Comunicativa.

El Señor de la Victoria salió este Domingo de Ramos de su templo desafiando al riesgo de lluvia. Muchos de los que lo esperaban en la calle habrán reparado en el nuevo atuendo que porta en su hombro izquierdo. Solo unos pocos sabrán lo que supone para algunos miembros de la cofradía. “Mi abuelo, que también perteneció a esta Hermandad, estará muy orgulloso desde ahí arriba”, dice Reina. Cuatro de años de trabajo, pero su Cristo, el de su familia, luce el mantolín bordado que consiguió junto a sus amigos.

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