La Sacramental de Tomares y el canon de una extraordinaria

En una noche que quedará grabada en la memoria colectiva de Tomares, el Cristo de la Vera Cruz recorrió las calles de esta localidad sevillana, marcando un hito en la historia de la Hermandad Sacramental. Con motivo del 450 Aniversario, la procesión extraordinaria se convirtió en un evento de una magnitud sin precedentes, donde el fervor y la devoción se palpaban en cada esquina por donde transitaba el portentoso crucificado del siglo XVI y atribuido a Roque Balduque.

El canon perfecto para una procesión extraordinaria

Desde la salida hasta el ayuntamiento, el cortejo fue acompañado por hermanas ataviadas con la tradicional mantilla española y representaciones de hermandades y cofradías de toda Sevilla y su provincia. La solemnidad del acto de consagración del Cristo de la Vera Cruz con su pueblo fue un momento de profunda emoción, donde se invocó la protección para los tomareños bajo el amparo de la Virgen de los Dolores y el patrón San Sebastián.

El paso del Señor, majestuoso en madera oscura con detalles en plata, avanzaba mientras el atardecer aljarafeño teñía el cielo de tonos azules, creando un contraste cálido con la imagen de Cristo en la Cruz. La música de la Agrupación Musical de la Sentencia de Jerez, que acompaña al Señor en su estación de penitencia, resonaba en armonía con el paso firme de la cuadrilla de costaleros. Estos últimos, reconocidos por el ayuntamiento con una plaza con su nombre, mostraron su orgullo y compromiso vistiendo ropas de trabajo que hacían alusión a la importancia del evento.

Al caer las 23:00 horas, la Sentencia cedió su lugar a la Agrupación Musical Virgen de los Reyes, que con su extenso repertorio enriqueció la procesión hasta la entrada en la madrugada del domingo. La cuadrilla de hermanos costaleros, en una noche fresca, pero llena de calor humano, llevó el paso con un andar soberbio hasta traspasar el dintel de la parroquia a las 02:05 horas, cumpliendo de esa manera los horarios marcados por la Junta de Gobierno que diseñó una procesión con la mesura que debe tener un acontecimiento de este calibre. El repertorio de Los Reyes, perfectamente integrado en el espíritu de la procesión, junto al habitual de la Sentencia, destrozan los tópicos de "a un Cristo muerto no le pega una agrupación". La clave está en la elección de la cruceta musical, un trabajo siempre coordinado entre la banda y la hermandad.

Tomares se transformó en una fiesta dedicada a su Cristo de la Vera Cruz. Las casas se adornaron, las calles se vistieron de gala y hasta se creó una alfombra de sal para honrar el paso de la Sacramental. Fue una noche de saetas, de chicotás, de marchas y mantillas, un Jueves Santo en junio que Tomares nunca olvidará.