Bluemove, el único alquiler de coches por horas, que funcionaba en Sevilla ha cerrado sus puertas. Con unas tarifas a partir de 2 euros la hora, esta empresa que tenía sus oficinas en la calle Arjona y que fue la continuadora de la pionera Cochele, que alquilaba los primeros coches eléctricos compartidos que circularon en la capital hispalense, ofrecía un servicio muy competitivo y apreciado por sus usuarios.
Cuando en todas las grandes ciudades se multiplican las ofertas de car sharing (coche compartido) en Sevilla no hemos sido capaces de mantener un nivel de demanda adecuado para esta opción de movilidad. El Ayuntamiento sevillano debería implicarse en facilitar la implantación de estas nuevas propuestas o en la reapertura de las que se han marchado.
Las administraciones públicas pueden contribuir a la transición a una economía baja en carbono con medidas de apoyo y facilidades a las iniciativas privadas, que suponen un aporte claro a la descongestión del tráfico y a la mejora de la calidad del aire, como es el caso de la recién estrenada Zityfy. Una fiscalidad verde y progresista incentivaría el uso del transporte público y del coche compartido frente al vehículo privado.
Sevilla no es la provincia más abierta a las innovaciones en productos y servicios. Los sevillanos son conservadores en sus hábitos y se muestran más reacios a los cambios que los de otras ciudades. Por eso se necesita un esfuerzo mayor de las administraciones, de las entidades sociales y de las organizaciones empresariales por estimular el gusto por la innovación entre toda la ciudadanía.
En las ciudades más preocupadas por el futuro se están autorizando ya las primeras zonas para experimentar con coches, taxis y autobuses autónomos, mientras aquí nos resistimos a las novedades que han demostrado ya su eficacia en muchos otros sitios. Apostar por la innovación es fundamental para cambiar nuestro modelo productivo y acelerar la transición ecológica a una sociedad más sostenible.