La suciedad de zonas infantiles de Sevilla Este por cacas de perros, el incumplimiento de ordenanzas con el horario de cierre de bares o nivel de ruidos, el rebrote del botellón en la plaza de San Leandro, el vandalismo de los parques públicos de Pino Montano, los gorrillas en las zonas próximas al hospital Macarena o la oleada de robos en comercios y bares que se desencadenó en Bellavista o Torreblanca hace sólo cinco meses. Los vecinos están convencidos de que muchas de estas situaciones se podrían evitar con la presencia de la Policía de proximidad o de cercanía, más conocida como Policía de barrio: una reclamación histórica de los barrios de Sevilla.

En el registro de salida de una de las asociaciones vecinales más antiguas de la ciudad figuran documentos de al menos 1997 con esta reclamación. Así lo acredita el actual presidente vecinal de Bellavista, Antonio Andrade, que recuerda la necesidad de crear estas unidades de agentes que desarrollen su labor en cada distrito, patrullando las calles del barrio, para tener un conocimiento permanente de los problemas habituales de cada zona en lo relativo a la convivencia, la seguridad ciudadana y el tráfico. «Ver cada día a los mismos agentes ayudaría a crear una relación de confianza y complicidad con los ciudadanos, así como una política preventiva o de persuasión ante potenciales actos vandálicos y robos en negocios del entorno».

En el distrito Macarena, una de las zonas donde la seguridad siempre ha sido un tema de debate –hace unos días lo era en la junta municipal del distrito–, también se insiste en la antigüedad de esta reclamación. Sus líderes vecinales (Polígono Norte, El Rocío, La Barzola, Begoña... ) coinciden en los múltiples beneficios de contar con estos agentes cercanos. «Hasta dos alcaldes [por Zoido y Espadas] han prometido la Policía de barrio en El Cerezo. No es que no lo crea, sino que a los hechos me remito», señala resignado el portavoz del Cerezo, Andrés Aranda, que igualmente insiste en la necesidad de retomar las juntas de seguridad de los distritos «como hace seis años». «Ahí se tratan los problemas que se detectan y hay un seguimiento cada tres meses», asegura mientras se muestra crítico con los compromisos anunciados últimamente. La tasa de reposición cero de la Ley Montoro y el consenso con los sindicatos tienen mucho que ver en este tortuoso camino de reivindicaciones.

Experiencia piloto

En navidades el barrio de Torreblanca alzó la voz ante la oleada de robos —algunos con violencia– a comercios y demás negocios del barrio. Hasta una quincena de hurtos se contabilizaron en apenas dos semanas. Las quejas ciudadanas derivaron en la constitución de la Plataforma Torreblanca Unida y, por consiguiente, en la movilización del barrio. En dos ocasiones se concentraron cientos de vecinos en el Paseo del Canal de los Presos para reclamar «una actuación urgente del Ayuntamiento de Sevilla y de la Delegación del Gobierno, para que haya vigilancia y se implante de una vez la Policía de barrio». Ello obligó a mover ficha a las autoridades. Tanto el subdelegado del Gobierno en Sevilla –en representación de la Policía Nacional– como el gobierno local se reunieron con los vecinos. El tema llegó incluso al pleno municipal de febrero. Todos los grupos, a excepción de Participa Sevilla, presentaron una moción con cuatro puntos en la que se solicitaba la implantación de la Policía de barrio y el impulso del plan integral en Torreblanca, anunciado por el actual gobierno municipal al ser una zona castigada tras años de crisis. «Se aprobó crear una experiencia piloto de estos agentes de cercanía para antes del 30 de junio. Luego se extendería hacia otras zonas con necesidades similares», detalla la plataforma de Torreblanca.

¿De qué zonas hablamos? Los vecinos tienen claro que esta implantación progresiva tiene que ir en una dirección. Argumentan que la seguridad es «un problema común de las zonas más periféricas» de la ciudad y que, en la mayoría de los casos, está encardinado con periodos concretos del año: «El problema de fondo es que las grandes ciudades vuelcan todos los esfuerzos en el centro, donde hay un aumento de la población flotante en los meses de temporada alta. El turismo aporta un porcentaje importante al PIB. Ello provoca que bajen los niveles de vigilancia en barrios como Bellavista, Torreblanca, Amate o el Polígono Norte del distrito Macarena, como se produjo en las pasadas navidades en Sevilla», expone sin tapujos Andrade. No obstante, este representante vecinal cuenta que, tras lo sucedido hace unos meses, «ha mejorado algo» la seguridad, aunque «aún es insuficiente». ¿La razón? La falta personal que reconocen tener ambos cuerpos de Policía.

Pese a todo, en Bellavista se muestran esperanzados con que «la actual corporación consiga poner gradualmente la Policía de barrio en vecindarios con mayores datos de incidencias o delitos en los últimos años». Menos optimistas son en Torreblanca. «Cuatro meses después sigue sin ponerse en marcha la Policía de barrio que aprobaron todos. Además se ha retirado el refuerzo de agentes que se vieron las semanas posteriores a las protestas. Hemos vuelto a la situación anterior de la Navidad: una dejadez absoluta en Torreblanca», alertan.

La plataforma Torreblanca Unida lamenta además «el hastío vecinal» que ha derivado recientemente la inacción de las administraciones competentes. «No es que hayan descendidos los robos y actos vandálicos, sino que la gente ha dejado de denunciarlos. Siguen sin cumplirse las ordenanzas municipales de convivencia. En unos días pasaremos de las candelas a las piscinas en la calle, y las cuadras de animales siguen a escasos metros de las viviendas. Cada uno hace lo que quiere». Insisten en que es «primordial» la presencia diaria de agentes siguiendo el modelo de los países nórdicos, como afirman algunas asociaciones vecinales.

Desde el Ayuntamiento, no obstante, se explica que se dará respuesta «lo antes posible» a la histórica promesa de la Policía de barrio, que en los últimos tres mandatos ha ido pululando de cajón en cajón, de campaña electoral en campaña electoral, y de boca en boca. De hecho, Espadas lo llevaba dentro de su último programa.

Si bien montar unidades de este tipo requiere de un proceso administrativo que comienza con la elaboración de una nueva Relación de Puestos de Trabajo en el Cuerpo (RPT). También hay que contar con el consenso de los sindicatos y el apoyo mayoritario del pleno. Fuentes municipales han precisado que «se está trabajando» en la nueva RPT y que, tras la experiencia de Torreblanca, se extenderá «a otras zonas» de la ciudad.