El IES Triana se afana en el ‘plogging’ para dejar limpio el Guadalquivir

El instituto sevillano celebra estos días su II Semana del Clima e implica a todos los departamentos con actividades relacionadas con el medioambiente

El IES Triana se afana en el ‘plogging’ para dejar limpio el Guadalquivir / Álvaro Romero

Álvaro Romero

Los alumnos y profesores de Educación Física del instituto Triana han dejado las orillas del río Guadalquivir a su paso por el barrio como los chorros del oro. Nada menos que 100 bolsas de basura han recogido esta semana, dispuestas para que el servicio de Lipasam pase a recogerlas. Y lo han hecho divirtiéndose y con salud, con una actividad que se está poniendo de moda en los últimos años y que tiene nombre: plogging, que consiste en salir a andar o correr y no regresar de vacío, sino habiendo aprovechado la carrera; en este caso, recoger la basura que sale al encuentro, que cada vez es más, por desgracia. La iniciativa sostenible se ha puesto de moda en estos últimos años en Suecia.

El neologismo plogging proviene del sueco plocka upp (recoger) y del inglés jogging (trotar). Podría decirse que algo parecido a lo que han hecho los basureros de toda la vida detrás del camión. El impulsor de esta actividad fue el sueco Erik Ahlström, que al dejar su pueblo en 2016 para instalarse en Estocolmo empezó a limpiar de basura los lugares que frecuentaba cuando hacía deporte. Poco después, la rutina de Ahlström se extendió por buena parte de Suecia a través de eventos populares. Actualmente, gracias a las redes sociales, es un fenómeno global que involucra a más de 20.000 personas al día en más de un centenar de países.

El departamento de Educación Física del instituto sevillano lleva desde el año pasado implicando a su alumnado en esta actividad, y este año, en su II Semana del Clima, ha hecho extensiva su preocupación a todos los departamentos del centro. El de Biología, por ejemplo, estudian en su entorno más cercano la importancia de la vegetación y las zonas verdes como sumideros de dióxido de carbono y por tanto la necesidad de aumentarlos para mitigar los efectos del gas invernadero. En Matemáticas, por su parte, los alumnos están investigando estos días para exponer a continuación gráficos temporales que muestren la evolución de distintos aspectos asociados al cambio climático a lo largo de los años. Precisamente esta semana, los alumnos de Bachillerato han disfrutado de la visita del catedrático sevillano Enrique Domingo Fernández Nieto, de la Hispalense, a la sazón experto en predicción de tsunamis y desastres naturales relacionados con el clima. Por otro lado, también los de la ESO han disfrutado de la ponencia de otra eminencia, el biólogo, investigador y antiguo director de la Estación Biológica de Doñana Miguel Delibes de Castro, el hijo del famoso novelista, cuya conferencia llevaba el título del libro que escribió hace años con su padre: La tierra herida.

Desde otros departamentos se han aplicado con el mismo entusiasmo a la causa. En Tecnología, los alumnos están haciendo presentaciones en clase sobre energías renovables. Desde Plástica, se posibilita la creación de un mural sobre la basura y los problemas medioambientales que acarrea. Desde los idiomas, están haciendo murales con emblemas por la causa, y desde una asignatura optativa de Bachillerato como Ecología Activa han conseguido que el laboratorio de Biología se convierta estos días en un estand de difusión científica en el que el alumnado del segundo curso exponen los resultados de varios experimentos relacionados con el clima, como la contaminación del aire en las zonas industriales, la lluvia ácida o la producción de almidón, etc.

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Implicación de los padres

Incluso los padres están volcados con la causa climática. Algunos han ido al centro a impartir charlas sobre el calentamiento global. Otros se han implicado en un taller de microrrelatos dirigido desde el departamento de Lengua castellana y Literatura. El padre de un chico, ganador de varios certámenes, se ha ofrecido para ayudar a los chicos a escribir microrrelatos de menos de cien palabras y que contengan la palabra “clima”. Los relatos se recopilarán finalmente en un libro digital.

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