Secretos, al descubierto, de la iglesia de San Luis de los Franceses

Una de las muestras más impresionantes del barroco en Sevilla lo encontramos en pleno barrio de La Macarena, a media calle encontramos la obra maestra del Barroco en la ciudad, un templo que tiene muchos más secretos de los que aparenta. Se los descubrimos en exclusiva

Lápidas de San Luis de los Franceses.

Lápidas de San Luis de los Franceses. / José Manuel García Bautista

José Manuel García Bautista

Se trata de la iglesia de San Luis de los Franceses en la calle San Luis de Sevilla. Un bello edificio de arquitectura barroca del siglo XVIII obra de Leonardo de Figueroa construida entre los años 1699 y 1730, merced a un encargo de la Compañía de Jesús en la ciudad.

Destaca su impresionante fachada pero al penetrar en el interior nos debe llamar la atención la cúpula sobre un tambor circular con grandes ventanales y extraordinaria luminosidad.

De sus pinturas destacan aquellas que son de Lucas Valdés en una arquitectura fingida espectacular.

Tiene un gran simbolismo basado en el Templo de Salomón así su planta es una cruz griega que enmascara a un círculo que es la representación de Dios, ni principio ni final.

En la cúpula hay continuos guiños al Templo de Salomón, objetos relacionados con él como el Arca de la Alianza, la Menorah o candelabro de siete brazos y el altar de perfumes.

En el interior del tambor encontramos esculturas como San Agustín, Santo Domingo de Guzmán, San Francisco de Asís, San Juan de Mata, San Francisco de Paula, San Pedro Nolasco, San Benito o el profeta Elías.

Otro guiño son las columnas salomónicas que “sustentan” la cúpula.

Dedicada a San Luis debido en gran parte a la donación de unos terrenos que en el siglo XVII doña Lucía de Medina realiza a la Compañía de Jesús en Sevilla cuya casa profesa estaba en la iglesia de la Anunciación y Facultad de Bellas Artes en la, hoy, calle Laraña.

La vida del edificio ha sido azarosa tras el abandono del mismo por los jesuitas, siendo convento franciscano, hospital de venerables sacerdotes, fábrica en el siglo XIX y hospicio hasta los años sesenta del siglo XX. La iglesia ha estado muchos años sin tener cultos religiosos en su interior y de hecho tras la una gran restauración finalizada en 1990 su interior es utilizado como improvisado salón de conciertos.

De marcado estilo barroco está su fachada dividida, en el central un frontón trilobulado donde se encuentran las figuras de los tres arcángeles: «San Rafael», «San Miguel» y «San Gabriel». En los extremos encontramos dos torres octogonales con campanarios donde hallamos las figuras de los evangelistas.

Segundo cuerpo cargado de simbolismo

El segundo cuerpo del tambor tienen las alegorías del buen sacerdote con la Mortificación, la obediencia, el amor a Dios, la pobreza, la religión, amor al prójimo, oración, castidad y humildad.

Todas están relacionadas con una bienaventuranza:

Mortificación: Dichosos los que lloran. Mortificato – Beati Qui Lugent.

Obediencia: Dichosos los mansos. Obedientia – Beati Mites.

Pobreza: Dichosos los pobres de espíritu. Paupertas – Beati Pauperes Spiritu.

Amor a Dios: Dichosos los pacíficos. Charitas Dei – Beati Pacifici.

Religión: Si alguno es niño que venga a mí. Religio – Si Quis Est Parvulus Veniat Ad Me.

Amor al prójimo: Dichosos los misericordiosos. Charitas Proximi – Beati Misericordes.

Castidad: Dichosos los limpios de corazón. Castitas – Beati Mundo Corde.

Oración: Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia. Oratio – B.Q. Esuriunt Et Sitiunt Iustitiam.

Humildad: Dichosos los que sufren persecución. Hulimitas – Beati Qui Persec. / Utionem / Patiunt. / Ur.

Obras de Arte

El interior es sumamente bello y rico, en la cúpula podemos ver pinturas de Lucas Valdés. Está decorada con pinturas que representan figuras arquitectónicas. En la base de la cúpula, en sus columnas, un curioso detalle: en ellas aparecen figuras con cartelas en sus pies que enseñan las virtudes que debe tener el buen religioso (castidad, obediencia, oración, humildad, pobreza). En el tambor figuras de «San Agustín», «Santo Domingo de Guzmán», el profeta «Elías», «San Pedro Nolasco», «San Benito», «San Francisco de Asís», «San Juan de Mata» y «San Francisco de Paula». Y en la base del mismo hallará un sol tallado en madera con el anagrama de la compañía de Jesús... Todo un símbolo alegórico a la grandeza de la Compañía en otro tiempo, en otra época.

En su interior encontramos diferentes obras de Pedro Duque como el retablo de “San Juan Francisco Regis” cuya “Dolorosa” del siglo XVII es atribuida a Pedro de Mena junto al busto del «Ecce Homo» del ático, también de Pedro Duque el retablo “San Estanislao de Kostka” o el retablo del altar considerado una joya de arte barroco por su acabado y cuidadoso trabajo además del relicario en el frontal del altar... Curiosamente se otorga el privilegio de tener uno de los grupos de reliquias más importantes de Europa a San Lorenzo del Escorial promovido por ese afán casi fetichista de Felipe II de coleccionar todo lo que a santidad le ofrecían.

No obstante el grupo de reliquias más importante de España se encuentra en esta iglesia sevillana. En el altar lo encontrará, desde oleos a trozos de tela sobre tablas y otros elementos ornamentales de gran vistosidad trabajados sobre la madera. No pierda detalle de los lienzos del siglo XVII titulados “La Anunciación” y “Adoración de los pastores” situados a derecha e izquierda del retablo. Nótese el “lienzo de la Virgen con el Niño”, la escultura de la “Inmaculada”, el lienzo de “San Luis” y el óvalo con la efigie de “San Ignacio de Loyola”. El retablo de “San Luis de Gonzaga” también es de Pedro Duque Cornejo de 1727 y sobre el ático un busto del «Ecce Homo» de Pedro de Mena

Domingo Martínez también nos dejó pinturas de indudable calidad alusivas a la «Apoteosis de San Ignacio de Loyola». En el ático encontramos el escudo heráldico del arzobispo Luis de Salcedo, y alrededor de la figura del santo pinturas con escenas de su vida.

Entre y admire esta maravilla arquitectónica ricamente adornada no olvidando que nuestro interés se centra en que esta iglesia de San Luis de los Franceses goza de tener uno de los relicarios más completos del mundo...Entre, búsquelo, admírelo y asómbrese de lo que ve: esas calaveras son parte del legado religioso de otro tiempo...

La intrigante cripta

Y bajas a su cripta es encontrarte con uno de los espacios más intrigantes que podemos encontrar dentro de la misma. Se desciende a través de una escalera junto al patio central siendo el «sótano» de la iglesia. Destacan los pilares de esta en la misma y que descargan el peso de la enorme cúpula, pilares que están reforzados con ladrillos y todo muy rehabilitado llamando mucho la atención la «blancura» y claridad de este espacio.

Igualmente llaman la atención las lápidas de hombre y mujeres -religiosos, posiblemente- y hasta niños que pertenecieron al hospicio de la calle San Luis que allí tiene ese mudo recuerdo. Cabe decir que allí se encontraron restos óseos que se identifican con más de doscientas personas, en pequeños osarios y que fueron trasladados a otro lugar, pero el recuerdo allí queda...Toda una experiencia.

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