Miles de firmas piden que el autismo deje de ser un insulto en el diccionario

Anabel Cornago, la madre de un niño con autismo, encabeza una campaña para que la RAE cambien la tercera acepción de la palabra “autista”

Miles de firmas piden que el autismo deje de ser un insulto en el diccionario / Fermín Cabanillas

Fermín Cabanillas

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define a una persona autista, en su acepción 3. como «Dicho de una persona: encerrada en su mundo, conscientemente alejada de la realidad». Una definición peyorativa con la que miles de personas están dispuestas a acabar, mediante la iniciativa de Anabel Cornago, que ha iniciado una recogida de firmas en Change.org para que «la RAE considere ofensivo y discriminatorio el uso de autista como insulto».

«Soy madre de un adolescente autista. Mi hijo me demuestra a diario su implicación por hacer de este mundo un lugar mejor. Es un chico que lleva años esforzándose el doble para mostrar que autismo no es sinónimo ni de incompetencia, ni de aislamiento ni de incapacidad. Pero muchos se empeñan en el mito y usan la condición de mi hijo para menospreciar. «¿Es que yo no valgo, mamá?», me pregunta, y yo pienso en lo injusto del lenguaje». Así empieza la recogida de firmas, que ya roza los 20.000 apoyos.

Como ella recuerda, con frecuencia se usan los términos «autismo» o «autista» no solo asociados a connotaciones negativas, sino también con el ánimo de descalificar e incluso insultar. «Periodistas, políticos, escritores describen así a personas e instituciones que no escuchan, que son insensibles a las demandas ciudadanas o que muestran incapacidad en su trabajo”.

El mal ejemplo de Feijóo

El último ejemplo ha sido a cargo Feijóo -posible candidato a la presidencia de España- quien definía «autista» al Gobierno de Sánchez como sinónimo de «incompetentes que cometen error tras error». Imaginad «cómo se me parte el alma viendo cómo mi hio y todas las personas autistas tienen que soportar que así se piense sobre ellos. Y es que tristemente ello está amparado por la definición de «autista» que recoge el diccionario de la Real Academia».

Esta definición «que tanto daño innecesario causa, no se ajusta a la realidad. Convierte en «políticamente correcto» un uso que atenta contra la dignidad del colectivo autista partiendo de una traslación falsa: autismo es esfuerzo, es tesón, es sensibilidad, es constancia, es superación, es minuciosidad, es ¡logros!».

El autismo abarca personas con más o menos necesidades de apoyos, «pero ninguna de ellas está aislada en otro mundo y sus esfuerzos por comunicarse -con o sin lenguaje- son merecedores de todo el respeto. Si el lema de la Academia es «limpia, fija y da esplendor», vamos a limpiar el lenguaje de todo aquello que, por muy arraigado y popular que sea, discrimine los derechos. Lo tiene tan sencillo como eliminar esa acepción o al menos especificar con contundencia que es un uso ofensivo y discriminatorio. Ya hay precedentes, como por ejemplo con la palabra «trapacero», la quinta acepción del término «gitano». Ya va siendo hora de que al autista se le considere con dignidad”.

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Que se elimine o se corrija

Con esta recogida de firmas «exigimos a la RAE que elimine o al menos considere formalmente la tercera acepción de «autista»que figura desde la edición impresa del DRAE de 2014 como uso «ofensivo y discriminatorio» insistiendo en su falsedad y alertando que no se utilice».

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