La Iglesia de San Felipe podría comenzar a restaurarse antes de final de año

El templo mudéjar, sede de la Hermandad de la Amargura, está a la espera del sí de Palacio al proyecto de recuperación integral de su torre-campanario.

La Iglesia de San Felipe podría comenzar a restaurarse antes de final de año / Ezequiel García

Ezequiel García

Es santo y seña de uno de los barrios más populares del Casco Antiguo de Carmona: San Felipe. La Iglesia, que le da nombre al barrio, es el corazón del Lunes Santo en la ciudad. Pero, desde hace unos años, su torre se encuentra en un estado delicado por desprendimientos. El paso del tiempo ha hecho mella en este campanario tan singular, único en la capital de Los Alcores, protagonista de tantas y tantas salidas difíciles del Cristo de la Amargura y María Santísima del Mayor Dolor. Una malla lo cubre; unos hierros protegen sus elementos arquitectónicos de mayor tamaño y, con mimo, desde la Hermandad vigilan todo el año que nada se mueva un centímetro. Ahora, por fin, parece que la luz se ve al final del túnel.

Como indicábamos anteriormente, la Hermandad de San Felipe es la inquilina de una iglesia perteneciente al Arzobispado de Sevilla. Su hermano mayor, Rafael Barrera, nos ha atendido y ha arrojado mucha luz entre tantas dudas, tantas preguntas y tantos suspiros. Todo con la idea de poder volver a ver al monumento como antes. Y es que, a propios y foráneos, les extrañaba que esa malla protectora se esté prolongando tantísimo en el tiempo. Son épocas difíciles, también, para las cofradías.

En primer lugar, Barrera, ha indicado que, tras la revisión el pasado año por parte de un técnico de estructuras, la torre de la Iglesia de San Felipe se encuentra, estructuralmente “en perfecto estado”; pero “no así sus elementos estructurales”. Y es que, entre otros, la peor parte se la llevan los ladrillos de las cornisas, por los que se colocó dicha red de seguridad tras algún desprendimiento que no ocasionó ningún daño. De hecho fue el Ayuntamiento de Carmona el que pidió su instalación por esos cascotes. Una actuación justo antes del COVID que fue financiada a partes iguales por Arzobispado de Sevilla y Hermandad, que van de la mano.

Hay que recordar que el mantenimiento del templo, una joya mudéjar del siglo XIV, corresponde a la hermandad, según las normas que dicta Palacio. Y es que, aunque pertenezca a este último, “tenemos el deber de mantenerla”, añade Rafael Barrera, que tranquiliza a todos tras resumirnos el estado actual de la iglesia.

Un proyecto único

Retrocedamos en el tiempo. Ya desde hace más de una década, la corporación del Lunes Santo viene trabajando en el proyecto de restauración a través de una de las empresas que le trabaja al Arzobispado de Sevilla, condición sine qua non para poder intervenir en ella. Un proyecto que, nos comenta Barrera, “no se ha presentado formalmente a Palacio por la pandemia”, pero que ya tiene el visado del colegio de arquitectos.

Ahora parece que ha llegado el momento. La hermandad está dispuesta a restaurar la torre “siempre con el apoyo del Arzobispado y el consentimiento del mismo a la empresa, pues dicha intervención debe estar visada por el máximo organismo eclesial de Sevilla”, añade el hermano mayor. Un proyecto que supera los 250.000 euros. Y es que la intervención no es una mera obra de urgencia. Se trata de devolverle todo el esplendor que se merece. Serán once meses de ejecución y, como algo novedoso que indica Barrera, “no afectaría jamás a la salida de la hermandad, pues los elementos dispuestos para la restauración de la torre no incide en la puerta principal”, añade. Y es que la intervención ha de hacerse en un lugar de difícil acceso que impide el levantamiento de grúas. En su lugar, se colocarán andamios especiales para este tipo de intervenciones tan delicadas.

2022, año clave

El sueño de Rafael Barrera, después de una pandemia y algún que otro sinsabor por la meteorología desde que llegara al cargo, es de “comenzar la obra antes de que acabe 2022, pero no quiero aventurarme, pues primero necesitamos conseguir la financiación necesaria, Y, para esto, me tengo que sentar primero con el Arzobispado de Sevilla para ver cuál es el porcentaje que tanto ellos como nosotros aportaríamos a esta obra tan necesaria y a la vez soñada por nosotros”, afirma. Asimismo, al máximo responsable de la amargura le gustaría sentarse “antes de que llegue el verano”, para poder ver su sueño hecho realidad antes de que 2022 acabe. Igualmente, el Arzobispado, según se desprende de sus palabras, tiene muy buena sintonía con la hermandad, y Barrera cree que el proyecto y el sí definitivo llegarán “más pronto que tarde”.

“El tema de la financiación hay que tratarlo con el Arzobispado para llegar a un equilibrio. Pero es bueno destacar que siempre están al lado nuestra para lo que necesitemos. Igualmente, el Ayuntamiento de Carmona, en ningún momento, ha puesto trabas. Es cierto que no puede aportar ninguna cantidad económica, pues es un bien de la Iglesia, pero siempre ha estado dispuesto a ayudar en todo”, asevera.

Ayuda a entidades y ciudadanos

Con ese presupuesto de un cuarto de millón de euros, y tras saber que todo está encarrilado en cuanto a proyecto y burocracia, el mayor escollo que se le presenta ahora a la Hermandad es el de conseguir el dinero. Y es que, otro elemento a tener en cuenta es que esta intervención no podría realizarse en varias fases, sino en una única actuación, debido al montaje complejo del sistema de andamiajes por la orografía del terreno sobre el que se asienta este templo.

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Así pues, Rafael Barrera hace un llamamiento a “todos los ciudadanos, empresarios o entidades privadas que quieran colaborar con este proyecto tan necesario y a la vez ilusionante en el que nos hemos embarcado”. Una llamada a la sociedad civil para que aporte el mayor número de donaciones posibles con el único fin de ver, de nuevo, a esta torre-campanario de la Iglesia de San Felipe relumbrar como lo hizo desde finales del siglo XVI.

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