El cantillanero Padre Arias es reconocido como mártir y será proclamado beato

Mediante decreto, el Papa Francisco reconoce el martirio y elevará a los altares como beatos a 20 sevillanos –religiosos y laicos – asesinados por su fe en la Guerra Civil española

Francisco J. Domínguez

La Iglesia ha reconocido como mártires a 20 sevillanos, que a causa de su muerte violenta por la fe serán proclamados beatos y elevados a los altares. Entre ellos, religiosos y laicos, se encuentra el sacerdote cantillanero Francisco Arias Rivas, asesinado en Lora del Río en 1936.

En la audiencia del Santo Padre con el Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, celebrada este jueves, 22 de junio, el papa Francisco autorizó al referido órgano a promulgar los decretos para seis causas, siendo una de ellas “el martirio de los Siervos de Dios Manuel González-Serna Rodríguez y 19 compañeros, sacerdotes diocesanos, seminaristas, laicos y laicas; asesinados por odio a la fe en 1936 en España”, según se ha informado desde la Santa Sede.

Desde el dicasterio se desarrolla que “la muerte violenta de los mártires se sitúa en el contexto de la persecución religiosa española que afectó a la zona de Sevilla”. Así mismo, se añade que “los episodios individuales estuvieron acompañados por la destrucción de imágenes sagradas, incendios de iglesias y edificios religiosos”. Todo ello en un “clima de persecución que los milicianos republicanos instauraron contra todos aquellos que profesaban ser miembros de la Iglesia Católica, ya fueran fueron consagrados o laicos”, abunda el texto.

El Padre Arias fue detenido y asesinado en Lora del Río, donde ejercía su ministerio

El sacerdote y licenciado en Derecho Francisco de Asís Arias Rivas, nació en Cantillana el 30 de enero de 1875. Su ordenación sacerdotal tuvo lugar el 1 de junio de 1901. Desarrolló su ministerio en las iglesias sevillanas de San Nicolás, Santa Cruz, y San Lorenzo, así como en los municipios sevillanos de La Puebla de los Infantes y Lora del Río, siendo párroco de esta última desde el 27 de octubre de 1919 y el destino en el que fue detenido en julio de 1936. El Padre Arias “fue encarcelado por el hecho de ser sacerdote, dando consuelo espiritual a los demás presos en su cautiverio, Fue salvajemente vejado, atormentado y finalmente asesinado el 1 de agosto de 1936”, ha expuesto la hermandad de la Soledad de Cantillana.

Arias, cantillanero de nacimiento, fue hermano de la Asunción y de la Soledad. La primera destaca que fue “hijo, hermano y tío de mayordomas asuncionistas, por tanto fue hermano y fiel devoto de Nuestra Señora de la Asunción de Cantillana desde su nacimiento”. La hermandad de la Patrona, por su parte, lo ha definido como “gran devoto de la Virgen de la Soledad”, que “fue recibido como hermano en la hermandad en los cultos del septenario de 1892”, cuando le fue impuesto “el santo hábito o escapulario” soleano, “asignándosele el número 269 de la nómina de hermanos”.

Los veinte “Venerables Siervos de Dios, diez sacerdotes y diez laicos, todos asesinados en 1936 y pertenecientes a la Archidiócesis de Sevilla” son los sacerdotes Manuel González-Serna Rodríguez, Miguel Borrero Picón, Mariano Caballero Rubio, Pedro Carballo Corrales, Juan María Coca Saavedra, Antonio Jesús Díaz Ramos, Salvador Lobato Pérez, Rafael Machuca Juárez de Negrón, José Vigil Cabrerizo y el cantillanero Francisco de Asís Arias Rivas. Igualmente serán beatificados el seminarista Enrique Palacios Monrabá y los laicos María Dolores Sobrino Cabrera, Agustín Alcalá Henke, Mariano López-Cepero y Muru, Gabriel López-Cepero y Muru, Cristóbal Pérez Pascual, Manuel Palacios Rodríguez, José María Rojas Lobo, Manuel Luque Ramos y Rafael Lobato Pérez.

“Aceptación de la muerte como expresión de la fidelidad a Cristo”

Sobre todos ellos se explica que “no constituyen un grupo homogéneo, ninguno tuvo un juicio regular y casi todos fueron encarcelados previamente”. Desde el Dicasterio se añade que “está suficientemente probado el martirio material de todos los Venerables Siervos de Dios. Para algunos Venerables Siervos de Dios, la muerte vino después de la agresión, pero resultó como consecuencia directa de este acto”.

En este sentido se especifica que “en cuanto al elemento formal ex parte tyranni [literalmente, por parte del tirano], el odium fidei [odio a la fe] fue el motivo predominante que armó a los verdugos”. En el lado opuesto, “en cuanto al elemento formal ex parte victimarum [por parte de las víctimas], está suficientemente atestiguada la aceptación de la muerte como expresión de la fidelidad a Cristo hasta los momentos que preceden a su muerte”.

Pulsa para ver más contenido para ti

Del mismo modo, en esta misma fecha también se ha decretado la proclamación como venerable de Sor Lucía de Jesús y del Corazón Inmaculado, nacida Lucia dos Santos, una de los tres pastorcitos de Fátima que presenciaron las apariciones de la Virgen, siendo esta conocida como la “guardiana del tercer secreto de Fátima”.

Pulsa para ver más contenido para ti