El Puente de Hierro: Un Legado Emblemático de la Exposición Iberoamericana de 1929

En las orillas del río Guadalquivir se alza majestuosamente el icónico Puente de Hierro, también conocido como el Puente de Alfonso XIII. Este impresionante puente, construido para la Exposición Iberoamericana de 1929, es un testigo silencioso de la historia y el progreso de la ciudad a lo largo de los años.

El Puente de Hierro: Un Legado Emblemático de la Exposición Iberoamericana de 1929 / José Manuel García Bautista

José Manuel García Bautista

Inaugurado en abril de 1926 por el rey Alfonso XIII, este puente de hierro se ha convertido en un símbolo olvidado y distintivo de una época en Sevilla y en un hito arquitectónico de gran importancia.

La historia del Puente de Hierro se remonta a principios del siglo XX, cuando Sevilla fue seleccionada como sede de la Exposición Iberoamericana de 1929. La exposición fue un evento de gran envergadura que buscaba promover el intercambio cultural y económico entre España y los países de América Latina. Para albergar este evento, se planificaron numerosas infraestructuras, entre las que se encontraba la construcción de un nuevo puente para facilitar el acceso a la zona de la exposición.

El puente unía el final de la avenida de la Raza con Tablada y los terrenos que años después se convirtieron en el Real de la Feria .

Es un puente con un carril en cada sentido para vehículos y vía férrea, el vano central es de 56 metros de longitud, el tablero se divide en dos partes iguales basculantes, con unos ingeniosos mecanismos de apertura y cierre, eran independientes en cada una de las dos partes del tablero central por medio de motores eléctricos que actuaban sobre engranajes y cremalleras, esta maquinaria, permitía el paso de buques cuando el puente estaba en su emplazamiento original.

El proyecto del Puente de Hierro fue encargado al ingeniero José Delgado Brackenbury, bajo patente de la empresa Scherzer Lift Bridge Co. de Chicago y construido por la empresa Maquinista Terrestre y Marítima de Barcelona. Lo componen 201 toneladas de acero dulce y sigue siendo digno de admiración.

Fue el rey Alfonso XIII el que lo inauguró el 6 de abril de 1926 desde el crucero argentino ARA Buenos Aires​ junto a los tripulantes del Plus Ultra siendo el cuarto puente construido en Sevilla sobre el Guadalquivir tras el Puente de Triana, el puente de Alfonso XII y la Pasadera del Agua, además fue el primero móvil.

Tragedia

Una tragedia vino a ensombrecer la historia del puente en los años 80 del pasado siglo XX, en las noches se dejaba abierto el puente y sucedió que un médico de urgencias, al cruzar por él, se estrelló contra los contrapesos del mismo, no funcionaron las luces de emergencia rojas del mismo y el hombre murió en el acto.

Fue sustituido por el puente de las Delicias y cerrado tanto al tráfico rodado como al peatonal. Se desmontó y tras años desmontado se volvió a montar en la margen izquierda paralelo a la avenida de La Raza donde hay un proyecto para hacer de toda la zona un parque.

Su diseño combina elementos funcionales con una estética impresionante. Las columnas de hierro fundido, coronadas, sostienen una plataforma de hormigón armado. Las barandillas de hierro forjado resultan impresionantes.

A pesar de las modificaciones realizadas, el Puente de Hierro conserva su esencia y encanto original. Su estructura imponente y su diseño arquitectónico único lo convierten en un atractivo turístico y en un punto de referencia para los sevillanos. Además de su función práctica como conexión vial, el puente es un símbolo de la historia y el progreso de Sevilla.

El Puente de Hierro ha presenciado momentos significativos en la historia de la ciudad. Durante la Exposición Iberoamericana de 1929, se convirtió en una de las principales vías de acceso a la zona de la exposición, permitiendo el flujo de visitantes y la exhibición de los avances tecnológicos de la época. Además, ha sido escenario de numerosos desfiles, eventos deportivos y festividades a lo largo de los años.

En la actualidad, el Puente de Hierro sigue siendo un punto de encuentro para los sevillanos y un símbolo de la identidad de la ciudad. Sus vistas panorámicas del río Guadalquivir y su entorno histórico lo convierten en un lugar popular para pasear, hacer ejercicio y disfrutar de la belleza natural de Sevilla.

La conservación y el mantenimiento del Puente de Hierro son fundamentales para garantizar su integridad y preservar su valor histórico y arquitectónico. Las autoridades locales han llevado a cabo diversas labores de restauración y conservación a lo largo de los años, asegurándose de que el puente siga siendo seguro y funcional para las generaciones futuras.

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Su belleza y encanto perdurarán en el tiempo, recordándonos la rica historia y la identidad única de esta hermosa ciudad española.

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