Patrimonio

Se vende monasterio cartujo y una antigua fábrica de hielo del siglo XVII en la provincia de Sevilla

Los portales inmobiliarios especializados en los mercados más exclusivos ofertan Bienes de Interés Cultural y espacios singulares demandados por una nueva tendencia: el lujo silencioso 

Monasterio de la Cartuja en Cazalla de la Sierra.

Monasterio de la Cartuja en Cazalla de la Sierra. / María José Guzmán

María José Guzmán

María José Guzmán

¿Quién quiere comprar un monasterio del siglo XV en la provincia de Sevilla? El anuncio esconde de entrada su precio y localización, pero basta con mirar las fotos para descubrir que se trata de la Cartuja de Cazalla de la Sierra. Un monumento rodeado de naturaleza y manantiales y restaurado en los años 70 en parte, “con gran esfuerzo, empeño y acierto”, apunta el anuncio en el portal inmobiliario www.casasenelsur.com. Y se advierte al interesado que se trata de un Bien de Interés Cultural (BIC) y que, a pesar de las obras ya ejecutadas, “tiene mucho por hacer”.

Esta llamativa oferta inmobiliaria llama la atención entre un listado de propiedades en venta donde abundan las haciendas del siglo XVIII y los cortijos. En él sobresale también la Hacienda Torre Doña María, en Dos Hermanas, otro BIC restaurado y que se dedica actualmente al negocio de las bodas y eventos. Es una de las más representativas de la zona y cuenta con restos romanos y remodelaciones estilo neo-mudéjar, donde destacan su antigua torre militar de tres plantas y un jardín ornamental, protecciones que otorgan a este inmueble histórico un valor añadido.

Los Pozos de la Nieve en Constantina.

Los Pozos de la Nieve en Constantina. / María José Guzmán

Muchos de los precios no se publicitan abiertamente, pero la oferta patrimonial es muy amplia y las tasaciones, por tanto, tienden también a la baja. Hay haciendas en el área metropolitana de Sevilla por un millón o millón y medio de euros. Aunque en el otro extremo hay precios publicados que superan los nueve millones de euros.

Los ‘chollos’ se repiten a veces en distintos portales; además del citado, hay otros como villasfincas.com o fincasconencanto.es. Y agencias como Seville Sotheby's International Realty, inmobiliaria especializada en el mercado de lujo. Adrienne Chaballe, su responsable de marketing y relaciones corporativas, confirma el auge de estas ofertas y explica a qué se debe: “En primer lugar, a un renovado interés en la preservación y restauración del patrimonio arquitectónico y cultural, tanto a nivel nacional como internacional; las fincas rústicas y haciendas representan un legado histórico invaluable, atrayendo tanto a inversores que buscan preservar la riqueza cultural como a aquellos que desean disfrutar de un estilo de vida auténtico y en contacto con la naturaleza”, comenta.

Los consultores sitúan en la pospandemia el actual auge de este mercado inmobiliario, impulsado por el aumento del teletrabajo y la búsqueda de espacios más amplios y tranquilos en entornos idílicos. “Existe, además, una nueva tendencia en los compradores de propiedades de lujo que solemos denominar como el lujo silencioso: se buscan fincas o cortijos en ubicaciones más exclusivas, con historia, que reforman y actualizan”, comenta la consultora inmobiliaria.

Historia y singularidad rezuma otra de las ofertas más llamativas: la venta de una antigua fábrica de hielo del siglo XVII. Se trata de “Los pozos de la nieve”, el nombre de un complejo turístico rural en un caserío del siglo XVII en plena Sierra Norte de Sevilla, en Constantina, que fue una antigua fábrica perteneciente a la capital, según reza en un escudo en su fachada. Un sistema de acequias y galerías llevaban hasta allí el agua para convertirla en hielo que después se transportaba en caballerías por la noche a Sevilla. Un relato que aporta valor a un enclave que fue recuperado en el año 2000 con ocho habitaciones para turismo vacacional y eventos. Una intervención patrimonial que fue premiada con los Europa Nostra Awards en 2006.

Hay otras en venta con mucha historia, como la Hacienda de San Luis de Mejina, en Espartinas, preparada para eventos. Su origen se remonta al siglo XIV, pero lo más curioso es su relación con Japón, pues a comienzos del siglo XVII era propiedad de Diego Caballero de Cabrera, hermano del franciscano Luis Sotelo, acompañante del samurái Hasekura Tsunenaga, que se alojó en dicha finca durante su estancia por tierras andaluzas.

Los expertos de la consultora Garzón, que también gestionan inversiones en zonas exclusivas de España, confirman que en los últimos años, el mercado inmobiliario de fincas rústicas en Sevilla ha experimentado un crecimiento significativo, debido a una combinación de factores, que incluyen una creciente demanda de propiedades rurales, una mejora de la economía y un atractivo turístico sostenido en la zona de Andalucía occidental. “La posibilidad de convertir fincas rústicas en alojamientos rurales, hoteles boutique o casas de huéspedes ha atraído la atención de inversores y particulares interesados en el sector turístico”, explican desde la consultora.

Basta dar un repaso a los portales inmobiliarios para descubrir también haciendas en venta como Pino La Legua, en Carmona, que se ofrece como lugar para eventos. Éste es el uso que se le da a muchas de las haciendas. Hace unos años se vendió La Corchuela, una de las más cotizadas en estos momentos, y también el cortijo El Trobal, en Los Palacios, restaurado y dedicado también a las bodas.

Actualmente están también a la venta Las Corchas en Carmona y la Estrella en Alcalá de Guadaíra, donde también está una hacienda de 1721 restaurada, Santa Ana, que sale al mercado por un millón y medio de euros.

“También cabe destacar que una parte significativa de nuestros compradores busca este tipo de propiedades específicamente para sus caballos y las fincas rústicas son el entorno ideal para criar y entrenar caballos, con amplias extensiones de terreno y facilidades para actividades ecuestres”, explica Adrienne Chaballe.

Para este tipo de demanda es perfecta la Hacienda Vadillo, una de las que se asienta en la carretera de Mairena del Alcor-Brenes, un enclave de interés cultural bien conservado, con amplio caserío y dedicado a la cría de caballos. Ésta era propiedad del torero Miguel Báez El Litri y fue vendida hace diez años, en una operación que se calificó de pelotazo, a un conde alemán, criador de caballos árabes. Las inmobiliarias la reseñan como un lugar perfecto para disfrutar de una yeguada.

Al margen de las haciendas y también algunos cortijos hay viviendas singulares. Una de ellas se sitúa en el centro de Carmona y se trata de uno de los palacios más importantes y ricos de la arquitectura civil de la provincia de Sevilla. Al parecer, su construcción se hizo sobre los restos de una antigua casona del siglo XVI.

Igualmente llamativa resulta la venta de casas de Aníbal González en el Aljarafe. Arquitectura de ayer y de hoy, como la de una hacienda de reciente construcción que se vende también en el Aljarafe con el reclamo de la firma del arquitecto Javier de Bethencourt, autor de la rehabilitación de la parte de la Casa de la Moneda convertida hoy en apartamentos turísticos de lujo, junto a la Catedral de Sevilla.

¿Y qué ocurre con los terrenos agrícolas?

Éste es otro mercado y no es extraño que los caseríos se vendan de manera independiente de los terrenos que los rodean. Actualmente hay también oferta y demanda en el campo sevillano y la transmisión de fincas rústicas se ha disparado en los últimos años.

Javier Martín, senior advisor de la consultora Colliers, explica cómo funciona la oferta y la demanda en el agro: “La propiedad está muy fragmentada, los propietarios están envejeciendo y no hay relevo generacional, lo que provoca que los pequeños propietarios acaben vendiendo sus tierras porque les resulta difícil rentabilizarlas y eso genera muchas transacciones en el campo”.

Como contrapunto al riesgo de fragmentación llegan los fondos y los family office (grandes patrimonios familiares), que ofrecen liquidez a precios atractivos, oportunidades para desinvertir y relevo generacional. Estos compradores buscan consolidar fincas de más de 200 hectáreas, fáciles de mecanizar y rentabilizar pues transforman el campo con cultivos intensivos, y ponen su foco en el olivar, los cítricos, el almendro, las berries y el aguacate, según explica Martín.

El campo siempre ha sido y es un activo refugio”, apunta. En tiempos de incertidumbre los ahorradores apuestan por el campo, porque es un activo necesario para la alimentación y los recursos energéticos. “El precio de la tierra está correlacionado con la inflación y las mayores revalorizaciones están asociadas al acceso al agua para riego y a la distancia a las grandes ciudades. Estos dos elementos disparan el precio de algunas fincas. “El inversor no invierte en el agro porque es bonito, sino porque es rentable”, comenta.

Los consultores confirman el aumento de inversiones extranjeras en el campo sevillano que no sólo es rentable, sino que ofrece un patrimonio rico y que cada vez se valora más. Y ésa es una buena noticia.

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