Yo trabajo en la Feria

De los remiendos a la tintorería: los oficios que repuntan cuando llega la Feria

Talleres de costura y tintorerías comienzan a recibir trajes de gitana desde noviembre y es en estos meses de primavera cuando el trabajo llega a acumularse tanto que tienen que rechazar servicios

Juan Carlos Ventura, en la tintorería Nuria de Los Remedios, con un traje de gitana

Juan Carlos Ventura, en la tintorería Nuria de Los Remedios, con un traje de gitana / Carlos Doncel

La Feria de Sevilla da trabajo más allá de los límites del Real. Son aquellos que no curran en una caseta o sobre el albero, sino para esta fiesta. Costureras que remiendan volantes, tintoreros que limpian manchas de pasadas fiestas o tiendas que venden pendientes, flores, corbatas o mantoncillos.

Todos ellos empleos que empiezan a notar la subida en la demanda mucho antes de que estalle el azahar en las calles de la capital andaluza. Porque esos mismos que limpian, cosen o venden trajes de flamenca también hacen lo propio con túnicas de nazareno y camisas y vestidos para el Domingo de Ramos. "Los primeros trajes de flamenca para esta Feria entraron a mitad de noviembre. Sobre todo, de clientes habituales que saben que cerramos el cupo pronto y prefieren traerlos con mucha antelación", afirma Juan Carlos Ventura, gerente de la tintorería 'Elena', situada en el barrio de Los Remedios, a solo unos pasos de la portada.

El negocio lleva abierto 52 años, aunque la experiencia no impide que cada Feria se lleve la carga de trabajo al límite. "Aquí la Feria se vive demasiado intensamente, hasta el punto de aborrecerla", comenta, entre risas, Ventura a El Correo de Andalucía.

Juan Carlos Ventura sujeta un traje de gitana en la tintorería Elena

Juan Carlos Ventura sujeta un traje de gitana en la tintorería Elena / Carlos Doncel

Rechazan servicios por la alta demanda

"Hay que rechazar muchísimo trabajo porque no te da tiempo a abastecer a toda la demanda. Hace un mes aproximadamente que no cogemos trajes de flamenca. Tenemos que poner un cupo y, a partir de ahí, no coger más", reconoce Ventura, que haciendo memoria contabiliza hasta 140 trajes planchados.

No es algo que solo les pase a ellos, es la situación que viven estos oficios en estos meses del año. "Hemos arreglado más de 150 trajes. Podríamos coger 300, no dejan de entrar, pero sabemos que no nos da tiempo. Tenemos que rechazar casi el doble de lo que llevamos", cuenta Maribel Bernáldez, una de las encargadas del taller de costura 'Entretelas', a este medio.

Taller de costura 'Entre Telas' en la calle Esperanza de Triana

Taller de costura 'Entre Telas' en la calle Esperanza de Triana / Rafa Aranda

En la tintorería 'Nuria', en la Avenida República Argentina, también están hasta arriba estos días. "Suele ser como tres veces más que el resto del año. Estamos bastantes agobiados esta semana", explica su empleada, Azahara Muñoz. "Nos hemos quedado a puerta cerrada para poder terminar los encargos. Es mucho volumen de ropa. Con una mañana es imposible completar", revela.

"Estas semanas atrás han sido muy intensas: día y tarde y hasta sábados y domingos", describe Susana Márquez, también encargada de 'Entretelas'. Depende mucho del tamaño del negocio. En la tintorería 'Elena', son un equipo grande, de cinco personas que se dedican en tiempo y alma para sacar adelante todas las prendas recibidas. "El trabajo ha ido saliendo, aunque nos hemos estresado un poco. Si le dices al cliente que está para una fecha, tiene que estar", asegura Ventura.

Taller de costura 'Entre Telas' en la calle Esperanza de Triana

Taller de costura 'Entre Telas' en la calle Esperanza de Triana / Rafa Aranda

Los trajes de gitana tienen dificultad añadida

A la cantidad de demanda se une la dificultad de los trabajos a realizar con los trajes de gitana. Así lo describen desde la tintorería de Los Remedios: "Es muy laborioso, tiene muchas horas de trabajo. Y no es lo mismo un traje con un único volante sintético, que otro con 17 volantes pequeños de hilo. Esos cuestan más dinero. Lo que se cobra es el tiempo".

Susana Márquez y Maribel Bernáldez llevan solas, como autónomas, su taller de costura, y saben de buena tinta lo que supone modificar trajes: "Tiene que ir entallado al cuerpo, y por eso todos los años hay que ensancharlo o adelgazarlo".  

"El albero tiñe los bajos de los trajes de flamenca", añade Azahara Muñoz como otro punto a tener en cuenta, por lo que en su tintorería trabajan con una máquina en seco y una lavadora según el estado de cada uno.

Se compensan los peores meses

Tal es el nivel de trabajo que se les acumula a estos negocios, juntándose en muy pocos meses la Semana Santa y la Feria en Sevilla, y posteriormente la época de bodas, bautizos y comuniones, que prácticamente desde inicio de año van en ascenso, repuntando en los meses de marzo, abril y mayo, y bajando escalonadamente en verano.

"La temporada más fuerte es para la previa de Semana Santa y Feria", explica Juan Carlos Ventura, aunque incluso aún mayor puede ser lo que les llega después porque "es cuando se acumula todo lo ensuciado". De marzo a junio, "esta época representa un 70% de la facturación anual", estando antes de Semana Santa a un 60% de trabajo y subiendo tras la Feria a un 120-150% hasta el mes de julio.

Trajes de gitana colgados en la Tintorería Nuria de República Argentina

Trajes de gitana colgados en la Tintorería Nuria de República Argentina / Rafa Aranda

En el taller de costura 'Entretelas' manejan la misma previsión: "Con esta semana cubrimos el verano". "En enero ya empiezan a llegar trajes. Y entre Semana Santa y Feria hay diez días que es lo más gordo", describe Bernáldez.

Marzo y abril nos dan para aguantar el resto del año. A partir de julio sí que se nota muchísimo la bajada

Azahara Muñoz

— Empleada de la tintorería 'Nuria'

"Lo que hagamos ahora me va a dar la opción de seguir abiertos en agosto", coincide Azahara Muñoz, en la entrada de su tintorería. "Marzo y abril", concreta, "nos dan para aguantar el resto del año. A partir de julio sí que se nota muchísimo la bajada, igual que enero y febrero".

El traje al talle y la camisa impoluta. En Feria todos quieren llevar las mejores galas, y justo para eso decenas de costureras y tintoreros trabajan a destajo durante semanas. Pasan los años y la demanda de estos oficios se dispara en cuanto empieza a asomar la primavera. Ya se sabe: Sevilla pide siempre etiqueta cuando llega abril.

Tintorería Nuria

Tintorería Nuria / Rafa Aranda

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