Virus del Nilo
El miedo se extiende en los pueblos del Virus del Nilo: “Es inhumano, aquí no se puede vivir”
Salud confirma 9 casos de contagios y las víctimas del mosquito lo viven con desconcierto: "Perdí el habla y el conocimiento, y cuando me ingresaron me dijeron que había tenido un ictus"
El miedo se ha apoderado de las calles de La Puebla del Río. Las horas del día de menos calor, el amanecer y el atardecer, es precisamente cuando los vecinos de este municipio tienen que encerrarse en sus casas y untarse de repelente. Los bares, comercios y bancos más próximos a los arrozales están cerrados porque los propietarios "tienen miedo" de abrir sus negocios y exponerse y los clientes de sentarse al aire libre por la tarde. Aquellos bares y restaurantes que sí lo hacen sirven a sus vecinos repelentes a la vez que tapas, para no hacer de las terrazas un lugar hostil.
Este es el escenario que deja en La Puebla el virus del Nilo, la infección que se adquiere por la picadura de un mosquito Cúlex, y que los vecinos llevan sufriendo meses sin que nadie les dé una solución. En lo que llevamos de año, esta infección se ha llevado la vida de dos personas de forma fulminante.
La Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía ha publicado los datos más recientes acerca de la expansión del virus detectando la presencia del virus del Nilo en capturas realizadas entre el 23 de julio y el 31 de julio en los municipios sevillanos de Almensilla, Villamanrique de la Condesa, Bollullos de la Mitación y Utrera y en Montalbán (Córdoba). Por su parte, la Estación Biológica de Doñana de CSIC ha localizado también la existencia del virus del Nilo en mosquitos capturados en los municipios sevillanos de, además de La Puebla del Río, Coria del Río y Palomares del Río. Hay nueve casos confirmados `por Salud en estos momentos.
Esta situación empezó en 2020, cuando se detectaron los primeros casos del virus del Nilo en Andalucía, aunque los vecinos aseguren que años antes ya se padecían estos síntomas. El año de la pandemia de covid fue el que se llevó la vida de más personas, en concreto siete, cuatro de Sevilla y tres de Cádiz.
A este escenario se le suma el conflicto entre administraciones que hay con relación a la gestión de esta enfermedad en los municipios afectados. Por su parte, la Junta realiza actuaciones de vigilancia y control de mosquitos, pero asegura que son los ayuntamientos quienes deben responsabilizarse de ejecutar planes municipales así como de fumigar. Sin embargo, los gobiernos municipales responden que carecen de las herramientas jurídicas y económicas para afrontar esta problemática. La Diputación de Sevilla, por su parte, siempre ha defendido que al tratarse de un problema de salud pública y supraprovincial es la Junta quien debe tomar las medidas adecuadas para garantizar la seguridad de los vecinos de dichos municipios. Un enfrentamiento entre administraciones públicas que a día de hoy sigue sin resolverse y que ha llegado hasta los tribunales.
Arrozales: el dilema de las fumigaciones
En La Puebla del Río, ubicado en las marismas del Bajo Guadalquivir, tierra de cultivos de arroz, hasta 37.000 hectáreas de arrozales envuelven el pueblo, siendo el trabajo y sustento de muchos vecinos de la zona. Sin embargo, los arrozales también son el sembrado perfecto para las larvas de mosquitos, es decir, caldo de cultivo para la reproducción de mosquitos. Ese es, precisamente, uno de los principales dilemas a los que se enfrenta el vecindario y las administraciones: encontrar una alternativa que no afecte a las cosechas, pero que solucione el "grave problema" que afrontan los vecinos con la infección del virus del Nilo.
Ante una situación, que lo vecinos de La Puebla califican de "desesperante", la plataforma Luchando Contra el Virus del Nilo organizaron este lunes una concentración en la que ha reunido a varios centenares de vecinos en la entrada del pueblo para manifestarse pacíficamente contra "la mala gestión" de las administraciones, especialmente de la Junta de Andalucía.
"Si fuera un pueblo catalán, el Gobierno haría algo"
La madre de Granada Pineda ha venido a la concentración con toda su familia, todos ellos tristes y de luto, visten de negro. Hace apenas dos semanas falleció su madre a la edad de 86 años por culpa de la picadura de mosquito. "Me molesta que la gente piense que mi madre falleció porque era muy mayor", cuenta Pineda a El Correo de Andalucía, quien asegura que su madre "rebosaba vitalidad y ganas de vivir".
Pineda relata que su madre empezó a tener diarreas, seguido de cansancio y vómitos. No obstante, lo que hizo saltar todas las alarmas fue que a los pocos días dejó de sentirse las piernas y comenzó a notar rigidez en la nuca, "síntomas de una encefalitis". "Todo sucedió rapidísimo", reconoce Pineda, quien confiesa que su familia "obligó a los médicos" a que le hicieran una punción lumbar a su madre, la prueba que determinó el tipo de enfermedad que tenía. Tras una semana ingresada, la madre de Pineda falleció.
Esta vecina de La Puebla califica la situación de "inhumana" insistiendo en que en este pueblo "no se puede vivir". "Si esta situación hubiera ocurrido en un pueblo catalán el Gobierno haría algo", condena Pineda a lo que añade que "este escenario es el que es porque sucede en un pueblo de Andalucía".
Este escenario es el que es porque sucede en un pueblo de Andalucía
Un tema que genera debate y crispación entre los vecinos de este municipio es la "escasa" atención que han recibido por parte de los órganos públicos. "Es más importante la vida de un gatito o un pajarito en Doñana que la vida de una persona", algo que Pineda considera "lamentable".
Por su parte, su hermano Antonio Tomás Pineda, añade que "lo importante es que las administraciones se responsabilicen, se pongan de acuerdo en una solución y actúen", declara. Insiste en que los ciudadanos no tienen por qué saber de quién es responsabilidad, solo tienen que obtener una solución.
"Me dijeron que había tenido un ictus"
Francisco Rosendo lleva menos de una semana reposando en su casa, todavía afectado moral y anímicamente por las secuelas del virus del Nilo. "He estado casi dos semanas ingresado, cuando llegué a urgencias me enviaron tres veces a mi casa", explica en una conversación con este periódico. Rosendo recuerda que no fue ingresado hasta que no perdió el habla y posteriormente el conocimiento, que tras dichos síntomas los médicos le dieron un diagnóstico erróneo.
Las Administraciones no escuchan a los epidemiólogos, quienes saben de estos temas tan delicados
"Me dijeron que había tenido un ictus, entonces me hicieron una punción lumbar y allí vieron que no era un ictus, que tenía una meningitis encefálica provocada por la infección del virus del Nilo que había contraído por la picadura de un mosquito", cuenta el vecino de La Puebla, a quien todavía le cuesta hablar y gesticular.
"Nadie hace nada"
Rafael es un vecino del pueblo que perdió a su suegro en 2020 por el virus del Nilo, siendo el primer fallecido que hubo en 2020. "Desde la plataforma llevamos desde 2020 intentando hablar con los ayuntamientos, la Diputación y la Junta, para conseguir que las campañas de fumigación sean antes y no haya tantos mosquitos a estas alturas", explica Rafael a este medio, a lo que añade que "no se puede llegar a estos extremos".
Este vecino, que es miembro de la plataforma que ha organizado la concentración este lunes, reclama que "nadie hace nada" por encontrar una solución. "Las administraciones no escuchan a los epidemiólogos, quienes saben de estos temas tan delicados", alerta este vecino e insiste en que "hay que tomar medidas drásticas y rápidas".
En la concentración de este lunes, donde se han oído gritos como "¡Junta, escucha, escucha nuestra lucha!", y "¡No más muertes!", los vecinos y vecinas del pueblo han encontrado en la palabra "miedo" el denominador común de esta pesadilla. Un escenario cada vez más preocupante que impide a este pueblo llevar una vida normal, y que en el azar de una picadura de mosquito que contenga esta enfermedad puede poner en peligro la vida de niños, jóvenes, adultos y personas de edad avanzada.
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