Estreno

Detrás del telón del Circo del Sol: "Somos trapecistas, siempre estamos expuestos a accidentes y fallos técnicos"

El circo más famoso del mundo regresa a Sevilla con el espectáculo 'Alegría-Bajo una nueva luz', que se estrena este sábado 28 y estará hasta el próximo 17 de noviembre en el Charco de la Pava

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Rocío Soler Coll

Rocío Soler Coll

De todos los espectáculos que ha producido a lo largo de su historia el Circo del Sol, Alegría, sin duda, es el montaje más emblemático. Como si fuera un ave fenix, la producción estrenada por primera vez en 1994 llega a Sevilla renovada. "Es una versión que reimagina el espectáculo original", defiende Ammed Tuniziani, trapecista de Alegría-Bajo una nueva luz, que encenderá sus focos este sábado 28 bajo la gran carpa del circo más famoso del mundo.

A 72 horas del debut, en las instalaciones del Charco de la Pava se respiran nervios, emoción, también cansancio por el gran número de ensayos y, sobre todo, ganas de subirse a la palestra y reencontrarse con el público sevillano.

El espectáculo que hace 30 años dio la vuelta al mundo y puso a la compañía canadiense en el epicentro del mapa de los espectáculos en vivo, jamás llegó a la capital andaluza. Esa tarea pendiente se cumple ahora con un nuevo show que versiona el espectáculo original con una veintena de números que se podrán disfrutar todas las semanas, de miércoles a domingo, hasta el próximo 17 de noviembre (y para las que quedan entradas disponibles).

Ensayo del número 'Trapezio Volante' en la gran carpa del Circo del Sol en Sevilla. / Rocío Soler Coll

Entre bambalinas y las zonas de ensayo, se pone de manifiesto cómo este montaje, que cuenta con cerca de 120 personas de 25 nacionalidades, es un espectáculo medido al milímetro para que la realidad supere la ficción y nada falle.

Tres generaciones de trapecistas

Entre los Malabares, los Hula Hoops, las Telas Aéreas o las Barras Acrobáticas, está el Trapecio Volante, el número que clausura el show.

Se trata de una actuación que ocurre a 10 metros sobre el escenario, donde cuatro trapecios se convierten en el patio de recreo aéreo de voladores que realizan saltos imposibles para alcanzar los brazos de sus receptores, suspendidos de sus rodillas. De cerca contemplar el esfuerzo detrás de la coordinación, habilidad y ritmo además de los impresionantes saltos a la red corta la respiración a más de uno. La concentración es total, aunque los trapecistas, relajados, se lancen al vacío como si de algo fácil se tratara.

El director de este número es Ammed Tuniziani, un trapecista venezolano que lleva 25 años dedicándose al mundo de las acrobacias aéreas. Tuniziani lleva este arte literalmente en las venas, pues es la tercera generación en su familia, tanto por parte de padre como de madre, que se dedica al mundo de trapecio.

"A los 8 años me subí por primera vez a los trapecios porque mis cuatro hermanos mayores también lo hacían y yo quería ser como ellos", destaca en una conversación con este periódico. Tras 25 años de carrera ha dado la vuelta al mundo volando entre trapecios.

Trapezistas del Circo del Sol ensayan su número en la gran carpa. / Rocío Soler Coll

"En 2021 me llamó el Circo del Sol para hacer mi propio espectáculo, con el mismo equipo con el que llevaba trabajando varios años donde además están con dos de mis hermanos, aunque por supuesto lo hemos adaptado a los cambios técnicos para acoplarnos a todo el show de Alegría", subraya el artista.

Su equipo es de lo más singular: una ex bailarina de ballet, dos profesionales del jiu-jitsu, acróbatas de gimnasia rítmica y expertos del circo tradicional. Para Tuniziani, ya son una familia y, en este caso, multicultural y multifacética.

Un margen de error del 20% es "mucho y muy poco"

Los ensayos están para equivocarse, rehacer, coordinar y mejorar. Y esto sucede en un ejercicio de trapecistas, donde por raro que parezca, caen, resbalan, ríen, se dan consejos entre ellos y perfeccionan sus acrobacias. Sin embargo, por mucho que se ensaye, el riesgo siempre está ahí. "Es un espectáculo en vivo y somos trapecistas, siempre estamos expuestos a accidentes, fallos técnicos y caídas peligrosas durante la actuación aun teniendo una red de protección".

Tuniziani señala un margen de error del 20% que, según apunta, es "mucho y muy poco". "Para tratarse de un acto acrobático aéreo es muy bajo, pero sigue siendo alto el riesgo al que nos exponemos", asegura.

Una acróbata del Circo del Sol ensaya en la gran carpa. / Rocío Soler Coll

Al ver volar a estos especialistas de las trapecios parece que no haya espacio para la imperfección. No obstante, Tuziani lo aclara con rotundidad: "Claro que nos equivocamos, siempre hay errores, por mucho esfuerzo y talento, somos humanos y esto es un arte físico".

Es su primera vez en la capital andaluza y aunque le han hablado del buen comer y del flamenco, por lo que se muestra más ansioso es por encontrarse cara a cara con los espectadores que han comprado la entrada para el Circo del Sol. "España ha sido uno de los mejores públicos de mi carrera en todo el mundo, la reacción en el show y la calidad como público en un espectáculo así es algo único", afirma el artista, que lo describe como algo "sensacional".

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Pese a su amplia experiencia, este acróbata confiesa estar nervioso porque solo quedan horas para que el telón suba, las lentejuelas brillen y los aplausos resuenen en la carpa más mágica de la ciudad.

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