Bares de Sevilla

La emblemática cervecería que regresa al Tiro de Línea: "Los platos son clásicos porque este bar es del barrio"

Hace tres semanas se volvieron a abrir las puertas de uno de los bares más conocidos de esta zona de Sevilla con una carta reversionada y "actualizada"

Plato de pollo frito de Casa Molina. / Rocío Soler Coll

Rocío Soler Coll

El Tiro de Línea se despidió hace casi dos años de uno de sus bares más emblemáticos: la cervecería y cafetería Casa Molina. Tras más de 60 años sirviendo los guisos y platos más clásicos de la hostelería sevillana de toda la vida, su dueño, segunda generación del bar, decidió poner punto y final a esta etapa.

Lo que no se imaginaba es que esta cervecería tendría una segunda o cuarta vida en Sevilla y que el punto y final ahora es solo un punto y seguido.

Plato de solomillo al whisky con una base de patatas fritas caseras. / Rocío Soler Coll

Hace tres semanas Casa Molina reabrió sus puertas en el mismo local en el que estuvo más de medio siglo. Hoy pertenece al Grupo Leña, propietarios de restaurantes en Sevilla como Leña al Lomo o Armanda, y a pesar de haber llevado a cabo una discreta remodelación ha mantenido la mayoría de su interiorismo original.

"Queremos que siga siendo lo que era, por eso los platos son clásicos, porque este bar es del barrio", reconoce Álvaro Ferraro, socio del Grupo Leña.

Tanto es así que Raúl Molina, hijo de Ángel Molina -el último propietario de la familia- sigue trabajando detrás de la barra de ladrillo visto, ahora pintada de rojo sangre y cubierta por una pasarela de copas de vidrio.

Los míticos azulejos azules siguen adornando la pared del local y el cuadro que custodiaba la entrada, con un imagen de Jesús Cautivo y otra de la Virgen de las Mercedes permanece intacto.

Bandeja de ensaladilla de gambas y huevos rellenos. / Rocío Soler Coll

La carta también se ha reversionado aunque "sin perder su esencia". Con más de 50 platos y tapas diferentes, su oferta va desde la lata de anchoas pasando por todo tipo de guisos como las espinacas con garbanzos o las albondigas al Jerez hasta su ya reclamado pollo frito y las pavías de bacalao. "Todos los platos se llevan a cabo en nuestra la cocina, la comida es totalmente casera", resalta Ferraro.

Interior del local Casa Molina, en el Tiro del Línea. / Rocío Soler Coll

Una carta para cualquier ocasión

En Casa Molina hay menús para muchos tipos de días. Para cuando se quiere picar algo rápido hay un surtido de tapas frías como los boquerones en vinagre, las sardinas ahumadas, la ensaladilla de gambas, los huevos rellenos o el salpicón de marisco.

La carta, que está formada por más de 50 platos, se ha reversionado "sin perder su esencia"

Sin embargo, aquí "siempre han triunfado los platos calientes", algo por lo que se sigue apostando. "Los chipirones a la plancha, el solomillo al whisky y los pinchos morunos son los platos que más salen", destaca este socio sevillano.

Cazuela de garbanzos con langostinos, uno de los platos "fuera de carta" del día. / Rocío Soler Coll

Entre su extensa propuesta de platos caseros o "pa mojá pan" -como prefieren llamarlo ellos- también destaca la carne con tomate de Los Palacios, el menudo con papas, las gambas al ajillo, el pisto con huevo y la tortilla de patatas al whisky.

Del mismo modo, los fritos son protagonistas en la carta de esta nueva apertura, donde las croquetas caseras reinan el ranking de platos más pedidos junto con el pollo frito y los chocos.

Y como nada le falta a esta nueva interpretación de Casa Molina también se puede hacer una parada en el local para saborear algunos de sus montaditos: como el de lomo al roque o el serranito.

Y para finalizar, los postres de este bar llegan directos de Don Dulzón, un obrador también del grupo que proveé al restaurante con opciones como la tarta de queso, la tarta de la abuela, la torrija casera y el tocino de cielo.

Vitrina de gildas de Casa Molina. / Rocío Soler Coll

Los precios también se han mantenido, en la medida de lo posible, en un rango similar. Las tapas van desde los 3€ hasta los 4,80, con alguna excepción como la tabla de quesos, que tiene un precio de 6,50€. Los platos tienen mayor diferencia pero la horquilla va desde los 8€ hasta los 15€, siendo el cachopo casero de ternera marucha (con jamón ibérico, queso de oveja y edam) uno de los platos más caros de la carta.

Para empezar, una gilda

Una de las principales vitrinas de la barra es la que está repleta de gildas. Montañas de diversas variedades que se convierten en un aperitivo recurrente para inaugurar cualquier comida. Las hay de multitud de sabores: con anchoa, con anchoa y boquerón, con anchoa y cereza, con huevo de codorniz o la que más triunfa: anchoa del cantábrico con pimiento cherry relleno de queso y almendras. El precio de estos bocaos va desde 1,60€ hasta 2€.

Gilda de anchoa del cantábrico con pimiento cherry relleno de queso y almendras. / Rocío Soler Coll

Se sirve con un pequeño bowl de patatas fritas y se está convirtiendo en un sello del local, pues la mayoría de mesas empiezan sus comidas con algún tipo de gilda.

Desayunos "de campeones"

Aquí el desayuno se pide con una carta en mano. No obstante, no se ofrecen tostas con huevo poché, aquí el día se empieza con una tostada con aceite y carne mechada, pavo o york. "La más famosa es la tostada Casa Molina, con carne mechada, queso viejo, aguacate y aceite", subraya Ferraro sobre una tostada con un precio de 3€ si es media y 4,20€ si es entera. El resto de tostadas tienen un precio medio de 1,40€ si es media y 2€ si es entera y para quienes prefieran una opción dulce también hay churros y gofres.

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Aunque todavía es pronto para hacer balance de esta nueva vida de Casa Molina, el restaurante ha vuelto a acoger a multitud de clientes en un local del que, según los vecinos, jamás debió marcharse.

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