Bares

El bar de Los Remedios que encandiló con su solomillo al whisky a la duquesa de Alba y Curro Romero

Este negocio familiar de comida casera y tradicional lleva 20 años en la calle Virgen de las Montañas sirviendo platos típicos de la cocina andaluza

La fotografía que José Antonio Marín guarda con la duquesa de Alba en Casa Pepe. / Rocío Soler Coll

Rocío Soler Coll

Dicen que cuando en un restaurante hay mucha gente mayor comiendo solo puede significar una cosa: se come bien. A las tres de la tarde de un día entre semana esta "tasquita de Los Remedios" -como la define el propietario- tiene el 80% de sus mesas ocupadas por clientes de edad avanzada. Boquerones fritos, ensaladilla de langostinos, huevas con mayonesa o sangre encebollá son algunos de los platos que este bar saca a diario, uno detrás de otro.

Ubicado en la calle Virgen de las Montañas, este negocio con más de 20 años de antigüedad llamado Casa Pepe, en honor a su fundador Pepe Antón, sirve todos los días desde hace dos décadas una carta apenas retocada que gira en torno a platos típicos de la gastronomía andaluza con productos de proximidad.

Eso sí, no es un bar con tapas a 3 euros, es una marisquería de comida casera donde las medias raciones y las raciones acaparan la carta y el precio medio es de 15-20 euros por persona.

José Antonio Marín y Sílvia Antón, copropietarios de Casa Pepe, en Los Remedios. / Rocío Soler Coll

Entre todas sus propuestas hay una con un reconocimiento especial, el de "mejor solomillo al whisky de Sevilla", una etiqueta puesta por sus vecinos y clientes. Detrás del éxito de los platos están las manos de Silvia Antón, hija del fundador y copropietaria junto a su marido José Antonio Marín, responsable de que todos los platos salgan rápido, en orden y que a nadie le falte de nada.

Media ración de boquerones fritos de Casa Pepe. / Rocío Soler Coll

"Viene gente de todas partes, pero sobre todo el sevillano más mayor que quiere comida auténtica, casera y sencilla, pero bien hecha", destaca José, ajetreado en plena hora punta, sirviendo cañas y raciones de boquerones fritos a partes iguales.

"El solomillo lleva de todo menos whisky"

Silvia, que no para de menear sartenes y freidoras a la vez que habla, es muy consciente del éxito de su plato de carne. "El secreto está en la salsa: pongo zumo de limón, aceite de oliva mezclado con aceite de girasol para que no sepa mucho a oliva y dientes de ajos", cuenta la cocinera, que no tiene reparos para desvelar su truco: "Un poco de zumo de naranja para que endulce la salsa y su brandy, porque el solomillo lleva de todo menos whisky", recalca, mientras espera a que todos los ingredientes se infusionen a fuego lento.

Media ración de solomillo al whisky de Casa Pepe. / Rocío Soler Coll

Este plato es claramente la estrella del local, aunque tiene serios competidores como los boquerones fritos, la ensaladilla de langostinos o los guisos de temporada que se preparan todas las mañanas. La gente babea con el plato nada más verlo: una base de patatas fritas caseras con unos generosos trozos de solomillo cubiertos de una salsa con grandes dientes de ajo.

"Creo que es la mejor que me he tomado en años", se oye de fondo en una mesa de dos comensales. Silvia insiste en que "cada día salen muchos", pues es el plato con el que la gente suele dar por terminada la comida.

Un grupo de comensales en el interior de Casa Pepe durante el mediodía. / Rocío Soler Coll

Sin embargo, esta marisquería también hace honor a su nombre y los pescados pequeños, según José, son clásicos del restaurante. "La ensaladilla de langostinos es de lo que más sale y si un día por lo que sea no hay, los clientes se enfadan", reconoce el copropietario. A la pregunta sobre la receta de este plato, Silvia la describe como "lo más simple del mundo", lleva patata, zanahoria, langostino cocido y mayonesa Ybarra. "Los boquerones, las pijotas, las acedías, los salmonetes y los calamares de verdad, que los pone muy poca gente, también triunfan", añade.

Simple, pero bueno

"El otro día una pareja me dio la enhorabuena porque decía que estaba todo bueno, algo difícil de conseguir", comenta José con mucho orgullo. El matrimonio insiste en que su éxito está en la sencillez de sus platos, lo que hace que estén realmente buenos.

Una ración de ensaladilla de langostinos de Casa Pepe. / Rocío Soler Coll

Mientras pone un poco de nata en el plato del tocinillo de cielo, Jose insiste en que las recetas simples son a veces las más complicadas y las que las nuevas generaciones desconocen más. "Por ejemplo, ahora voy a adornar este tocinillo con nata, nueces y sirope, pero como realmente me gusta es sin nada, solo el tocinillo".

El tocinillo de cielo de Casa Pepe. / Rocío Soler Coll

La cocina abierta delata el gran trabajo de Silvia, que no deja los fogones en ningún momento. "Llevamos muchos años siendo solo él y yo, con poca ayuda", recalca la cocinera y copropietaria, mientras le entrega un plato de huevas con mayonesa a su marido para que lo lleve a la terraza.

Un bar de vecinos y estrellas

A Casa Pepe acude el vecino de siempre y el visitante que viene por una recomendación. "Atendemos a mucha gente de Madrid, pero turistas extranjeros muy pocos", recalca José. Y entre el cliente local y el visitante están también las figuras reconocidas de la cultura andaluza que han pisado estos lares, como Curro Romero, la duquesa de Alba, ministros, Javier Arena, futbolistas y presidentes de los clubs, entre otros.

La fotografía que José Antonio Marín guarda con la duquesa de Alba en Casa Pepe. / Rocío Soler Coll

"Curro Romero decía que no venía a este restaurante a mirar el mantel de papel, venía mi materia prima". Jose lo cuenta orgulloso, tanto que se dirige hasta el almacén de su restaurante para hacerse con el sobre donde guarda reveladas las fotografías que demuestran lo que cuenta: una fotografía de la duquesa de Alba sentada en una de sus mesas y otra de Curro Romero con su mujer.

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A José solo le quedan nueve años para jubilarse y aunque a Silvia todavía algunos más, ambos tienen claro que cuando uno se vaya el otro lo hará detrás y el negocio tendrá que cerrar porque su único hijo, no parece tener los mismos intereses que sus padres. Mientras tanto, hay solomillo, ensaladilla y acedías para rato.

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