DANA

Los bomberos de Sevilla cuentan lo vivido en Valencia: "Es duro comunicar a alguien que su hermano ha muerto"

Manuel Blanco, mando de los bomberos de la Diputación de Sevilla, encabezó el primer contingente enviado hacia Valencia, que ya ha sido relevado de sus labores de ayuda en Requena y Catarroja

Los bomberos de la Diputación de Sevilla comenzaron ayudando en Requena y Catarroja tras el paso de la DANA / Cedida por Manuel Blanco

Rafa Aranda

Manuel Blanco, mando del Consorcio Provincial de Bomberos, fue de los primeros en partir desde Sevilla rumbo a Valencia para ayudar en las labores de limpieza tras el paso mortal de la DANA. Salieron el pasado jueves, de madrugada, con Requena como primer destino y Catarroja como segunda parada. Y al llegar, se dieron cuenta de la magnitud de la tragedia.

"El paisaje no existe. Llegamos de noche, y a medida que salía la luz vimos ya coches abandonados a izquierda y derecha, a decenas de kilómetros de la zona a la que debíamos ir", explica Blanco. "Era la típica película americana en la que vas recorriendo toda la ciudad y dejando coches destrozados. Por la magnitud y la extensión parecía un escenario bélico", continúa.

Este bombero atiende a El Correo de Andalucía mientras realiza el camino de vuelta desde Valencia. Al primer contingente que él encabezaba, con nueve efectivos y tres vehículos desplazados, se sumó el domingo un segundo equipo de 17 efectivos con cinco vehículos de salvamento y rescate, estos hacia Paiporta. Este jueves llega un tercer contingente, y también se han movilizado once bomberos del Ayuntamiento de Sevilla.

Blanco describe la primera impresión que tuvieron, alejada de la que se encontrarán los que vayan llegando ahora: "Es esa sensación de un tsunami que ha pasado y ha arrasado con todo. El olor va apareciendo poco a poco. Cuando vas tocando y lo hueles te das cuenta de lo que hay allí”.

Al llegar a Catarroja, había un puesto de mando y les van a asignando zonas, bloques y sótanos en los que actuar, retirando barro y coches de las calles y ayudando a abrir locales y domicilios o a atender a personas que con necesidades médicas tras la DANA.

Los bomberos de Sevilla durante labores de búsqueda en un garaje afectado por la DANA / Cedida por Manuel Blanco

Fue en una de esas primeras misiones cuando, en un garaje, vivieron una de situaciones más duras. Una persona buscaba a su hermano desaparecido. "El sótano estaba completamente inundado. Achicando agua, cuando bajó un poco el nivel del agua, hacemos una inmersión. Esta persona nos dijo cómo era el coche y finalmente se encuentra el cuerpo de la persona fallecida", explica este bombero.

"Intentas mantener la cabeza lo más fría posible para que los sentimientos no te nublen del objetivo. Es inevitable el nudo en la garganta cuando este hombre busca a su hermano e intentas tranquilizarlo sabiendo que lo que ibas a encontrar iba a ser duro. Es duro dar esa información y ver la cara de la persona", prosigue relatando Blanco. "Intentas empatizar lo máximo posible, pero no te puedes llevar el dolor de todo el mundo. Si no, revientas”.

Escenas de solidaridad

Manuel Blanco, después de días de duro trabajo, resalta las imágenes de solidaridad que ha podido presenciar en primera persona. "Ha sido impactante. Mucha gente joven y muchos vecinos ayudando. Me quedo con la solidaridad de la gente de zonas no afectadas que han ido a ayudar y con la actitud y serenidad de la gente afectada", asegura.

Por ejemplo, cuenta que los bomberos recibían comida de los voluntarios, que unas chicas de Alicante les ofrecieron batidos de vitaminas, recuerda también a una policía local de un pueblo de al lado "súper implicada limpiando con mucha fuerza" o "gente con carros con agua y bocadillos". Imágenes difíciles de borrar, que se quedan en la retina.

“Los comentarios eran de agradecimiento. Nos despedimos llorando con los vecinos aplaudiendo y con abrazos", continúa, rememorando el momento de la despedida antes de regresar a casa.

Y de tragedia

Preguntado por otras escenas menos agradables, que igualmente describen la realidad de lo que se está viviendo en Valencia, Blanco relata que una chica les contó "cómo vio una ola de dos metros acercándose y ella intentando escapar".

O "unos chicos que tenían una tienda, se metieron dentro pensando que era una riada normal y cuando intentaron abrir la persiana eléctrica no podían porque se había ido la luz". "Tuvieron la suerte de que un coche logró romper el cristal con fuerza suficiente y después pudieron agarrarse a un árbol, hasta que un vecino les lanzó una sábana desde arriba y consiguen salvarse en el último momento", añade. "Mucha gente piensa que va a morir y se despide de sus familiares".

Los bomberos de la provincia de Sevilla, durante los trabajos de ayuda en la Comunidad Valenciana / Cedida por Manuel Blanco

"Dormimos en el suelo de una escuela"

Cuando llegas a una zona donde han fallecido cientos de personas y otras decenas se encuentran desaparecidas, lo primero es ayudar y lo demás queda en un segundo plano. "Empezábamos muy temprano y acabábamos cuando no quedaba nadie por la noche", cuenta Blanco, confesando que han dormido en el suelo de un aula de Primaria.

"El descanso ha sido escaso. Llegábamos tan cansados que te quedas dormido. Teníamos aseo o una manguera para ducharnos en el patio, y llevábamos barritas y agua. Hemos estado comiendo pero no alimentándonos. Es lo de menos, se come y se duerme cuando se puede", describe el mando de bomberos de la provincia.

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Blanco se queda con "la satisfacción de haber ayudado y haber hecho lo que está en nuestra mano, con el trabajo de los compañeros de la primera misión de manera muy profesional y sin descanso". "Hará falta mucha ayuda en todos los sentidos, para la población, para la reconstrucción, y se tardarán muchos meses en recuperar la normalidad”, reflexiona. "Dentro de la tragedia, saquemos lecciones que nos sirvan para aprender y adelantarnos a estas catástrofes con los medios que tenemos sin que nos pille de imprevisto”, concluye.

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