Gastronomía sevillana

El obrador artesanal de la Gavidia que triunfa con sus molletes de masa madre y sus bases de pizza

Se trata de un negocio con raíces en Lebrija que elabora todos sus productos artesanalmente, desde el pan hasta los polvorones

Bollitos de leche con chocolate del obrador La Peña, en Sevilla.

Bollitos de leche con chocolate del obrador La Peña, en Sevilla. / Rocío Soler Coll

Rocío Soler Coll

Rocío Soler Coll

En este obrador de la calle Virgen de los Buenos Libros, número 1 el pan fermenta 24 horas antes de llegar hasta el paladar, los tipos de mollete van desde el clásico hasta el de tomate y los dulces, como los polvorenos y el panetone, también se elaboran en entre las paredes del local de Sevilla.

El pan es uno de sus buque insignia y lo hay de todas las formas, desde la baguette hasta el pan de pistacho y arándanos. Aquí los productos "recuerdan a la infancia", como los bollitos de chocolate o de leche. "Nos los dicen muchos clientes mayores, el sabor es el de siempre", reconoce Jennifer Míguez, copropietaria del Obrador La Peña.

Mostrador de dulces del obrador La Peña.

Mostrador de dulces del obrador La Peña. / Rocío Soler Coll

Este negocio, que lleva abierto desde 2021 y abrió su persiana tal día como hoy, es ya un obrador de referencia en la zona para obtener productos de máxima calidad elaborados artesanalmente. Por ello, es también el proveedor de restaurantes del barrio como el Dos de Mayo, la cafetería de la Gavidia o el bar La Vicenta.

Sus raíces, sin embargo, están en Lebrija y se remontan a la época de la posguerra, cuando el abuelo de Miguel Ángel Chavez -copropietario de La Peña-, Antonio López, decidió emprender su propio negocio, un obrador que con el tiempo se convertiría en una fábrica de harina. "Se dedicó a repartir pan en el pueblo a las familias más afectadas por la pobreza", resalta Míguez.

Una profesional del obrador La Peña corta en rodajas el pan.

Una profesional del obrador La Peña corta en rodajas el pan. / Rocío Soler Coll

Es precisamente la calle de Lebrija en la que se ubicó el primer obrador lo que le da nombre al negocio que hoy está al lado de la Plaza de la Gavidia y también en la Plaza de San Lorenzo con una tienda con productos para llevar.

Dulces y panes de lo más otoñales

La multitud de variedades de pan, las masas de pizza y los bollitos de leche y chocolate son los productos estrella del lugar, aquellos que salen de par en par todos los días. Es otoño y el mostrador de este obrador tiene sabor a esta época del año: polvorones, mantecados y panetones a raudales. “Lo hacemos todo aquí”, insiste la copropietaria, motivo por el cual el paquete y las etiquetas son las de su marca.

Panetones del obrador La Peña.

Panetones del obrador La Peña. / Rocío Soler Coll

“El panetone clásico lleva cedro, pasas y naranja confitada, pero más entrado el invierno también hacemos la versión "bombón", con trozos de chocolate”, cuenta.

Y aunque todavía sea pronto para pensar en el roscón de reyes, el de este obrador triunfa entre los vecinos de la ciudad. Lo preparan bajo encargo y la lista de reservas se abre a mitades de diciembre. Una singularidad de su roscón, además de la calidad, es la aportación solidaria que simboliza.

Este comercio se compromete todos los años con el Ateneo de Sevilla a regalarle a más de un centenar de familias en situación de vulnerabilidad un roscón de reyes.

Surtido de polvorones del obrador La Peña.

Surtido de polvorones del obrador La Peña. / Rocío Soler Coll

Como consecuencia, el Ateneo le cede al obrador todos los años el cartel de la cabalgata, por lo que todos los paquetes están ilustrados con la imagen de cada año. "A la gente le encanta recibir su roscón con un paquete tan bonito y original", resalta la copropietaria.

Panes para todos los gustos y necesidades

El pan, junto con la bollería, es la base del negocio de este obrador. Para llevar a cabo las cantidades de pan diaria, La Peña se abastece con tres máquinas para fermentar en frío, dos hornos -uno de aire para la bollería y otro de suela para el pan- y una amasadora que no deja de funcionar durante toda la jornada laboral.

Una vez hecho el pan, reposa en unas rejillas durante varias horas antes de colocarlo en el mostrador. Miguez destaca que el pan "recién salido del horno no le sienta bien ni al estómago ni al intestino". Asimismo, destaca que en frío "es como se le coge el sabor al pan".

Un panadero pesando las masas de pan de cada pieza en el obrador La Peña.

Un panadero pesando las masas de pan de cada pieza en el obrador La Peña. / Rocío Soler Coll

En cuanto a la oferta, La Peña tiene una infinidad de tipos de pan. Tanto es así, que ha hecho una carta donde vende cada variedad de pan por día. “El lunes toca el mollete de chía y las bases de pizza, pero los jueves pan de centeno, de sarraceno y el pan de brioche para hamburguesas”, señala Míguez.

Aquí los molletes pueden ser de tomate, de chía, de multicereales o integral, sin embargo, no tienen pan 100% sin gluten. El motivo, según Míguez es por las trazas, aunque sus propuestas con chía o sarraceno son buenas alternativas para los clientes que buscan este tipo de productos, tal como le han hecho saber.

Las repisas del obrador La Peña llenas de cestas con pan.

Las repisas del obrador La Peña llenas de cestas con pan. / Rocío Soler Coll

La Peña no es una panadería al uso, es un obrador al que los niños se asoman para ver cómo se trabaja al otro lado de la cristalera con la manos en la masa. Aquí el pan se hace con tiempo: sin prisa pero sin pausa.

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