Licores con historia y sabor únicos

Contenido ofrecido por Diputación de Sevilla

En plena comarca de Écija y a medio camino entre Sevilla y Córdoba se alza la portentosa Fuentes de Andalucía, una localidad con un catálogo patrimonial sobresaliente y famosa a nivel estatal por su anís. El Castillo de la Monclova, la Iglesia de Santa María la Blanca, la Plaza de España y la calle San Sebastián, escenario de las casas solariegas y de ADN noble más valiosas de la zona, son los principales recursos turísticos de una villa que fue manantial inagotable de aguardiente durante décadas.

Uno de sus principales emblemas empresariales desde la Posguerra ha sido Destilerías Anís Rigo, una sociedad fundada en 1947 y que en 2022 cumplió 75 años de trayectoria. Su propietario actual, Ricardo Gómez, es el nieto del fundador y pertenece a la tercera generación de una familia vinculada al mundo del anís y los licores desde tiempos pretéritos. Una carta sin fecha que fue descubierta por Gómez, que dirige el negocio junto a su hermano Camilo, reveló que en los años 40 su abuelo, Ricardo Gómez, compró gracias a la mediación de un obrero de Montellano un alambique que supuso el origen de la compañía.

La ginebra para fines medicinales

Los andaluces en los años 40 consumían preferentemente vino y anís en las cientos de tabernas que se alzaban de Norte a Sur y de Este a Oeste por la región -término usado en aquel tiempo de dictadura para referirse a Andalucía-. Rigo nació como destilería de anisados, brandy y licores. Una de las curiosidades de la empresa es el nacimiento de la fabricación de ginebra, uno de sus productos estrella hoy en día, para fines medicinales.

La consumían hasta los niños para mitigar dolores de barriga

“Mi abuelo fundó la empresa en 1947 y la primera ginebra que produjo fue en 1952. Pero entonces era para fines medicinales”, revela 77 años después. Según los anuncios publicados en El Correo de Andalucía en aquel tiempo, la ginebra se consumía como brebaje para solucionar problemas intestinales. “La consumían hasta los niños para mitigar dolores de barriga”, confiesa Gómez con una sonrisa. “Si tiene problemas después de las copiosas cenas de Pascuas, tome ginebra para olvidarse de los dolores”, rezaba un anuncio de una de las marcas de anisados andaluces más famosas de los años 50.

La modernización de la empresa se produjo en la década de los 60, cuando el abuelo de Gómez se afanó en producir de forma artesana licores, especialmente para la agotadora campaña de Navidad. “Tal y como sucede hoy en día, en aquel tiempo también era una fecha de muchísimo trabajo”, añade.

Ginebra aromática como homenaje al fundador

Para competir fuera tienes que ir a cantidad y nosotros no podemos entrar en esa guerra

Anís Rigo es una de las compañías que aún apuesta por el modelo artesanal de producción, una forma de respetar el primitivo proyecto del abuelo del hoy dueño. En 2012, casualmente y en una señal de homenaje al fundador, la cadena de producción incluyó la elaboración de una ginebra de tipo aromático. “Recurrimos a la fórmula antigua y empezamos a hacer experimentos hasta ser capaces de hacer una ginebra aromática de primera calidad”, presume con una sonrisa antes de bromear sobre el éxito del proyecto. “No hemos tenido la fortuna de otros, pero a unos les toca el gordo y a otros la pedrea”, dice con cierta sorna mientras ríe.

Un proyecto con continuas innovaciones

La campaña de Navidad es uno de los momentos de mayor relevancia en Rigo, que en 2024 ha lanzado cremas de hasta cuatro sabores distintos. “Esta empresa tiene ante sí siempre el reto de la calidad”, ensalza. “Nosotros probamos y probamos hasta lograr un sabor de calidad. Si a mí no me gusta no sale nada de mi casa para un cliente”, dice a modo de eslogan. Uno de los proyectos futuros es aterrizar en el mercado extranjero, un reto para una sociedad en la que la calidad es requisito innegociable. “Para competir fuera tienes que ir a cantidad y nosotros no podemos entrar en esa guerra”, confiesa.

Un origen curioso

Según los testimonios familiares y los documentos por los que ha buceado Gómez desde que se convirtió en el propietario de la empresa, el fundador de la firma se atrevió a aterrizar en el entonces saturado mercado de las destilerías -había 60 en la provincia de Sevilla en los años 40- gracias a la mediación de un obrero de Montellano.

Luis Prado, que dedicó su vida laboral al negocio de la destilería y que residía en Montellano, era amigo personal de Ricardo Gómez en los 40 y le trasladó la posibilidad de comprar el material de una destilería de la localidad de la Campiña de Morón propiedad de Manuel Santos y que había sido clausurada.

La firma de Montellano, que fue fundada en 1850, disponía de un alambique llamado cabeza de moro -por la similitud con el turbante que usaban las personas de cultura islámica- y que databa del año 1907. “Tenía una capacidad de 600 litros y disponía de un serpentín sumergido en una alberca de 14.000 litros de agua que se abastecía de la red pública”, explica Gómez. El primer pedido que completó Rigo fue la venta de 320 litros de anís seco, una cantidad notable para un pueblo en el que, sin duda, era la bebida preferida. Según algunos documentos de la época, el Bar Los Catalinos, el de mayor demanda de la zona en aquellos años, despachaba diariamente una arroba de aguardiente -unos 16 litros- que provenían del alambique de Ricardo Gómez.

El negocio referencia del anís en la comarca

“Aquel alambique y el cupo de alcohol y azúcar necesarios para arrancar le costaron a mi abuelo unas 22.000 pesetas, un auténtico capital para la época”, rememora. Anís Rigo fue desde su apertura el negocio de referencia del sector de los anisados y los licores en el municipio y en la comarca. Y el auténtico manantial de las fiestas de Fuentes de Andalucía, el pueblo que siempre presumió del anís de Ricardo, un negocio con 77 años de historia.