A la playa en Navidad

El acuario inaugura tres tanques que simulan los entornos del litoral andaluz

18 dic 2015 / 18:35 h - Actualizado: 18 dic 2015 / 20:22 h.
"Biología","Divulgación","Ocio"
  • Dos visitantes contemplan uno de los nuevos estanques que ha inaugurado el Acuario de Sevilla. / Pepo Herrera
    Dos visitantes contemplan uno de los nuevos estanques que ha inaugurado el Acuario de Sevilla. / Pepo Herrera
  • Dos morenas. / Pepo Herrera
    Dos morenas. / Pepo Herrera

La costa andaluza está un poco más cerca de los sevillanos. Porque el Acuario de Sevilla ha inaugurado tres nuevos tanques que reproducen la entrada al mar desde el litoral andaluz.

Lo resume Xoan Domínguez, conservador adjunto del acuario: «Intentamos hacer un recorrido por la costa andaluza, que tiene una belleza espectacular». En los nuevos acuarios se ve «tanto el tipo de fondo como los distintos tipos de animales» de litoral más cercano, explica Domínguez, que añade que eso mismo podríamos «verlo con unas gafas y un tubo en la playa, no tendríamos ni que bucear».

El primer tanque, que muestra un ecosistema arenoso, simula el que puede encontrarse en las provincias de Cádiz y Huelva. Xoan Domínguez destaca al pez araña, difícil de ver tanto aquí como en el medio natural. «Nos hace mucho daño cuando lo pisamos en la playa por su toxina, y lo tenemos aquí representado. Qué ocurre, que igual que en la playa, no lo vemos». Un paso más cerca del cristal y hay suerte: «Ahora podemos ver los ojos del pez araña. Es algo muy llamativo crear esa especie de incertidumbre en el visitante, como cuando nosotros vamos arrastrando los pies en la playa para que no nos pinchen».

En el segundo estanque se reproduce un entorno rocoso, «más malagueño», en palabras de Domínguez, que aquí destaca el cabracho, «que tiene una coloración espectacular, tiene toxinas en las espinas, pero esos rojos brillantes son dignos de disfrutar».

El tercer tanque, similar al ecosistema de la playa de La Herradura, en Granada, destaca por la presencia de morenas. Si bien es cierto que no hacen un gran esfuerzo por conquistar al espectador. «Son bastante estáticas, están ahí apoyadas en la roca, incluso se meten en las cuevas, como los congrios, les gusta tener el cuerpo rodeado de algo».

En el acuario, encima, les facilitan la alimentación. «Pueden comer calamar, merluza, chipirón, caballa, arenque. Intentamos darle un menú variado y lo más similar posible a lo que se encuentra en el medio natural. Aunque allí tienen más dificultades a la hora de encontrar la comida», concede.

El Acuario ha cumplido hace poco su primer año de vida, en el que ha recibido más de 300.000 visitantes. Una cifra notable que, sin embargo, no deja a sus responsables de brazos cruzados, disfrutando del éxito. «Debemos tener la conciencia de ofrecer a los visitantes algo nuevo cada año. Si no, ni el visitante tiene la intención de repetir ni nosotros intentamos mejorar, investigar o divulgar. Tenemos que tener posibilidades nuevas cada año para completar nuestra oferta», resume Domíngez, y señala, sonriente, los nuevos acuarios.