A por la reconquista de San Fernando

La celebración del acto en un día laborable dejó el patio de butacas del Lope de Vega a media entrada

30 may 2016 / 21:37 h - Actualizado: 30 may 2016 / 22:31 h.
"Ayuntamiento de Sevilla","Juan Espadas","Emilio Lledó"
  • El teatro Lope de Vega acogió la entrega de las Medallas de la Ciudad en un día 30 de mayo, festividad de San Fernando, que fue laborable. / Fotos: Pepo Herrera
    El teatro Lope de Vega acogió la entrega de las Medallas de la Ciudad en un día 30 de mayo, festividad de San Fernando, que fue laborable. / Fotos: Pepo Herrera
  • El alcalde de Sevilla junto a los portavoces de los cinco grupos municipales.
    El alcalde de Sevilla junto a los portavoces de los cinco grupos municipales.

Tuvo que ser un malagueño de Coín, pero de alma y residencia sevillana, el que dijera una verdad dogmática sobre el ser de la ciudad en un templo de la cultura como el teatro Lope de Vega. «Sevilla es lo que es, más allá de los tópicos». Y con eso, el abogado Francisco Baena Bocanegra lo dijo prácticamente todo. Perfecta su definición de una ciudad única en celebrar el día de su patrón y de entregar más de una veintena de reconocimientos a sus hijos ilustres en una jornada laborable, cuyo festivo ya se gastó entre farolillos y albero allá por el mes de abril.

Si a eso se le suma que el acto se convocó en torno al mediodía –empezó con casi 20 minutos de retraso– no resultará nada extraño que la imagen del patio de butacas fuera la de media entrada, con demasiados asientos libres en la zona reservada para el protocolo. También hubo ausencias entre los concejales. Rehusó la convocatoria la activista Cristina Honorato y los populares Curro Pérez, Pía Halcón y José Luis García. Entre los que estuvieron hubo de todo: conversaciones de pasillo, halagos y hasta cierto mal endémico, que no entendió de colores ni de ideologías, de algunos que estuvieron más pendientes de su teléfono móvil que de lo ocurría sobre el escenario.

Con este panorama, queda claro que a San Fernando le resultó más fácil dominar Sevilla de lo que le será reconquistar su día. En eso le ganó Espadas, que vivía su enésimo estreno como alcalde, y que volvió a hacerse dueño de la situación con uno de esos discursos moderados de cabecera. Repitió como letanías un rosario de expresiones que son a su vocabulario lo que es el pan a cada día. Diálogo, consenso y progreso convivían con su vis poética al más puro estilo Maestranza. «Lo de menos es el oro de una medalla. Lo realmente importante es que alberga los grandes corazones de los sevillanos».

De medallas iba la mañana. Todas idénticas aunque con estilos muy diferentes en cada homenajeado. Hubo besos al cielo como los de María del Monte o Francisco Baena, abrazos a Sevilla como el de Julia Uceda o saludos, al más puro estilo de un combate karateka, entre Pascual Vidal y el alcalde. Quien la traía puesta de casa, como el diseñador Tony Benítez, o quien la cambió por un lazo verde en la solapa de apoyo a la Orquesta Sinfónica. También hubo reacciones entre los munícipes, con el concejal Julián Moreno reencarnado en su jefe Pablo Iglesias –al que copió en su vestimenta exenta de chaqueta y corbata– y aplaudiendo de forma desmedida el discurso cultureta de Emilio Lledó.

A la protocolaria ceremonia le sobró tiempo y le faltó cierta innovación visual que acabara con lo tedioso de un modelo que se repite hasta la saciedad: currículum del homenajeado, entrega por parte del alcalde, aplauso de reconocimiento y vuelta a empezar. Y así hasta 20 veces. Normal que ante este panorama alguno de los presentes aprovechara para descansar la vista unos minutos.

Los himnos y una foto de familia exprés pusieron el cierre a una jornada casi festiva que en la calle pasó desapercibida. El 30 de mayo necesita, definitivamente, una buena reconquista.