-
-
La capilla doméstica luce su esplendor barroco en lo que constituye uno de los nuevos alicientes para visitar el emblemático templo de la calle San Luis. / Reportaje gráfico: Manuel Gómez
Si abundan los actos oficiales en los que predomina la parafernalia por encima de la verdadera sustancia, el de la noche de este martes fue justo lo contrario. Porque el hecho de que hubiera que esperar a las autoridades para ver cómo se iluminaba la iglesia de San Luis de los Franceses no oculta la excelente noticia que supone el final de la restauración del, muy probablemente, mejor ejemplo del barroco andaluz.
Incluso el presidente de la Diputación, propietaria del inmueble y pagana en buena parte de las obras, pareció dejarse llevar por el impresionante espacio. «Es el pueblo el que dice aquello de que ‘bien está lo que bien acaba’. Y hoy, aquí, rematamos uno de esos trabajos que, cuando se terminan, hacen que mires a tu alrededor y dejes escapar un profundo suspiro de satisfacción», opinó Fernando Rodríguez Villalobos, que estuvo acompañado por el alcalde de Sevilla, Juan Espadas; la consejera de Cultura, Rosa Aguilar; el presidente de Endesa, Borja Prado, y una verdadera marabunta de autoridades. No era para menos: el templo estaba cerrado desde el lejano año 2010.
El coste de las obras de restauración del conjunto ha sido de 3,6 millones de euros, que la Diputación obtuvo fruto de la colaboración con el Ministerio de Fomento. Además, la entidad provincial ha invertido otros 145.000 euros en la iluminación funcional. Quedan todavía otros 840.000 euros que, procedentes de los planes Supera 2 y 3, se dedicaron a otras obras funcionales y, por último, otros 145.000 euros procedentes del presupuesto de la Diputación empleados en la actuaciones finales que han permitido la apertura. La iluminación artística que se acaba de dar a conocer en la inauguración ha supuesto un coste de 200.000 euros para la Fundación Endesa.
No era día, en todo caso, de hablar de números. Para ayudar a la comprensión de todo, lo que realmente pedía el cuerpo de los afortunados que acudieron al acto, estaba Fernando Medina, guía artístico del conjunto, que repasó un monumento que luce su mejor cara después de los trabajos de rehabilitación que ha dirigido Fernando Mendoza, arquitecto y premio Nacional de Restauración por su actuación en la iglesia del Salvador.
Numerosas generaciones de sevillanos han entrado y salido de San Luis con normalidad. Incluso ellos tienen motivos para volver, porque no habrán disfrutado del conjunto monumental como pueden hacerlo ahora. Además de la impresionante iglesia levantada sobre la planta de cruz griega sobre la que los jesuitas edificaban sus templos, los visitantes pueden acceder desde ahora también a la cripta y a la capilla doméstica, sobre la que se ha acometido una restauración integral.
Hay un único pero, que es cuestión de tiempo. Hasta final de año, San Luis podrá visitarse sólo en pases concertados para grupos. Será a partir de 2017 cuando los sevillanos podrán entrar y salir más o menos a su antojo –la Diputación valora la opción de cobrar una entrada simbólica– de un monumento que acaba de recuperar su lugar preeminente en el patrimonio de la ciudad.