Minutos antes de disputarse la vuelta del partido Betis-Zenit de San Petersburgo una manifestación pacífica de ucranianos residentes en Sevilla gritó enérgico su ‘no a la guerra’
La calle Ifni los días que el Betis juega en casa se pinta de verdiblanco con banderas, bufandas y gorros de los aficionados. El Gol Sur que tantas alegrías da al Real Betis y disgustos al Benito Villamarín por las bengalas, palos, multas, peleas y ciertos desvaríos tiene allí sus accesos. Ayer, la alegría bética de ser el único equipo que juega en tres competiciones se puso seria ante un nutrido grupo de ucranianos, con mayoría femenina, que gritaban ‘no a la guerra’.
Blandían fotos de Vladimir Putin con las manos ensangrentadas, banderas azul-amarillo de la República de Ucrania, pancartas en castellano, inglés y cirílico rechazando la guerra y reivindicando la paz. Rápidamente congregaron a periodistas, aficionados béticos y policías que creyeron que algún disturbio potencial causaría la manifestación. Todo fue muy lejos de la realidad.
Una portavoz del grupo de ucranianos habló con varios medios y ante bastantes cámaras y móviles. Su mensaje era doble y claro: ‘no a la guerra’ y ‘paz en Ucrania’. Un responsable de la UIP-Policía Nacional llamó, discretamente, a sus superiores por su procedía disolver a los manifestantes. Pero los aplausos prolongados de los béticos y transeúntes allí congregados evidenciaron que la paz que reclamaba la portavoz de sus compatriotas era la misma que reinaba en este rincón heliopolitano. Cientos béticos lo corroboraron con su apoyo a los ucranianos.
En ruso, inglés y español los gritos y consignas para laminar la barbarie de la guerra resonaron antes del partido que enfrentaba al Real Betis con el equipo de la antigua Leningrado, donde nació hace 69 años Vladimir Putin.
El marcador del partido hizo que ganara el mejor. Ucrania y la tragedia que vive, al ver invadida unilateralmente su soberanía y correr la sangre por sus calles se coló en las gradas. Desde la calle Ifni, desde el Gol Sur el mejor resultado es que haya paz y regresen los soldados rusos a su patria que repite tácticas del imperialismo de Zares y soviéticos con Putin. España, al cabo, pagará las consecuencias de un atropello que parece ha venido para quedarse. Hasta en Sevilla resuena.