«Bueno, íntegro y sabio»

18 jul 2015 / 22:05 h - Actualizado: 18 jul 2015 / 22:14 h.
"El crimen del vicario"
  • Dos asistentes al funeral de Carlos Martínez se abrazan. / José Luis Montero
    Dos asistentes al funeral de Carlos Martínez se abrazan. / José Luis Montero

Sábado de julio. Once de la mañana. Por la misma calle donde el pasado jueves perdía la vida el sacerdote Carlos Martínez, camina apresurado un grupo de mujeres que se dirigen al convento de San Leandro. Allí ya se congregan familiares, amigos, feligreses, miembros de las hermandades de la ciudad, sacerdotes, y algún que otro curioso, para asistir a la misa funeral por el vicario de San Isidoro. Poco a poco el templo se va abarrotando de fieles, aunque son muchos los que esperan para recibir el féretro a las puertas de la iglesia. Varios miembros de las hermandades de su feligresía fueron los encargados de portar los restos de un sacerdote que era «bueno, íntegro y sabio», tal y como lo describió el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, durante la homilía.

La misa funeral fue concelebrada por más de medio centenar de sacerdotes que quisieron despedir a su compañero. El silencio y el recogimiento en el templo era absoluto y solo se escuchaba el vaivén incesante de los abanicos por las altas temperaturas que se alcanzaron dentro de la iglesia y los cantos de las religiosas agustinas que acompañaron la celebración que estuvo cargada de simbología y en la que cubrieron el féretro con una casulla y el Evangelio abierto sobre él.

En las primeras filas la familia seguía la misa con lágrimas calladas y continuos gestos de cariño hacia la sobrina del cura fallecido, quien no fue capaz de levantar la cara de las manos en prácticamente todo el funeral. Desde allí escucharon las palabras del arzobispo que destacó la «entrega pastoral de este sacerdote en activo a pesar de su edad». «Es mucho más dolorosa una muerte inesperada y violenta», dijo Asenjo, quien se sumó al dolor de la familia en estos «duros momentos». Fue también él el primero en dar el pésame a los familiares. Luego fue el turno de los hermanos mayores, sacerdotes, feligreses y del exalcalde, Juan Ignacio Zoido, que también estuvo presente.

Al término de la misa, fueron los sacerdotes quienes portaron el ataúd con los restos mortales de Carlos Martínez que, afirman los feligreses, podrían descansar en la cripta del monasterio.