Cantes y emociones: el pregón de César Cadaval

El menor de Los Morancos pregonó la Cabalgata de Reyes versificando sus recuerdos como rey Baltasar en 1995

29 dic 2015 / 22:58 h - Actualizado: 29 dic 2015 / 23:21 h.
"Cabalgata de los Reyes Magos","Navidad en Sevilla","Los Morancos"
  • César Cadaval cuajó un pregón de 45 minutos en el que combinó versos y recuerdos con varias actuaciones en escena. / Pepo Herrera
    César Cadaval cuajó un pregón de 45 minutos en el que combinó versos y recuerdos con varias actuaciones en escena. / Pepo Herrera
  • El coro infantil del Rocío de Triana intervino en el pregón. / Pepo Herrera
    El coro infantil del Rocío de Triana intervino en el pregón. / Pepo Herrera

No le faltó de nada. Ni la música del coro infantil del Rocío de Triana, ni la sentida canción de su amigo José Manuel Soto o los cantes del grupo Albahaca, ni momentos para la sonrisa y la carcajada, ni el recuerdo emocionado a su madre, la «señora María», ni el guiño a su barrio, Triana, ni pasajes para tocar con la palabra el corazón. El humorista y compositor César Cadaval, la media naranja del dúo los Morancos, se metió anoche en el bolsillo a los espectadores que abarrotaban la Sala Joaquín Turina (incluidos a los «amigos de la puñalá») con un pregón de la Cabalgata de Reyes Magos que, como aventuró desde la tribuna el presidente del Ateneo de Sevilla, Alberto Máximo Pérez Calero, «marcará un antes y un después en la historia» de estos anuncios literarios.

Con un texto corto, construido enteramente en verso, aunque con tiempo también para la improvisación, el menor de los Morancos consiguió arrancar encendidos aplausos con un pregón cuya trama enhebró en base a los recuerdos de un día que guardará para siempre en su corazón, aquel 5 de enero de 1995 en que encarnó al rey Baltasar en la Cabalgata de Reyes de Sevilla y vivió desde el cielo de su carroza la grandeza de tener a la ciudad que ama a sus pies.

Después de encajar que su hermano Jorge le lanzara durante su presentación –y casi entre sollozos– que «tú eres lo mejor que me han dejado nunca los Reyes Magos en casa», el pregonero inició su disertación hablando del Año de la Misericordia para, a continuación, dar paso a la actuación del coro infantil del Rocío de Triana, que cantó por villancicos.

Y aunque del moranco de ojos azules se espera siempre más que un llanto una sonrisa, César se quitó el disfraz de parodiante y supo emocionar a los presentes con sus recuerdos de la noche mágica en que encarnó a Baltasar, primero «tirando los caramelos con más fuerza que un legía» y luego contemplando «a la misma altura» desde el cielo de su trono a la «Señorita de San Gil». «Si hay algo de mis recuerdos/ que mereciera la pena/ es que yo fuera de Rey/ y viera a la Macarena».

En un año especial para toda la familia Cadaval, César escribió su carta de Reyes a Baltasar para confesarle que jamás podrá olvidar la «mirada tan azul y tan clara» de su madre. Improvisó contando graciosas anécdotas del parón que sufrió aquel año 1995 la Cabalgata en la calle Feria y compartió sus enternecedoras vivencias con una niña ingresada en el hospital Virgen Macarena a la que visitaron sus Majestades aquella noche tras bajarse de sus carrozas.