-
Tres canes observan desde el interior de sus cheniles. / M.R.
El abandono animal es una problemática que tanto las instituciones públicas como las asociaciones particulares llevan tratando desde hace años. Los primeros meses del año suelen protagonizar cifras más elevadas de abandono de mascotas. «Notamos que la gente demanda cachorritos en época navideña para regalo», argumentan desde ARGOS, y añaden que “los perritos de ahora son los abandonados de verano”.
La Asociación Doggy explica que, ante esta situación, las asociaciones de la provincia se han puesto de acuerdo para no entregar animales en adopción que sean para regalo, limitando especialmente la acogida de cachorros durante las festividades.
Ambas coinciden en la importancia de fomentar la conciencia de la responsabilidad del cuidado de mascotas, puesto que el caso de los perros plantea una serie de necesidades especiales que los adoptantes tienen que tener en cuenta. Son ellos precisamente los que sufren un mayor porcentaje de abandono, siempre por delante de los gatos, que también lideran el ranking.
Según parece, las múltiples iniciativas y campañas que han promovido durante los últimos años parecen ir calando en la sociedad, de forma que empieza a tenerse más en cuenta la importancia de adoptar un animal en lugar de comprarlo.
A pesar de esos buenos datos, y de la participación particular de familias que se ofrecen para acoger temporalmente, existen otros factores a tener en cuenta para atajar el problema.
La medida que proponen de forma conjunta las asociaciones consiste en poner en valor la necesidad de extender la cultura de la esterilización animal, que en sus propias palabras ayuda a «prevenir enfermedades, evitar malos comportamientos y camadas no deseadas».
En esa línea demandan la implicación de los ayuntamientos, para que reviertan la situación invirtiendo en medidas que acaben con el problema real en lugar de perpetuarlo: «se necesitan campañas de esterilización gratuita para atajar el problema. Sale más barato esterilizar animales que encerrarlos, alimentarlos durante un tiempo y sacrificarlos. Una de las formas soluciona el problema, y la otra no»